Hay momentos en el que el
cerebro, el de este vecino del mundo al menos, parece que tiene ganas de jugar,
y por un segundo te reta lanzándote una idea, una especie de trastada que puede
ser muy divertida, pero cuando menos trasgresora sino rayando en la locura.
Para aquellos que más que
años cumplan décadas, entre cinco y seis, podrán recordar una película “Un
gramo de locura”, con un Danny Kaye al punto del paroxismo.
Esta mañana este vecino se
ha sentido como un Danny Kaye con menos nariz pero con más grasa, y con unas
ganas increíbles de realizar una trastada.
Imaginaros la escena. Acababa
de llegar a Bilbao, concretamente estaba en la estación de autobuses. Al salir
de uno de los cuartos de baño y al dirigirme a la puerta para salir de los aseos públicos, a mano derecha, y en uno de los urinarios de pared había dos jóvenes,
de unos veinte años, con pantalones cortos. Mientras “estaban a lo suyo”,
hablaban en un inglés con un inequívoco acento americano. O eso, o estaban
intentando imitar al Pato Donald, perdón, a Donald Duck para ellos. Hablaban de…qué
más da.
Los americanos siempre deben de hablar de cosas trascendentales para la
humanidad, al menos eso es de lo que se desprende de las mayorías de las
películas.
Y en ese mismo momento,
detrás de ellos, me han entrado unas inmensas ganas de cantarles la canción de “Bienvenidos
Mr Marshall”, la de “Os recibimos, americanos, con alegría”, pero me faltaba
una banderita en cada mano para estar en situación.
Ellos, más rubios que unas
mazorcas de maíz americano, y este vecino cantando “Americanos, vienen a España
gordos y sanos. Viva el tronío y viva un pueblo con poderío. Olé Virginia y Michigan.
Y viva Texas que no está mal…”.
Hubiera sido un momento memorable, y sin duda ayudado
a mejorar, todavía más si es que se puede, las relaciones entre los dos países.
Para aquellos que puedan pensar que haría el ridículo, les
puedo recordar algunas escenas protagonizadas, sin ir más lejos, por un Aznar
con un castellano con acento de Texas. Y que, no lo olvidemos representaba a
España, y este vecino justo se representa a él y no cobra ninguna dieta. Es
más, si el vecino tuviera alguna, dieta, seguro que se la comería porque sería
rica en calorías, y no en dinero.
Si los gramos de locura cotizaran como angulas, este vecino sin duda sería millonario. Ese grupo, “los
millonarios”, que en plena crisis, y según las últimas encuestas, han crecido
en España como las setas. Y eso siempre ocurre cuando el abono es bueno. Y la
política del gobierno español, para eso, para aumentar el número de
millonarios, ha resultado ser el mejor de los abonos.
Y antes de despedirme por
hoy, tened en cuenta por un momento qué es el abono. Pues eso…
*FOTO: DE LA RED
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