¡Ya están aquí! Dentro de unas horas tomarán las ciudades y pueblos las Carnestolendas, e incluso los Carnavales, como diría aquel. Aparecerán criaturas de mil colores disfrazando nuestras calles y convirtiéndolas en escenarios necesarios para vivir alegrías encerradas en personajes creados por nuestra imaginación, remedando tal vez a personas de carne y hueso que quizás admiramos o criticamos, pero que nunca nos dejan indiferentes.
Me voy a referir a una persona que ya conocéis pues os la presente el otro día. Es Rosa, la Rosa, como nosotros cariñosamente nos referimos a ella, nuestra querida vecina del tercero.
Hablando con mi mujer hace unos días le comentaba su fustración por no poder cumplir su sueño de meterse aunque sea durante unas horas en la piel de su ídolo, ni que decir tiene que se refería a Laesteban. Mi sufrida, la Nuri, le preguntó la razón de esa imposibilidad, y ella le comentó que después de la operación de cirugía de su heroína, se sentiría culpable de hacerle semejante afrenta, disfrazarse, y manchar su imagen con la cantidad de arrugas que ella tiene.
Ni entro ni salgo en la opinión que la Rosa pueda tener, pero yo creo que arrugas en su imagen Laesteban mismo puede provocar con las declaraciones que un día sí y otro también salen de sus tripas. Pensándolo bien, en realidad se la puede considerar como una buena ventrílocua por hablar con su estómago.
La Nuri al final, la convenció para que se disfrazara de alguien más bien de su misma edad.
Ni corta ni perezosa a los diez minutos apareció en nuestra casa con un bolso negro, y dentro un ladrillo. Estaba claro, se había decidido a disfrazarse de Laseisdedos, la madre de la conocida como Tamara/Ámbar/Yurena, y que en realidad se llama Maria del Mar, que es un nombre precioso pero que no sirve como disfraz. Por si acaso, mi sufrida, que como siempre está en todo, le aconsejó que no sacara ese ladrillo a la calle pues podía ser peligroso para ella y sobre todo para los demás, no sea que se metiera demasiado bien en su papel, y empezando como una broma acabara aquello en tragedia. Pero como tanto la Nuri como la Rosa son mujeres de recursos, enseguida consiguieron un ladrillo de plástico “en los chinos”.
Siempre he sido de la opinión de que los carnavales, como todo hay que reinventarlos, por decirlo de alguna manera para cada lugar. Es decir, no te vas a vestir en plan carnaval de Río de Janeiro, cuando lo más probable es que, donde tu vives, haga un frío que hasta los pingüinos tengan que disfrazarse, aunque seguro que habrá mas de una, y de uno, que dirán aquello de que antes muerta que sencilla.
Pensándolo bien, es curioso que durante el año disfrazamos nuestro interior y no el exterior. Es decir, la mayoría de las veces intentamos poner nuestros sentimientos a buen recaudo para no enseñar nuestro talón de Aquiles, y ahora en que muchos nos disfrazaremos, quizás utilicemos esa coraza para ocultarnos y tal vez desvelar nuestros verdaderos sentimientos.
¡Que Momo, dios de las chanzas y las burlas, nos proteja estos días!