Estaba ayer por la tarde martirizando al televisor con la
tecla para cambiar los canales cuando no sabía que zapear me iba a salir tan
caro, y es que todavía me estoy levantando del shock producido por la vista de
un grupo de mujeres, en Bilbao, que en un primer momento y dado el cariz que
tenía la ceremonia y el vestuario, pensé que era un múltiple matrimonio de
lesbianas. Pero no, era un craso error.
No hay día en que la vida no deje de sorprenderme. Y ayer aprendí que hay gente que se lleva también con su propia persona, que
hasta llegan a la conclusión de que se quieren casar, quizás como manera de reafirmarse, y lo
mejor, o lo peor, es que lo hacen. No sé si harán pedida, e incluso si
se pueden quejar porque no les guste el anillo.
Este vecino del mundo, en algún raro momento de ínfulas
hinchadas quizás ha pensado en un intento de auto-besarse en el trasero, pero
ni siquiera ha pasado a mayores. Por lo que en el comentario hay, y lo
reafirmo, un cierto punto de admiración. Aunque reconozco también, que el mero
acto de casarse con ellas mismas, es, en cierta manera, ofrecer su yugular en
bandeja a sus detractores, que normalmente se suelen atrincherar disfrazados de
amistades.
La verdad es que el perfil, al menos de las mujeres que
estaban en la foto de la ceremonia, era de una cierta edad. Quizás, sea lo lógico, dado que las
más jóvenes todavía estarán en la edad de “selfiarse”, mientras ponen morritos
y con la mano que les queda libre no sé si piden dos tragos (el otro para su
ego) o hacen el signo de la victoria.
Hace mucho tiempo que, en esta sociedad en el que todos
se fijan en todos para criticar o dictar la manera de vivir según ellos, llegué
a la conclusión de que la gente, o tiene mucho tiempo libre, o está muy
aburrida.
Ignoro si se darán casos de hombres que también quieran
casarse consigo mismos, aunque asumo que sí, a pesar de que tanto hombres como
mujeres, o incluso viceversa, se sigan viendo, por programas especialmente de
Telecinco, muy orgullosos de haberse conocido. Pero, seguro, que esos, y esas,
son de otro perfil a las vistas en la ceremonia que se celebró en Bilbao.
Por cierto, si los protagonistas hubieran sido hombres, seguro que no nos hubiera dolido prendas en reconocer al menos un punto onanista...
El único problema que pueda tener a partir de ahora, al conocer esta nueva opción, es que al ver a una mujer sin alianza pueda dudar entre si es soltera o ...se quiere muchísimo.
*FOTO: DE LA RED