Ya se nos está poniendo cara
de trabajador a relevos, porque te despiertas sin saber si es de día o de
noche, ni qué día de la semana es, porque ya estamos optando por
la filosofía de “más de lo mismo”, especialmente si no trabajas porque ya eres “un
jubilata”, aunque no hayas llegado a los todavía oficiales sesenta y cinco
años.
Hoy me he sonrojado
mentalmente, si es que eso es posible, al pillarme, yo mismo, in fraganti
pensando en algo que no debo en estos días de espíritu cuasi cuartelario.
Como si estuviera teniendo
pensamientos lascivos me he sorprendido soñando despierto en lo que haré cuando
pueda, como si estuviera pensando en colarme en un paraíso prohibido. Cuando en
realidad solo era ir al Corte Inglés y mirarme una cazadora para mejores días. "La
cosa", la famosa cosa, se está poniendo muy mal cuando flaquean hasta los
sueños, cuando te autocensuras una ensoñación por pornográficamente salida de
tono.
Quizás, lo más triste de todo
esto es que si caes en el intento, o caen los tuyos, en el combate de la vida, no
te puedas despedir, no está legalmente, o lo que sea, contemplado. Siempre se
ha dicho que la muerte iguala a ricos y pobres, pero me imagino que los
primeros tendrán más posibilidades de seguir la pista de los que se van, eso
seguro.
Las más de mil trescientas camas preparadas en el IFEMA de Madrid, dan una imagen más de guerra que de esperanza, aunque en realidad desde hace días ya es una batalla declarada al virus que nos ataca.
Es domingo, y podéis comprobar
el nivel de mi estado de ánimo. Al final tiene razón nuestro Presidente, Pedro
Sánchez, recordándonos machaconamente en su discurso de ayer por la noche, de
que vienen incluso tiempos peores. Lo triste será que no vengan ni tiempos.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED