IRONÍAS DE UN VECINO DEL MUNDO, CON LA VENTANA ABIERTA DE PAR EN PAR. DE VUELTA DE CASI NADA, PERO MAREADO DE TANTAS VUELTAS.
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viernes, 24 de marzo de 2017
DE LONDRES A UN FUTURO DE CIENCIA FICCIÓN
Antes de nada, condenar los actos ocurridos en el Reino Unido, en concreto en mi querido Londres, con esos ya cuatro fallecidos. Pero el cariz que están tomando las cosas no me está gustando nada.
Ya todo el mundo está comulgando con ese "Algo ha fallado" que puede ser el anticipo de "recortemos libertades" o vislumbrar un futuro a lo Minority Report, película sobre un texto de Philip K. Dick, en el que mediante un complicado camino, por ahora, y demos gracias, solo atribuible a la ciencia ficción, se detenía a los asesinos momentos antes de cometer el crimen, es decir, y es lo más importante, de ser culpables...
Si esa persona, la de los crímenes de Londres, ya había sido investigada pero no tenía, de hecho, ninguna relación conocida con el terrorismo internacional, no le puedes detener por alquilar un simple vehículo, que es el umbral de todo lo ocurrido después
No se puede convivir, no se debe, con arquetipos, o con clichés, que nos llevarían a que nosotros, por ejemplo, los del Sur, nos gastemos el dinero de las ayudas en vino y en mujeres. Y a las pruebas me remito, La Nuri, mi sufrida, ni anda con mujeres ni le gusta el vino, y a mí, a este vecino del mundo, no le deja.
Lo dicho, lo del famoso, "algo ha fallado", miedo me da, y mucho, y que la gente diga verdaderas bestialidades en cumplimiento de un importante cargo, y luego, ni dimita ni le cesen, también.
*FOTO: DE LA RED
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lunes, 22 de junio de 2015
LAURA ANTONELLI, AMOR DE JUVENTUD
Aunque todavía este vecino
del mundo se agarra a la cincuentena con uñas y dientes, hoy es uno de esos
días en el que las huellas de su pasado en este mundo se van borrando un poco
más.
Hoy ha fallecido, me acabo
de enterar, una belleza icono, cuando el “icono” no existía, Laura Antonelli.
Era una época convulsa en España, cuando la ola del cambio sumergía al
dictador, y se acercaba a la orilla de la democracia antes de romper con gritos
de libertad.
En el cine ya estaba
Emmanuelle/Sylvia Crystel, pero como imagen francesa que era, muy sofisticada,
y como un pijo diría, dirigida a una upper class, o una sociedad un poco
más pudiente.
Laura Antonelli hubiera sido
una Ana Magnani si la Magnani hubiera dejado sus lloros y desgracias para enseñar
más epidermis y menos alma, ayudando, además, al calentamiento global antes de que existiera ese concepto...
A Laura, a mi querdia Laura, nunca le hicieron falta sillones de mimbre, ni grandes viajes a lugares paradisíacos, al estilo Emmanuelle, para que nos enamoráramos de ella. Fue el amor de obrero, de pobre. El amor por la atracción y no por las apariencias.
Por la edad, este vecino del
mundo se sintió más como Alessandro Momo en “Malizia”, respecto a la hora de
mirar y admirar a la Antonelli, con la diferencia de que Alessandro, por su
corta vida, se quedó con su inocencia intacta, y este vecino del mundo sin
embargo ha tenido que ver como muchas piedras angulares de su juventud han ido
desapareciendo.
Laura Antonelli fue
envejeciendo, pero por diversas causas, cirugías plásticas que se complicaron y
rumor de problemas mentales, la alejaron
del público en general, y quizás, por suerte para este vecino siempre
la recordará como la criada que todos imaginaron.
Aquellas películas, más de
sugerentes que explicitas, tienen a favor que el espectador “rodaba” las escenas
cruciales en su imaginación, y siempre eran las mejores, porque eran únicas,
solo para él.
