Como alguno de mis lectores me ha contactado por e-mail
privado preguntándome por qué este año no he comentado nada sobre los
sanfermines, he repasado mis notas, frase que siempre suena como muy sesuda, y
en realidad de los prácticamente cuatro años que pronto se van a cumplir de
este blog, solo lo he mencionado en los sanfermines de 2011
(http://patxipe.blogspot.com.es/2011/07/los-sanfermines-de-tu-vida.html).
No es ni mucho ni poco, este vecino del mundo no tiene
ninguna regla fija sobre ningún tema, ¿el único requisito indispensable?, le tiene que salir de las tripas la necesidad
de hablar de algo, y en estos sanfermines, hasta este último encierro, no ha habido en
realidad nada que añadir a lo ya comentado en el mensaje mencionado arriba, y
que, aunque esté mal el decirlo, tanto gustó en su momento.
Este año con la innovación en las retransmisiones en
directo por parte de Radio Televisión Española, de las imágenes tomadas por la
cámara colocada en una tirolina, las calles de Pamplona ya son un estudio
completo de televisión, en donde lo ocurrido en décimas de segundo, esa danza
entre la vida y la muerte que comienza
con el chupinazo indicando las ocho en punto, tiene el más alto contenido
estético.
Y quizás, tanta belleza formal y alegría en las calles,
nos haga olvidar que el peligro puede aparecer en cualquier momento. Y las
escenas vividas en el último encierro de esta misma mañana con los famosos Miura,
dos heridos por asta de toro y cuatro traumatismos vuelven a poner al "ritual" de los
encierros en Pamplona en el lugar que le corresponde. Ese vértice donde se
juntan la tradición, el peligro de unos animales que en el fondo lo único que
hacen es defenderse, y la atracción que siempre tiene todo aquello que en sí es
peligroso.
La noticia del día, sin embargo, son esas imágenes en las que un
toro se ha cebado con un mozo, que además estaba en cuarta o quinta fila
mirando en uno de los lados de Mercaderes, y que tras levantarse el mozo de una
impresionante primera envestida ha seguido tras él, arrinconándole contra el
vallado. Por lo menos tiene una herida por asta de toro en una pierna.
Sin embargo, las fiestas que precisamente terminan hoy
mismo, no se recordarán por la tirolina mencionada, ni seguramente por el mozo
empitonado, sino por el año en que también se introdujo el
“selfie” o la auto-foto delante de unos astados de más de quinientos kilos.
Concretamente el encierro del viernes pasado, con toros
de Jandilla, pasarán a la historia por un descerebrado con sudadera roja que en
al menos dos ocasiones intentó sacarse una auto-foto delante de los astados,
poniendo en peligro su vida y la de los que tuvieron la desgracia de compartir
“escena”. Se ha comentado que le ha caído una multa de mil quinientos euros. Lo
que ocurre es que hay gestos irreflexivos que pueden cambiar el rumbo de una
vida o de muchas, que por suerte, o por el capote de San Fermín no ha sido este
el caso, y ya de nada serviría una multa.
Si el loco de la sudadera roja se sacó la foto para
inmortalizar el momento, se merece por ejemplo, ser seguido por una especie de
cobrador del frac, durante un tiempo prudencial, pero en su versión “el recordador de la memez
infinita”, con alguien que vestido de payaso con sudadera roja siempre
le siga con una foto de un metro por un metro reproduciendo el peligroso
selfie, a todo color y en mate, para evitar destellos que puedan distorsionar
la imagen, para que nadie se olvide de su “hazaña”. ¿Demasiado duro? Algunas
veces la realidad es más dura, lo hemos comprobado esta misma mañana, y eso que
el santo ha puesto mucho de su parte para que nada irreparable pudiera ocurrir.
¡Viva San Fermín!
*FOTO:
DE LA RED