Formando parte del, digamos, batiburrillo veraniego en Agosto, estamos en plena noche de las Lágrimas de San
Lorenzo, que como cada año y en el argot de la lotería no me ha tocado ni la
pedrea de ver tan solo una de ellas. Bueno, mirando desde la ventana y por
la noche, naturalmente, he descubierto que la morena del edificio de enfrente, aparte de que,
y dado la estrechez de la calle que nos separa, he notado que se ha cambiado de perfumé, por
uno más afrutado, llevaba un negligé trasparentemente
negro, que puede ser que fuera de mala calidad, porque me ha teñido del mismo
color negro. Por cierto, bailaba sola, sensual pero sola, o quizás, conmigo en la distancia...
Me he sentido una mezcla de
James Stewart en “La ventana indiscreta”,
y el protagonista de “Doble de cuerpo” vigilando a una desprendida (de ropa) y
joven, Melanie Griffith. Pero, eso sí, el observador, yo, con muchísimo más calor.
Y es que la vida hay que tomársela como viene, eso sí, poco a poco, para no empacharse. Que
en lugar de una lágrima de San Lorenzo, descubres una estrella, rutilante eso
sí, pero de carne y hueso, muy cerca de ti…, pues a nadie le amarga un dulce,
y además hay que amortizar las lentillas y aguzar la vista, aunque sea unas
décimas de segundo, porque yo no quería, pero ha sido una verdadera casualidad…
Como vulgarmente se suele
decir, “estando en éstas”, he pensado que lo curiosa que es la vida, mucho tema
espiritual: la búsqueda de nuestra razón de ser, si hay algo en el más allá, en
el caso del que más allá exista, o incluso lo que pudiéramos denominar “asuntos de la
ciencia a nivel de usuario”, intentando ver algo de las Perséidas, y al final
nos conformamos con nuestra vecina en, digamos,
estado de gracia. Es lo mismo que hablar todo el día de que no hay nada mejor que los
documentales de la 2, y al final te pillan viendo “Sálvame” en cualquiera de
sus versiones. Y es que no nos engañemos, la cabra siempre tira al monte, y los
hombres, en cuanto nos dejan, perdemos no solo los papeles, sino hasta el
orgullo, eso si alguna vez lo tuvimos.
Y ahora, qué excusa me
invento para decirle a La Nuri, mi sufrida, si me ve “buscando las Perséidas”, por ejemplo, en pleno mes de Octubre. Se admiten sugerencias. Si al menos
existiera Superman con sus vuelos…
*FOTO: DE LA RED
No hay comentarios:
Publicar un comentario