Siete
y media de la tarde de un domingo en plenas fiestas de un pueblo del
norte de España. Para no dar nombres, y me quieran mandar del
pueblo, solo diré que es en Vizcaya.
Las
fiestas empezaron este viernes pasado, sobre la hora del "txikiteo" de la
tarde, siete y media. Desde entonces, este vecino del mundo solo ha oído tres
cohetes. Me imagino que a los municipales les darían esos tres
cohetes y les dirían que debían de alargarlos en el tiempo. Más o menos como
comentaba Gila con su particular guerra. Ellos con las balas atadas con goma
para recogerlas una vez disparadas, y éstos con la goma en el palo
del cohete para reutilizarlos el año que viene.
Por
la juventud no hay problema. Les dices que son las fiestas, y ellos
automáticamente se compran una botella de cola, o de naranja, o
limón, y otra de alcohol, y se pierden por los parques del pueblo.
Se puede dar incluso el curioso caso de que se confundan de zona de
las fiestas. Me explico. Los propietarios de las litronas, no gustan,
como dicen ellos, de “meterse en el mogollón” de la fiesta. En cuanto comienzan a oír, en la lejanía, música, se quedan en el
primer parque que encuentran, por lo que se podría dar el caso de
que algún vecino del pueblo, un poco sordo, tenga en su casa algún
aparato de música encendido, y un poco más alto de lo
normal, y ellos, los de las botellas en bolsas de plástico, piensen
que es la música de las fiestas, y se pasen horas muertas hablando
entre ellos al lado de la citada casa.
Por
lo demás, el señor alcalde y sus concejales no se han complicado
mucho la vida. Antes, había festejos en dos plazas del pueblo. Ahora
solo hay en una. ¡Así de tajantes! Y tampoco han pensado en mezclar
contenidos para atender la petición de todo el mundo.
Con
relación al grupo que tocaba, también les ha llegado los recortes,
y el sonido de la batería estaba enlatada, y de los dos músicos y
la cantante que quedaban, ninguno volvía a cumplir los cincuenta
años. Eso sí, tocaban todo tipo de música. Bien pensado, la música
será de los pocos negocios que teniendo en cuenta la edad de los que
tocaban, no les plantan un ERE, y les dejan mudos.
Los
más activos son los jubilados. ¡Por cierto! Cuanto daño hizo en su
momento, y todavía se están pagando las consecuencias, Coyote Dax,
y su “No rompas más mi pobre corazón” con su coreografía
correspondiente. Los ahora llamados “yayoflautas” lo utilizan
para todo. Bailan con una parsimonia que si les quitas la música, y
pones sonido de una manifestación, da el pego, y parece también que
se están manifestando, porque en cualquier momento a alguno le va a
dar algún calambre, y pensaremos que han sido las fuerzas de orden
público, dejando su tarjeta de visita. Por un momento, solo por un momento, me ha parecido que estaba en Torrevieja, y los jubilados en la playa haciendo los ejercicios matutinos.
El
momento culminante, antes del descanso correspondiente, en el que
este vecino ha pensado que más valía irse para casa aprovechando el instante álgido, ha sido el Gagnat Style, en una especie de versión "batua" más que coreana. Se habrán perdido durante
la orgía desatada del baile, dos o tres dentaduras postizas, y una
luxación de cadera, pero como todos los jubilados eran autóctonos,
se supone que la seguridad social, todavía al menos, les cubre.
Los bailarines de la tercera edad habrán hecho ejercicio, pero este vecino del mundo más, porque me he reído, como se decía antiguamente, "a mandíbula batiente", y eso cansa mucho.
Por
cierto, los del botellón todavía seguirán emboscados detrás de
algún matojo. La duda que me queda es si estarán allí desde el
viernes, o cada noche, al amanecer, aparecerán por casa. Habrá que
preguntar.
*FOTO: DE LA RED