Tras las últimas
declaraciones del Señor Rajoy fechando las próximas elecciones en el 20 de
Diciembre, uno está deseando ver ya los
anuncios navideños, por si el calvo de Navidad, se decanta por algún partido
político, y los cinco inefables cantantes de hace dos años (Raphael, la Caballé
y compañía) nos dedican otro anuncio,
pero éste nos producen miedo, como ocurría en el anterior, sobre la lotería del destino, que al final
como en cualquier casino parece que siempre gana la banca.
También pudiera ser que este
año las “famosas” muñecas en lugar de dirigirse al portal, se dirigen a la urna
electoral, con propaganda de los diversos logotipos de los partidos a descubrir
entre la paja del pesebre, por aquello de distinguir el grano de la paga, o del
político con alma y honor del político “pianista” con el dinero ajeno. Y que
luego, entre unos y otros, se encargan de disculpar diciendo aquello de que en el
ADN humano está el robar.
El gallinero nacional de estos días
se ha alterado un poco más todavía con las últimas, o penúltimas, porque a estas horas
quizás también ha sacado su lengua a pasear otra vez, declaraciones de la
Señora Carmena, alcaldesa de Madrid, que
está claro que siempre pone su máximo interés en todos los embolados que le
surgen o que otros se encargan de que “aparezcan”.
Este vecino del mundo le
sugeriría que antes de tomar una decisión y la consiguiente declaración pública
se lo pensara varios días, y así luego no tendría que dar marcha atrás a
proyectos cuando menos discutibles, o verse obligada a decir que donde dijo digo,
digo Diego.
Ese proyecto de “grupos de jóvenes universitarios encargados de la limpieza de futuros botellones de estudiantes", y
aquel otro de madres limpiadoras en los colegios donde estudian sus hijos,
claramente van en contra de la creación de empleo, y quizás aquellas
privatizaciones de la anterior edil no fueran acertadas, que para este vecino del mundo no lo fueron, y se debería de
crear más puestos de trabajo en los lugares en que fuera necesario pero
realizado, siempre, por profesionales.
Otra cosa, sin embargo, es el llevar las ayudas al máximo y que llegue un momento en que los impuestos que se dirigían tanto a sanidad como a los demás servicios, el gobierno que esté en ese momento en el poder, lo dedique a asuntos cuando menos de dudosa ayuda al común de los ciudadanos, y haya que invertir dinero de nuestro bolsillo dos veces. O lo que el vulgo define, pero en palabras más cuidadas, como “además de que mantengamos relaciones sexuales a cambio de dinero tengamos que poner también nuestro propio lecho”. Ya me entendéis…
*FOTO: DE LA RED