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martes, 15 de enero de 2019

APRENDIENDO A COMPRENDER...



Quizás si ahora se quisieran hacer chistes sobre "colmos" y, por ejemplo, las redes sociales y nuevas tecnologías, lo que le ha ocurrido a este vecino del mundo, muy bien pudiera al menos, sugerir una sonrisa.

Tras prácticamente sin entrar en mi propio blog desde Navidades, por motivos que me niego a repetir ya más por cansinos que por ciertos, me encuentro que mi propio dominio me manda mensajes-sugerencias para que haga algún texto nuevo. 

Cualquier día, y bien pensado no estaría nada mal, me encuentro que mi propio blog me los escribe, a la manera de controladores altavoces inteligentes, por ejemplo, llamados Alexa, o similares, que estas fiestas ya pasadas han debido de hacer su Agosto en Diciembre. Y que, quizás, la formación/deformación, y los años o siglos, que este vecino del mundo ya va acumulando, o todo uno, le recuerdan más a esclavos  que a servidores inocentes, más que nada por aquello de que nadie da nada por nada...

Por cierto, gente que sabe, que la debe haber, ya ha puesto su grito en el cielo indicando que para que la tal Alexa, o similares, te obedezca, primero necesita un periodo de aprendizaje en el que entre otras cosas, te espía en tus usos y costumbres... O lo que viene siendo, en cierta manera,  una experiencia con una nueva pareja, pero naturalmente sin amor. Y ya puestos a repetir experiencias, como con La Nuri, mi sufrida, nada de nada, porque seguramente la rareza, la extrañeza, el duro aprendizaje seguro que estuvo en aprender a quererme, después de haberme descubierto... Ella siempre me lo puso cristalino...

*FOTO: DE LA RED

viernes, 12 de febrero de 2016

AL DIOS DE LOS ROBOTS



He leído estos días lo tecnológicamente “pretty perfect”, como diría un cursi, que estamos logrando ser, consiguiendo, por ejemplo, que un nuevo robot  pulverice el récord para solucionar el cubo de Rubik con solo 0,887 segundos.

El día que necesite imperiosamente solucionar ese problema, el de Rubik, ya puedo estar tranquilo. Incluso a lo mejor, cualquier día de estos descubrimos que el resolver el problema del citado cubo es la llave a un mundo mejor...


Mientras, ya que por ahora no hay ningún impuesto sobre ello, y es de lo poco que se puede hacer en un periodo de crisis, me quedo pensando sobre esa noticia. ¿Eso es bueno? ¿Es importante? Realmente lo será. Pero quizás este vecino del mundo vería un avance en la ciencia, el día que un robot al leer, y comprender, un periódico, supiera distinguir las noticias positivas de las negativas, evaluara el panorama general, y como opinión sincera, si procediera, llorara,  y llorara amargamente además, mientras intenta desesperadamente desconectarse de un mundo que no le gustara nada.


Habremos adelantado en ciencia, en tecnología, y todo lo demás, el día que se diseñe un robot que aprecie los paseos matutinos, el andar por andar, el saborear el roce del viento sobre el panel de su cara. El dejarse llevar por el susurro de la naturaleza. Incluso, conseguiremos la vida artificial plena, el día en que un robot al leer que los muñecos de unos titiriteros han sido detenidos, y que estos, los titiriteros, ya no son considerados peligrosos porque no tienen los muñecos, se partan de risa y consideren seriamente si en realidad son tan perfectos al venir de las manos de gente con esa mentalidad.


Nosotros nos hemos criado en la creencia de que Dios está en todas partes, y que prácticamente cuando estás pensando y planteándote algo, Dios ya lo sabe, no sé si por redes sociales celestiales mandadas por tu ángel de la guarda, que actúa en este caso como chivato, o confidente, pero Dios ya lo sabe, en una especie de Gran Hermano y Dictador todo junto. 


Sin embargo, el Dios de los robots, sus creadores, o sea nosotros, tienen un nivel muy bajo de criterio, tanto como para meter en su purgatorio, o en su infierno particular a unos títeres, o incluso el llegar a pensar que un titiritero sin títeres no es peligroso, si es que antes lo fuera, porque el peligro lo debe de tener entonces la marioneta, lo cual a un robot filosófico tiene que hacerle plantearse lo triste y estrecha que es su existencia, con un Dios que piensa esas cosas. 


Eso, sin que el robot llegue a la conclusión todavía, de qué futuro le espera dedicándose a resolver cubos de Rubik. 

*FOTO: DE LA RED