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domingo, 2 de junio de 2019

DONDE NADA SE OLVIDA...



Me ha costado mucho dar el paso para escribir este post. Porque en realidad eres uno más al que le podía haber llegado ese mensaje, u otro de parecidas circunstancias, al de Verónica, la trabajadora de Iveco, que hace apenas una semana decidió acabar con su vida. Y ahora tienes, te sientes en la obligación, de hacer, cuando menos el ejercicio de "¿Y  tú, cómo hubieras reaccionado?". E intentas irte por lo fácil. Como en la pregunta de qué programas de televisión ves, te quieres decantar por los documentales de la dos. Pero sabes que es mentira. Estás seguro de que en el fondo si llegas a recibir ese mensaje, el video que a la postre dirigió a su protagonista al suicidio, es muy posible que lo hubieras 
visto, y ya no quieres saber nada  de pensar en un reenvío desde tu lado.

Lo queramos o no, la sombra de Olvido Hormigos, está siempre presente en este caso, por su similaridad. Y seamos serios, a ella, en los medios, se le trató muy mal, otra cosa es que también colaborara en el circo que se montó, y más de una vez, al menos aparentemente, intentara ponerse el mundo por montera. ¿La gran diferencia, quizás, entre los dos casos? El carácter y fuerza de Olvido; pero cada uno es como es, y ya trae lo suyo de serie.


Sólo en la distancia, ahora, podemos vislumbrar la figura del linchamiento. Porque en el momento, bien analizado, es posible que tuviéramos la misma sensación que al participar en un programa de televisión, y que en realidad nosotros no somos vitales en lo que a la postre va a ocurrir en la resolución del caso. Muchos tardarán todavía en comprender que no se trata de un videojuego para adultos, que se trataba de daño real.

Y aunque muchos se muestren reacios a que la empresa y el departamento de recursos humanos se vean involucrados en este tipo de problemas, en cambio verían nítido que si un problema atañe a un alumno de un colegio, los profesores y la dirección del centro fueran implicados en el asunto. Sólo faltaría por decidir, y dicho con todo respeto, si la empresa donde trabajaba la fallecida, es el equivalente al colegio de los mayores.

Uno de los pensamientos que más malestar le están infringiendo a este vecino del mundo al sopesar todo el asunto, es esos viajes que muchos de los empleados al recibir el video en cuestión hacían, a modo de peregrinación, a la mesa en el que trabajaba Verónica, y es que en una empresa de unos dos mil quinientos empleados, no todos se conocen. Y por lo que se cuenta, la gente, como se diría vulgarmente, no se cortaba un pelo, y se la quedaban observando. A modo de no solo te apunto con el dedo, sino que te lo meto en el ojo del honor.

En cuanto se pone por medio el honor de una persona, el perjuicio  será para siempre,y más si se involucran las nuevas tecnologías, e internet concretamente, donde nada se olvida eternamente. Y en cualquier momento, como la botella de un náufrago, el mensaje, ésta vez envenenado de curiosidad, cotilleo, e incomprensión, será descubierto, y cada grano de arena de que se compone un contacto, en muy poco tiempo formará un desierto en el que nadie jurará haber estado.

Verónica, descansa en paz.

*FOTO: DE LA RED




domingo, 5 de agosto de 2018

CAROLINA MARÍN, FELICITACIÓN Y AVISO A NAVEGANTES



El termómetro fuera marca los implacables 36 grados, y en casa sólo me alejo un rato del aire acondicionado del salón porque creo que es justo y necesario. 

Creo que es justo y necesario que este vecino del mundo haga dos cosas: mandar un mensaje de felicitación y un aviso a navegantes.

Un mensaje de felicitación a Carolina Marín, porque ni se puede ser mejor ni tener ese pundonor que antes se nos vendía cada vez que alguien de España perdía a nivel internacional, y volvíamos a casa, con perdón pero creo que es la mejor expresión, con el rabo entre las piernas, porque nos habían dado un buen meneo en algo o en casi todo. 

En el caso de Carolina Marín está clarísimo que es precisamente su pundonor el que toma las riendas de ella y no le hace cejar en su empeño de ganar. 

Este vecino del mundo tiene miedo de que los jueces internacionales se den en cualquier momento cuenta de que Carolina infringe toda la normativa internacional de bádminton ya que en realidad siempre juega acompañada de ese pundonor que a modo de turbo le hace aplicar un extra de velocidad, de visión de juego, y cuyo ruido inequívoco de "turbo" se disfraza de gritos de todo tipo.

