Hace calor. Desde mi atalaya de vecino del mundo hace mucho calor.
Un hombre hace algo. Durante varios días un hombre hace lo mismo. Nace una costumbre.
Un buen día un hombre manda y los de alrededor obedecen. Nace un gobierno.
Las costumbres no tienen por qué ser buenas. Un hombre por el mero hecho de mandar no tiene por qué estar en lo correcto.
Un juez reparte justicia. Un juez es un hombre, luego se puede confundir. Sigo teniendo mucho calor. La justicia no es perfecta.
Tengo un amigo. Tengo muchos amigos, pero en realidad tengo un amigo. Él y su mujer no se llevaban bien y se separaron. Acudieron a la justicia. El juez, jueza en este caso, solo le hizo una pregunta a mi amigo: -¿Es verdad que usted habla inglés? Mi amigo hablaba inglés. Mi amigo habla inglés. Desde entonces, y en proporción, ha pagado a su ex-pareja, por lo que queráis, pero ha estado pagando a su ex-pareja, como una estrella del rock, con la única diferencia que no lo era. Mi amigo siempre esperó que le hicieran otra pregunta: -¿Usted ya hablaba inglés antes de conocer a la que luego fue su esposa?. Nunca se la hicieron. El juez, la jueza en este caso, no la estimó necesaria. Quizás no era conveniente para el tipo de justicia que repartía.
Mientras siento que mi piel se convierte en cera y comienza a derretirse, pienso que si el mundo es como es, no significa ni que esté bien, ni que sea justo.
Cada vez va a haber más niños que no puedan pagar por la comida de la escuela. Sus padres desempolvarán la fiambrera de la abuela. La abuela ya no está, pero si su fiambrera. El niño llevará fiambrera. Hasta ahora no se cobraba por ella. No existía esa costumbre. Pronto la habrá. Y quizás pronto el jefe de una empresa descubrirá que alguno de sus empleados lleva fiambrera, y también la cobrara, porque ya existirá esa costumbre.
Normalmente nadie se abrasaba por el sol. No existía esa costumbre. Quizás yo sea el primero. Si detrás vienen otros, existirá esa costumbre.
*FOTO: DE LA RED
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