Practicó un cine en el que
los únicos efectos especiales eran los suyos y los que madre naturaleza le
regaló.
Hoy más de uno volverá a ver
sus películas, en especial la mitificada Malizia, así como el
último film de Luchino Visconti “El inocente”, y otras como ”Dios mío, cómo he
caído tan bajo”, y “Me gusta mi cuñada”. Este vecino del mundo, y aunque esté
mal el reconocerlo, no las va a "revisitar", porque sabe que eso desvanecería,
con retoques de cruda realidad, aquellos recuerdos que le ayudaron a madurar con
ensueños que nunca llegaron a cumplirse, pero que le ayudaron a ser feliz solo
imaginándolos.
Descanse en paz Laura
Antona, porque Laura Antonelli está más joven y guapa que nunca.
*FOTO: DE LA RED
lunes, 22 de diciembre de 2014
JOE COCKER, LA VOZ DE LO INCORRECTO
Me acabo de enterar. Joe Cocker ha muerto, y una parte de
nuestras vidas con él. Esa vida que no es políticamente correcta, de tugurios
a
medio cerrar, de luces dudosas que intentan sobrevivir entre un puré de humo, y
de bebidas de “algo” con alcohol.
Hay artistas que cantan con la garganta, y otros que lo
hacen con sus entrañas.
Joe Cocker, el cantante de Sheffield, es, porque durante mucho tiempo me costará
hablar de él en pasado, uno de los pocos que cantan con el hígado. Nunca ha
necesitado canciones compuestas por o para él, porque ha sabido coger canciones
de otros y hacerlas suyas.
Directamente me viene a la memoria de mi corazón ese With A Little Help From My Friends,
de “The
Beatles” y transmutar las finas voces de los de Liverpool en esa voz rasgada
de negro emblanquecido, esperando que en cualquier momento se rompa para
siempre, pero sobreviviendo a los agudos.
Una voz llena de contradicciones, voz de negro en
envoltorio blanco, voz de tinte trágico con imágenes, en la memoria, de
lencería fina, y trajes impolutos de soldados enamorados.
El considerado séptimo arte le debe grandes momentos
también, como los temas principales de “Oficial y caballero” y “Nueve semanas y media”.
No se ha conformado nunca con coquetear solo con nuestros
oídos, y hubo tiempos que también lo hizo con
las drogas y el alcohol. Leyenda viva del Festival de Woodstock, hoy
nos ha dejado, pero como en sus conciertos, seguro que simplemente es un
descanso para volver a envolvernos con esa voz de más de cuarenta grados.
Sé que como en “Nueve semanas y media” me
podría dejar el sombrero puesto, pero es un símbolo de respeto el quitárselo,
y en el caso del cantante que acaba de fallecer, merece ser incinerado para no
poder ponérselo nunca; porque ya nada será lo mismo.
Al contrario de en su canción “Unchain my heart”, mi
corazón siempre estará encadenado a su recuerdo, a esas manos siempre tocando
un piano imaginario.
Ahora los tragos solo serán de marca, y las historias de
amor limpias y anodinas.
Joe Cocker ha muerto, descanse en paz, y los cubatas estarán a media asta.
*FOTO Y VIDEO: DE LA RED
jueves, 20 de noviembre de 2014
HABLANDO NOBLEMENTE
Vaya por delante que a este vecino del mundo nunca le ha
caracterizado la mala educación, y menos en su blog, pero tampoco le han dolido prendas
a la hora de decir lo que pensaba, y en ambos aspectos así va a seguir hoy
también.
Hoy ha fallecido Doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva,
Duquesa de Alba, día triste, y ya estamos oyendo, leyendo, viendo, todo tipo
de alabanzas sobre su manera de ser y de vivir. Todo el mundo se refiere a su manera campechana de vivir la
vida, y a su rebeldía.