Hoy, Doña Carolina Marín, acaba de ganar, y desde aquí le felicitamos por ello, el mundial de bádminton por tercera vez, y que es la primera vez que en su deporte se logra. Hecho que acarrea, al menos lo estimamos desde aquí, que sea una especie de extraterrestre, y que a partir de ahora ya solo pueda ampliar su leyenda.

Llegados a este preciso punto, es cuando viene el aviso a navegantes:

Esperemos que el hecho de que el bádminton no sea un deporte, digamos que mayoritario, y que desgraciadamente hay diferentes varas de medir el éxito, en cuanto a deporte y sexo, no afecte a que se valoren los logros y méritos de la Señorita Marín como se merecen. Y pronto, no es que sea nominada a los Princesa de Asturias del deporte, sino que se lo otorguen.

En realidad, y salvando las distancias temporales, Doña Carolina Marín supone para el bádminton, lo que en su momento lo fueron Manolo Santana y Severiano Ballesteros para el tenis y el golf respectivamente; con la mala suerte para el Señor Santana de que entonces no existieran dichos premios, y de los dos deportistas, solo el de Pedreña sea Príncipe de Asturias. 

Ellos fueron pioneros, en su momento,  de deportes minoritarios, y a través de sus gestas, tanto el tenis como el golf recibieron tremendos empujones de popularidad. Y Carolina, por su lado, todavía es pionera, pero desde hoy, no lo olvidemos, ya se ha convertido en leyenda.

Carolina, muchas felicidades por tu victoria de hoy y por toda tu trayectoria. Y perdónanos ya de antemano, porque es muy probable que en esta España nuestra, como casi siempre, no estaremos a tu altura, para agradecértelo. Y, un consejo de corazón, vigila tus trofeos, por aquello de que la victoria tiene muchos padres…

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿DEMASIADO PRONTO / DEMASIADO TARDE?


Sé, me han llegado mensajes, de que más de uno está preocupado por este vecino del mundo, y su silencio ya de diez días, cuando antes no hubiera quien le atara la lengua/los dedos... Por eso mi deber es tranquilizar a todos: ni me ha tocado la lotería, por ahora, y yo mismo me he convertido en un offshore, ni estoy enfermo, aunque quizás sufra un poco de miedo escénico, o miedo al teclado de mi ordenador…

Y es que siempre me he caracterizado, mi blog se ha caracterizado, por responder al día a día. Y, claro, hace mucho tiempo que hemos entrado en un bucle que como sigamos así, y nos entren ganas de dar una colleja en la nunca al que está delante nuestro en la fila de la vida, es más que probable que nos autolesionemos…

Ni el hormigueo de la posible visita de la fortuna en forma de Lotería de Navidad, arregla nada, ya que en ese caso estarías maldiciendo el tener que pagar a Hacienda por lo que antes nunca se pagó, y de esa manera el seguir alimentando a una de las bichas…, ni el tener al nuevo año en la próxima esquina significa que nuestro PAÍS, S.A., como genialmente nuestro Forges del alma lo definió en su momento, cambie un poco.

Nunca he sentido tanta sensación de hastío, de déjà vu, de manipulación histórica, de intentar reescribir, algunos, lo que muchos hemos vivido. De que la gente se queje de vicio. De que te intenten meter el dedo en tu ojo, y que te digan que la culpa es tuya, quizás por abrirlo.

Me temo que el día 22 de Diciembre sea más de lo mismo. Porque los que no quieren ver, seguirán sin ver, y además tendrán, sin duda, más excusas acumuladas. Y seguirás descubriendo que en la puerta de al lado tienes a un enemigo que te odia porque no has tenido la suerte de ser como él, y que te atribuye, además, el origen de todo sus males.

He abandonado la peregrina idea de ir al psicólogo, porque seguro que es él el que se tumba en mi presencia, mientras me acusa de todas sus dolencias del alma, y además, para más inri, me pasa la factura.

Me siento, por decirlo de alguna manera, "desnortado". Alguien ha roto la brújula de mi ilusión, y tengo miedo de que no tenga arreglo... 

Ya veis como están "las cosas", las mías. Y no tienen visos de mejorar. Porque estoy convencido, además, de que si me encontrara, por ejemplo, la lámpara mágica, y mientras estoy decidiendo mis tres deseos, viene la policía, se descubre que el genio es “un simpapeles”, y me acusan, pues eso, de todo lo acusable.


Sabía que no tenía que haber vuelto tan pronto…  

*FOTO: DE LA RED