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miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿DEMASIADO PRONTO / DEMASIADO TARDE?


Sé, me han llegado mensajes, de que más de uno está preocupado por este vecino del mundo, y su silencio ya de diez días, cuando antes no hubiera quien le atara la lengua/los dedos... Por eso mi deber es tranquilizar a todos: ni me ha tocado la lotería, por ahora, y yo mismo me he convertido en un offshore, ni estoy enfermo, aunque quizás sufra un poco de miedo escénico, o miedo al teclado de mi ordenador…

Y es que siempre me he caracterizado, mi blog se ha caracterizado, por responder al día a día. Y, claro, hace mucho tiempo que hemos entrado en un bucle que como sigamos así, y nos entren ganas de dar una colleja en la nunca al que está delante nuestro en la fila de la vida, es más que probable que nos autolesionemos…

Ni el hormigueo de la posible visita de la fortuna en forma de Lotería de Navidad, arregla nada, ya que en ese caso estarías maldiciendo el tener que pagar a Hacienda por lo que antes nunca se pagó, y de esa manera el seguir alimentando a una de las bichas…, ni el tener al nuevo año en la próxima esquina significa que nuestro PAÍS, S.A., como genialmente nuestro Forges del alma lo definió en su momento, cambie un poco.

Nunca he sentido tanta sensación de hastío, de déjà vu, de manipulación histórica, de intentar reescribir, algunos, lo que muchos hemos vivido. De que la gente se queje de vicio. De que te intenten meter el dedo en tu ojo, y que te digan que la culpa es tuya, quizás por abrirlo.

Me temo que el día 22 de Diciembre sea más de lo mismo. Porque los que no quieren ver, seguirán sin ver, y además tendrán, sin duda, más excusas acumuladas. Y seguirás descubriendo que en la puerta de al lado tienes a un enemigo que te odia porque no has tenido la suerte de ser como él, y que te atribuye, además, el origen de todo sus males.

He abandonado la peregrina idea de ir al psicólogo, porque seguro que es él el que se tumba en mi presencia, mientras me acusa de todas sus dolencias del alma, y además, para más inri, me pasa la factura.

Me siento, por decirlo de alguna manera, "desnortado". Alguien ha roto la brújula de mi ilusión, y tengo miedo de que no tenga arreglo... 

Ya veis como están "las cosas", las mías. Y no tienen visos de mejorar. Porque estoy convencido, además, de que si me encontrara, por ejemplo, la lámpara mágica, y mientras estoy decidiendo mis tres deseos, viene la policía, se descubre que el genio es “un simpapeles”, y me acusan, pues eso, de todo lo acusable.


Sabía que no tenía que haber vuelto tan pronto…  

*FOTO: DE LA RED

lunes, 20 de mayo de 2013

DESEO QUEBRADO


Hay una expresión en español que puede definir el estado actual de muchos de nosotros, y es “De ilusión también se vive”.
Personalmente me paso los días enteros buscando la lámpara del cuento, con genio incorporado. No, no quiero ser millonario, con no tener que mirar al mañana con miedo me vale. Sin embargo, sí quisiera pedir algún deseo quebrado. Lo he llamado así no por ser un sueño roto, sino por lo raro, para algunos, de la dirección del citado deseo. Quizás, algo diferente a lo que se pudiera pensar en un primer momento.
Me gustaría pegarme una juerga con Joaquín Sabina y Melendi. No, nada de sexo, al menos entre nosotros. Debo de ser de los pocos que quedan que soy heterosexual, pero es que nadie es perfecto.
Primero, por supuesto, me haría un chequeo médico para comprobar que tengo el hígado en buenas condiciones, y luego a la calle con ellos dos, hasta que el nuevo día nos mande a casa, o la policía nos pegue algún toque, y no me refiero con la porra, sino que nos recuerde que es mejor irse por decisión propia, que acompañado por una pareja, y no precisamente de gemelos.
Soy de la opinión de que a los genios, ahora no estoy hablando del de la lámpara, hay que mantenerlos en su medio ambiente, y considero que tanto Sabina como Melendi, son animales de humo y bar. En realidad, son los mejores embajadores de los bajos fondos, y te hacen añorar cosas que el normal de los mortales no ha vívido, y sientes una especie de celos por sentirte menos.
Había pensado al comienzo, que mi elección fuera un trío de nombres, pero ocurre que si llego a elegir a “Willy Toledo” también, como era mi primera pensamiento, no hubiéramos llegado muy lejos, pues a las primeras de cambio, Willy se nos habría atado con cadenas a alguna farola o similar, y además con huelga contra todo, no comer, no beber..., y para eso no salgo.
Los universos de los dos cantantes mencionados, aunque parezca que no, son diferentes. Melendi es el juerguista, pícaro o lo que sea que es, en activo, mira el presente, como si todo fuera por primera vez, mientras que Sabina está de vuelta de todo. Si Melendi entra en un bar, Joaquin Sabina, ya está aburrido de ese recinto, o hace tiempo que le prohibieron la entrada. Y no es así, Sabina, por su edad, porque esa siempre ha sido su postura. Es un poeta que canta a personas, paisajes y costumbres, que se acaban, o hace mucho que desaparecieron. Su mundo siempre está en invierno, y con colores oscuros. Sin embargo, el mundo de Melendi está en continua primavera, con la sangre alterada por amores nuevos.
Si alguno sabe dónde se encuentra esa maldita lámpara, se apreciaría un poco de información, porque mañana tengo cita con el médico para lo del hígado, y me temo que me voy a quedar compuesto y sin juerga, al menos con ellos.

*FOTO: DE LA RED