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domingo, 12 de julio de 2015

EL CASO DE LAS CUÑADAS DESATENDIDAS


Queda inaugurado el patio por hoy.

Sí, así es, la cuñada del nosequé izquierda ya ha comenzado a gritar  a la hermana de su marido. No hay día que fallen, y en el utópico caso que fuera así, todos los habitantes del patio estaríamos muy preocupados.

Estoy convencido que la zarzuela, tan española, debió comenzar así, dos mujeres peleando por un hombre, aunque el sexo no ande por medio, desafinando más que en la obra musical claro está.

Siempre he creído en el misterio de la Santísima Trinidad, porque el caso de las cuñadas desatendidas es un claro ejemplo de, como se decía en época de Franco, “uno y trino”, aunque con el nexo de unión entre ambas, el marido de una y hermano de la otra, hay que practicar la fe porque debe de existir aunque prácticamente no se manifieste ni de palabra ni de obra.

He pensado más de una vez, debido a su presencia tan patente, al menos desde el punto de vista auditivo, que los “hombres del tiempo” en su programa diario debieran de atender estas necesidades, y en cada programa abrir un pequeño apartado diciendo algo así como “Mañana va a ser un día poco proclive a discusiones en el patio debido a la cantidad de litros que van a caer por balcón. Se sugiere que se deje todo tipo de discusiones realmente innecesarias, para el martes de la próxima semana, en el que sin duda el sol canicular será un buen espectador para todo tipo de reivindicación familiar”.

Sería una buena solución para evitar este torneo diario en el que los únicos perdedores siempre son los  pacientes vecinos .

No hay día que no me imagine al “Señor” de esa casa como a un hombre entrado, y salido, de carnes, con sempiterna camiseta de tirantes, y ombligo, cual periscopio enemigo, siempre alerta sobresaliendo  de esa camiseta eternamente sudada.

En el País Vasco las edificaciones conocidas como de “protección oficial” se hacen sin balcón, y más de una vez he pensado que esta medida se tomó para evitar este tipo de espectáculo que aunque puede ayudar a entretener al pueblo en general, las autoridades fiscales no van a sacar, en realidad, nada en limpio.

Voy a proseguir pintando uno de los cuadros que tengo a medio terminar para la próxima colección  (http://trazosyhuellas.blogspot.com.es/), pero se me plantea una gran duda: ¿Pongo la radio o espero a que el espectáculo de las “cuñadas desatendidas” continúe? 

Lo bueno que tiene esta "performance" es que no tiene publicidad, y además es un buen ejemplo de improvisación en el que, por ambas partes, nunca dejan de sorprender.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 18 de abril de 2015

ESPAÑA COMO UN BALCÓN INTERIOR



Si tuviéramos que hacer un símil de España, una comparación, no me cabe ninguna duda: España es un patio interior, o incluso, una corrala.
Este vecino del mundo no vive en Andalucía, sino en el País Vasco. Galopa por razones personales entre Guipúzcoa y Vizcaya, y ya se sabe que tenemos fama de ser más discretos, más secos en el Norte que en el Sur. Pero, incluso así, España es un patio interior.

Aún antes de tener televisión con muchas cadenas, nosotros ya teníamos multi-programas. Más de una vez nos hemos sentado en nuestro balcón interior  (suena a algo filosófico, incluso transcendental, pero es literal), y nos hemos pasado horas muertas muy vivos.

Pasan los años y los espectáculos interiores, como el patio, van cambiando.

Actualmente tenemos en cartel, entre las dos alturas que alcanzamos a ver, a la del segundo izquierda que convive con su cuñada, y todos los días tenemos una especie de sitcom, comedia de situación, mezcla de ricas y famosas y criadas y señoras.  Reivindicaciones y reproches están a la orden del día. Alguna vez aparece como estrella invitada el señor de la casa, a la par marido y hermano, intentando hacer de una especie de negociador entre ambas. Es cuando la comedia ácida adquiere tintes de thriller porque sabes que en cualquier momento va a pasar algo, y nunca adivinas qué.

En el segundo derecha tenemos aires juveniles. Es un piso de estudiantes, y además el único balcón que tiene programación nocturna, con concursos de bailes y realities de supervivencia a los excesos. Está muy entretenido aunque los decibelios, especialmente en horario nocturno, suelen exceder el buen gusto.