Todo eso es cierto en mayor o menor medida, lo que ocurre es
que se debe de recalcar, que siendo “agraciado por la vida” especialmente en el
aspecto pecuniario, siempre es más fácil ser rebelde, e incluso poder ponerse la
vida por montera.
Ya he oído hoy, en
varias ocasiones, y empleando grandes titulares, eso de “la Duquesa del pueblo”,
y en eso discrepo, porque lo de Duquesa, o Marquesa, me da lo mismo, va por un
lado, y el pueblo siempre va por otro. Quizás, algunas veces, converjan ambos,
pero como si fueran elementos químicos que no se deben de mezclar; alguno de
ellos, es probable además, que no lo deseara.
Fue más que evidente eso de que la nobleza, o por
aclararlo más todavía, que la gente con influencia va por un lado, y el pueblo
por el otro, durante el intento de Don Francisco Ribera Ordoñez, ex yerno de la
Señora Duquesa, de que su hija se fuera a vivir con él.
Ese juicio no lo podía
ganar nunca, y eso que la menor lo quería, y así lo declaró
durante la vista. Este vecino no pretende decir que la Casa de Alba pudo
utilizar su influencia, ni se le pasa por la cabeza. Lo que ocurre es que no
hace falta ejercer ningún tipo de presión, siendo quien es la presión aparece
en la otra parte por generación espontánea.
Nunca podré olvidar esas imágenes de triunfadoras, tras
saberse la sentencia, de la Duquesa de Alba y su hija. Como hubiera dicho, Juan
Carlos I, estaban llenas de orgullo, sobre todo orgullo, y satisfacción. Y nunca
se debe de olvidar que cuando alguien gana una sentencia, hay alguien que
pierde, y aquí, aunque ni la prensa fuera clara en ese momento, perdieron un
padre y una hija, que no pudo cumplir su sueño.
En el caso de la ya desaparecida Duquesa de Alba, y de
veras que siento el fatal acontecimiento, se puede aplicar esa frase de “era como de la familia”,
pero siempre que se dice eso, ¡qué casualidad!, no lo es.
En la empresa en que este vecino del mundo trabajó veintiséis
años, en cenas y en momentos de celebración siempre se nos decía eso de “los
trabajadores son como de la familia”. Sí, pero en momentos “presuntamente” difíciles, hubo un E.R.E. y nos fuimos treinta trabajadores de la presunta familia a la
calle, y ninguno de la auténtica familia, que los había.
Tengo, además, una vecina, de parecida edad que la Señora
Duquesa, y se viste de manera similar. Ella, Doña María, la del tercero, dicen
que va hecha un adefesio, sin embargo de la Duquesa siempre han recalcado y no lo dudo, que
era "rompedora", y enfatizaban en el hecho de que "hacía lo que le venía en
gana".
También hablan, y hablarán, de su gran generosidad, y eso
no se puede negar, y es de agradecer, porque que tenga una persona mucho dinero
no garantiza que ayude a los demás. Sin embargo, también hay gente que no
puede ni ayudar a ese pobre con el que se cruza todos los días
debajo de su casa, y al pasar le dice medio avergonzado que no puede ayudar,
e incluso algún día “ha tenido que confesar” que no puede ayudarle porque él
también está en paro.
Hubiera sido más fácil, para este vecino del mundo,
incluso omitir este fallecimiento, y no hacerse eco de él, pero no hubiera sido
justo. Porque Doña Cayetana, se ha hecho querer, especialmente durante esas
persecuciones de la prensa que no le dejaban ni a sol ni a sombra. Y, para
este vecino, especialmente, el hecho de liarse la manta en la cabeza, y el casarse con
la persona que le apetecía.
Pero, también hay que ser sinceros y decir, siempre con
palabras correctas, que los hechos no los cambia ni la muerte, ni que hoy sea
un día triste, pese a que nunca tuve la suerte de conocerla.
¡Descanse en paz!
*FOTO: DE LA RED
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