Se debería de pensar que quien duerme descansa, pero ésto
al menos hoy no le ha ocurrido a este vecino del mundo, quien se fue ayer a
la cama un poco bastante “fed up” que dirían los hijos, y padres, del “brexit”,
y que nosotros en series con doblaje sudamericano de años sesenta, hubiéramos traducido
con un otoñal, por no decir caduco, “hastiado”. Porque abrieras la puerta,
ventana, o medio de comunicación que abrieras ayer todo se vestía de “procés”.
En realidad este vecino no sabe si realmente el mundo se
paró tras la sentencia, pero lo que sí sabe es que más de uno lo intentó parar
en las calles y en los medios.
La experiencia, y especialmente los años, nos dicen que
después de un día, por muy negro o multicolor que sea, vendrán otros que harán
olvidar la importancia de aquel. Pero hoy, como ya ha dicho al comienzo este
bloguero, ha dormido pero no descansado y continúa tan “fed up” como ayer o
incluso más.
Y es que sus sueños, o mejor dicho sus pesadillas han
estado protagonizadas por el matrimonio formado por Antonio García Ferreras and
wife, o Ana Pastor and husband, que tanto monta, monta tanto. Se han pasado
toda la noche, en su pesadilla naturalmente, dándole noticias, el Ferreras
desde el estudio, y la Pastor desde cualquier lugar de Cataluña que se requiriera,
y lo que más le ha dado que pensar a posteriori, y quizás el motivo de que desgraciadamente recuerde
todo, es que después de cada ráfaga informativa, cada uno de ellos sellaba con
un grande y ruidoso tampón que tenía al efecto, el papel recién leído, mientras sonaba de fondo el inequívoco timbre que siempre ha sonado, al ingresar dinero en caja.
Este vecino sabe de que al final le tacharan de
intentar matar al mensajero, eso incluso en el mejor de los casos, porque le
pueden acusar de querer coartar el célebre derecho a la información, una de las
bases de la democracia y que cada uno ahora intenta pintarla de todo tipo de
colores y especialmente convertirla en la base que sustente, al final, el
producto que nos quieran vender.
Este vecino tiene la sensación de que acaba de salir de
una lavadora, en la que ha sido centrifugado junto con siete kilos de noticias,
lo que cabía en cada lavado, fueran del tenor que fueran.
Lo peor no es eso, sino que la colada del procés se
antoja cuando menos larga, y cada vez hay más lavadores, no se sabe si
limpiando, pero seguro que agitando, lo que luego alguno debería de planchar. Y
que como mínimo, lo dice la experiencia, si no andamos finos, al final nos
quemaremos nosotros.
Este vecino ya lo está, quemado. Y si algo tiene seguro hoy, es
que no va a abrir la puerta de su casa a nadie, porque mucho se teme que si
suena el timbre, es más que posible que le recuerde al de la caja, que en su
pesadilla, no paraba de convertir noticias en dinero. Y ya nos vale a todos.
Como decía aquel célebre personaje de “Aquí no hay quien viva”: Un poquito de
por favor…
*FOTO: DE LA RED