Por el contrario, en el tercero izquierda tenemos una especie de cine de barrio con tres generaciones de una misma familia. Los abuelos y padres nacidos en el Sur. Entre su corta pero nada homogénea programación, tenemos a Lola Flores, Manolo Caracol por un lado, y un Arturo Pareja Obregón, actuando como bisagra de un cancionero, que bascula entre el Sur de las primeras generaciones, y un Benito Lertxundi y Ken Zazpi a cargo de la generación ya nacida en Euskadi. El espíritu de esa vivienda se puede resumir en ese abanico con flecos blancos y azules cosido a la pared, y esa pancarta descolorida pidiendo la independencia que hace ya años que lleva puesta.

Y ya para terminar, tenemos el tercero derecha, que puede ser todo un símbolo de nuestros días. Aunque recordemos que es un patio interior, luce desde  hace más de dos años un gran cartel de “Me venden” con el consiguiente número de teléfono. La familia lleva el mismo tiempo que el cartel, malviviendo en Alemania a la que se trasladaron, primero con ganas de decir cuatro cosas a la Merkel, y a la que finalmente solo dijeron “Socorro”, eso sí, mediante un traductor al que, por supuesto, tuvieron que pagar.


Muchas veces, esos balcones interiores dicen más que el mejor de los editoriales en cualquier medio de comunicación.


*FOTO: DE LA RED

sábado, 1 de junio de 2013

FOROFOS EN EL PATIO

Me quiero concentrar, pero el patio se ha convertido por un rato, en un patio de esos del cine español de comienzos de los sesenta. La única diferencia es que no hay tanta ropa colgada, ni de tantos niños; por lo demás hay voces por todos lados. La Real Sociedad ha metido un gol, en su último partido de la liga, y juraría que la misma ropa que está colgada se mueve celebrándolo como si fueran los hinchas realistas. En este momento no existe crisis, ni mi corazón, que ya no recuerdo si estaba en la derecha o en la izquierda.
Estoy solo en casa. Me tengo que preparar la cena, pero estoy yo como para preparar nada. Y si me protesto por el hambre, yo mismo me explico que cómo me voy a concentrar preparándome algo. La verdad es que no me esperaba esta reacción. Me refiero a la mía, porque mi equipo de cabecera es la Real Sociedad, pero no me considero foro, foro. ¡Vamos! Si me corto las venas, que no lo hice por aquella rubia hace treinta años, no lo voy a hacer ahora, la sangre que me salga será roja y no txuri-urdin, pero, claro, el himno de la Real me pone más que aquella canción de Joe Cocker a Kim Basinger en “Nueve semanas y media”.
Parece que el patio está tranquilo otra vez, y las ropas colgadas tampoco tiemblan de emoción. Siempre se dice que lo importante no es cómo va la cosa entre medias, sino cómo termina.
Recuerdo que otros años, y en otras circunstancias, hablaba con Dios con ese teléfono que tenemos todos que es el tú a tú, y que siempre ha existido, aunque todavía no hubiera teléfono móvil, y es cuando te haces el firme propósito de hacer algo, si previamente Dios, tu Dios, te ayuda en algo.
La verdad es que parece que hoy no lo tiene muy difícil en ayudar, por eso no le quiero pedir nada, porque luego la contra-prestación la tengo que cumplir, y eso luego ya en frío, jode bastante.
Pues a lo largo de mi vida, he hecho muchos tratos con Dios, y seguro que me considera mal pagador, porque normalmente pido para pagar en misas, en misas a las que tengo que ir, y que hace tantos años que no he ido, que debería de buscar en un mapa, la iglesia más cercana.
Si Dios, ese Dios de cabecera, esa voz que tenemos todos dentro y que hasta hace poco se hubiera asemejado a la del buen Constantino Romero, tiene una contabilidad con su rebaño, debo de estar en la cuenta de los morosos, y bien colocado a demás.
Quedan prácticamente unos cuarenta minutos para terminar el partido, y espero no tener que jugar el resultado final en misas .
Miro al patio, y la ropa, cada vez menos blanca, no sé si será por un ficticio sudor por los nervios, comienza a moverse otra vez. Parece que toda la colada del patio, es hoy también txuri-urdin, como toda ropa que se precie tiene que ser.

*FOTO: DE LA RED