lunes, 22 de junio de 2015

LAURA ANTONELLI, AMOR DE JUVENTUD




Aunque todavía este vecino del mundo se agarra a la cincuentena con uñas y dientes, hoy es uno de esos días en el que las huellas de su pasado en este mundo se van borrando un poco más.

Hoy ha fallecido, me acabo de enterar, una belleza icono, cuando el “icono” no existía, Laura Antonelli. Era una época convulsa en España, cuando la ola del cambio sumergía al dictador, y se acercaba a la orilla de la democracia antes de romper con gritos de libertad.

En el cine ya estaba Emmanuelle/Sylvia Crystel, pero como imagen francesa que era, muy sofisticada, y como un pijo diría, dirigida a una upper class, o una sociedad un poco más pudiente.

Laura Antonelli hubiera sido una Ana Magnani si la Magnani hubiera dejado sus lloros y desgracias para enseñar más epidermis y menos alma, ayudando, además, al calentamiento global antes de que existiera ese concepto...

A Laura, a mi querdia Laura, nunca le hicieron falta sillones de mimbre, ni grandes viajes a lugares paradisíacos, al estilo Emmanuelle, para que nos enamoráramos de ella. Fue el amor de obrero, de pobre. El amor por la atracción y no por las apariencias.

Por la edad, este vecino del mundo se sintió más como Alessandro Momo en “Malizia”, respecto a la hora de mirar y admirar a la Antonelli, con la diferencia de que Alessandro, por su corta vida, se quedó con su inocencia intacta, y este vecino del mundo sin embargo ha tenido que ver como muchas piedras angulares de su juventud han ido desapareciendo.

Laura Antonelli fue envejeciendo, pero por diversas causas, cirugías plásticas que se complicaron y rumor de  problemas mentales, la alejaron del público en general, y quizás, por suerte para este vecino siempre la recordará como la criada que todos imaginaron.

Aquellas películas, más de sugerentes que explicitas, tienen a favor que el espectador “rodaba” las escenas cruciales en su imaginación, y siempre eran las mejores, porque eran únicas, solo para él.

Practicó un cine en el que los únicos efectos especiales eran los suyos y los que madre naturaleza le regaló.

Hoy más de uno volverá a ver sus películas, en especial la mitificada Malizia, así como el último film de Luchino Visconti “El inocente”, y otras como ”Dios mío, cómo he caído tan bajo”, y “Me gusta mi cuñada”. Este vecino del mundo, y aunque esté mal el reconocerlo, no las va a "revisitar", porque sabe que eso desvanecería, con retoques de cruda realidad, aquellos recuerdos que le ayudaron a madurar con ensueños que nunca llegaron a cumplirse, pero que le ayudaron a ser feliz solo imaginándolos.

Descanse en paz Laura Antona, porque Laura Antonelli está más joven y guapa que nunca.

*FOTO: DE LA RED

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