Ha comenzado la quinta temporada de “Allí abajo” uno de
los grandes éxitos de “Atresmedia” y al parecer apuesta segura temporada tras
temporada.
Este vecino del mundo, seguidor de la serie, ya se ha
decidido a no ver ninguna serie en el momento de su emisión, porque con tanto
anuncio tiene la sensación de que los personajes, en este caso vasco-andaluces,
o viceversa, apenas pueden abrirse paso en una maraña de publicidad.
Añadiendo además al desconcierto, especialmente esta temporada, que muchos de
los personajes ya aparecen “metidos” en anuncios calzados a la idiosincrasia, y
nunca mejor dicho, de la figura en cuestión.
Al final este mundo de programación y contraprogramación
nos va a convertir a los espectadores en misántropos perdidos y onanistas “seriófilos”, encerrados en un "laboratorio de gustos personales", porque lo de ayer, y comentado en casa en una especie de comité de crisis, o
estado de la nación televisiva, no llegaba ni a lo que los fans de “La naranja
mecánica” conocen como “el viejo mete-saca”, porque para cuando “tocabas” el alma de los
personajes, ya te sacaban de él con otra ráfaga de anuncios a modo de inhibidor
para “series lovers”.
Bien pensado, y mientras en la vida real nos fríen a
impuestos, una vez entrado en el mundo de la caja tonta, la publicidad sería lo
más parecido a pagar todo tipo de tasas. Y hoy por hoy este vecino del mundo ya
ha llegado a la conclusión, y ha tardado, de que “hasta aquí hemos llegado” y a
partir de ahora, entre los ordenadores, tablets y las “Smart tvs”, va a ir a tiro hecho,
y va a convertir su dedo en un asesino de anuncios, y cada vez que aparezcan,
una ráfaga de flashes va a ser lo único que va a quedar de ellos. Y eso tampoco
va a ser bueno para las casas anunciantes, que son, a la postre, quienes en
cierta manera pagan las series.
En mi pueblo, precisamente uno de los de “allí arriba”
siempre se ha dicho que lo que no puede ser, no puede ser, y además es
imposible, y que más anuncios que te saquen de las series los va a soportar la
tía, o tío, del programador o programadora de la denominada parrilla
televisiva. Por cierto, cualquier día de estos, este vecino se va borrando
también de eso que se ha dado en llamar "lenguaje inclusivo" y que te hace andar
calle arriba calle abajo de nuestro lenguaje buscando una salida lo más digna
posible.
*FOTO: DE LA RED