La enciclopedia de la vida
está llena de verdades como mitos. Esas sentencias que caen como losas, y que
no hay nadie que las pueda comprobar.
Hoy, sin embargo, y
preparando ésto, este vecino ha podido “comprobar”, aunque no sabe si es la
expresión exacta, que una de esas losas
que entre bromas y veras nos han caído a los hombres, tiene algo de realidad.
La ya famosa frase de que los hombres tenemos una sola neurona.
La Nuri, mi
sufrida, tiene por su trabajo un horario un tanto especial, que va variando.
Por eso, con todavía varios días de fiesta por delante, hoy ha convertido la casa en
un campo vietnamita en plena refriega contra los norteamericanos, ya que, según
ella, tocaba limpieza.
Tiene, como toda buena mujer,
una capacidad innata en mezclar materias a un mismo tiempo. Puede estar dejando un espejo casi
transparente, mientras la olla a presión le está avisando que está a punto de
romper aguas, o humos, al tiempo que me está diciendo que ese cuadro que estoy pintando (y que ella no ve en ese mismo momento, porque nos separan otras dos habitaciones) me está quedando o demasiado claro, o
demasiado oscuro, o demasiado algo.
Nosotros, los hombres, enfocamos nuestra
atención en un solo tema, mientras que ellas, o la mayoría, sufren de una
especie de estrabismo de ideas y de control del terreno, que parece que utilizan pequeños drones de
visión para tener todo bajo control.
A todo esto, hay que
destacar, que la mayoría de las veces, cuando nosotros nos enfadamos, al cabo de
un rato ya no recordamos el por qué lo hicimos. Sin embargo, prueba con
tu esposa, por ejemplo, y pregúntale cuando es la última vez que se ha enfadado
contigo. Te hará, y con mucha facilidad, un esquema o croquis de cada una de
las veces que se ha enfadado contigo, el por qué, cuales fueron tus alegatos,
dónde decías que estabas y el lugar exacto en el que te encontrabas en
realidad, que en la mayoría de las veces era en la más frondosa de las
higueras.
A la hora de romper con una
mujer, a ella nunca le valdrá eso tan manido de “No eres tú, soy yo. Por mis
dudas…” Como mínimo te preguntará cómo se llama el zorrón con el que ahora
estás, porque no se la vas a dar con queso. A nosotros, en cambio, somos tan
simples, que cualquiera de ellas nos dice eso de que “no eres tú, soy yo”,
acompañado de una ligera caída de párpados, y nos quedamos como el mismísimo
Julio Cesar pasando revista a sus tropas, embobado.
Y todo es, porque por una
vez no nos echan la culpa de nada, y mientras, nos pegan el portazo de los
portazos en nuestra propia nariz.
Solo una mujer podía decir
de manera cuasi convincente eso de "Como se pactó una indemnización en diferido en forma efectivamente de simulación o de lo que hubiera sido en diferido...". Un hombre para
poder decirlo, como mínimo se tiene que disfrazar de Groucho Marx, beberse tres o cuatro copazos, y darse una
extensa capa de maquillaje blanco para no sufrir las consecuencias de la
vergüenza ajena.
Según un estudio de
científicos españoles, de hace unos tres años, los hombres tienen, tenemos, el
cerebro un diez por ciento más grande que las mujeres. Pero, como muy bien
suelen recordarnos ellas en algunos momentos, “el tamaño no lo es todo”.
Ya que esta diferencia solo nos sirve para orientarnos mejor en el espacio.
Vamos, aquí se puede pensar que, como siempre, es para salir huyendo con la
excusa de ir a por tabaco, aunque casualmente, no fumes.
Los hombres, según este
estudio, muy al contrario de la bromita de menos neuronas, al tener el cerebro
más grande, se traduce en un dieciséis por
ciento más de neuronas, aunque eso no nos hace más inteligentes, como lo
demostramos cada vez que nos metemos en
problemas, que suele ser cada vez que nos dejan solos.
El psicólogo Miguel
Burgaleta, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, autor del
estudio, asegura que "El hombre tiene más neuronas dedicadas al
razonamiento espacial. El cerebro de ellas es más eficiente, necesita menos energía
y es mejor para las tareas verbales".
Por todo el estudio se
deduce que las mujeres disponen de más
conexiones neuronales que les permiten hacer varias cosas a la vez, La
Nuri y su comentado estrabismo de ideas. Tienen el cerebro más pequeño, pero más
eficaz, consume menos energía y sus conexiones de la materia blanca es más compacta.
Lo dicho, a la hora de
diseñarnos, a los hombres nos dieron gato por liebre, y al parecer lo único
grande que obtuvimos es nuestro ego y una gran capacidad…para no enterarnos de
nada.
Visto lo visto convendría
pensar, en el caso de que Dios existiera y tuviera sexo, que, francamente, es más
fácil que sea mujer, especialmente por esa gran capacidad de controlarlo todo, y
de estar en todas partes…
*FOTO: DE LA RED