¡Es un asquito! ¡He dicho que es un asquito y no
rectifico lo más mínimo!
Eso de que el mundo ya sea prácticamente una aldea global
tendrá sus cosas buenas, pero también malas. Y ha quedado más que patente, estos
días, con esa queja sobre la tomatina de Buñol.
Que en un país africano, la cosecha de tomate ha sido
desastrosa, en lugar de quejarse porque las autoridades de su país no han
sabido luchar contra la plaga de polillas que la ataca y devora, se quejan de
que en Buñols “desperdicien” esa especie, cuando es más que sabido que el
tomate de Buñol, el destinado a la tomatina, al menos eso dicen siempre, es
incomible.
Ahora me acabo de comer un bocadillo de sardinas en
aceite de oliva con un poquito de mayonesa, y de lo bueno que estaba me han
salido hasta dos lagrimitas. Pero ese
instinto de lo políticamente correcto que de un tiempo a esta parte nos ha salido
a todos, me enciende una alarma que me induce a pensar que si lo comento, habrá
alguien, o la madre de una sardina, o alguien a quien se le corta siempre la
mayonesa, aunque la compre ya hecha, que se quejara, quizás para así sentirse
vivo, o viva, pero se quejará. Y lo que ha sido simplemente comerse un
bocadillo, puede convertirse en un auténtico atentado contra la humanidad.
La fiesta de la tomatina es un gran reclamo turístico
para la localidad valenciana de Buñol, donde cada agosto se reúnen miles y
miles de personas (más de 20.000) de todo el mundo. Y estos días se ha hecho
muy popular en Nigeria. Aunque, al parecer, allí no les parece una fiesta
divertida, sino un auténtico desperdicio. Ya que como consecuencia de una plaga, el tomate escasea en ese país africano en el que
los cestos, de unos cincuenta kilos, han pasado a costar de 1,30 a
casi 200 euros, precios para mayoristas. Y al parecer, siempre es más fácil escudriñar las costumbres extranjeras, que la política interior.
Lo dicho, mejor no decir nada sobre el bocadillo que me
acabo de meter entre pecho y espalda, porque en el peor de los casos me acusan
de haberme comido "pezqueñines", o de mayonesa no homologada.
Por cierto, visto lo visto ayer en
la Final de la Champions y llevando la modernidad por bandera, si de
lo que se trata es de romper todo lo anterior en cada décima de segundo,
olvidemos eso de “estar más perdido que un pulpo en un garaje”, y desde ayer nos
lo han puesto facilísimo: “Estoy más perdido que Alicia Keys en la
Final de la Champions”.
Además, esta actualización del dicho, tendría doble dirección, y estarían perdidos tanto el
protagonista de la frase como los que le rodean. Porque seguro que las miles de
personas que en ese momento estaban allí, se preguntaron si no se habían
equivocado y en realidad estaban, por ejemplo, en la Final de la Superbowl.
La única explicación que este vecino del mundo le puede
dar a lo ocurrido ayer con esa “norteamericación” en décimas de segundo, en el
único campo de fútbol con dos nombres, dependiendo de cuál de los dos equipos
de Milán sea en ese caso el equipo de casa, es las ganas que tienen las
autoridades que llevan todo el negocio del fútbol para hacerlo lo más americano
posible, no para ampliar este deporte, y que todos jueguen a fútbol, no, sino para
ganar todavía más dinero.
Tal como vamos, y en este mundo actual que de tan global
roza lo absurdo, en cualquier momento nos encontraremos a Alicia Keys como
pregonera de la tomatina de Buñol, porque como dicen los futbolistas cuando
van a fichar por cualquier equipo, de pequeña ella ya soñaba con romper los
tomates como en Buñol. Y sino, al tiempo.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED
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