Llevo varios días que estoy en una especie de síndrome,
porque sin duda en una época en la que tiende a clasificarse todo, y a demostrar
una y otra vez que no hay nada nuevo bajo el sol, cada vez que alguien relata
algo que siente o le ocurre, siempre, siempre hay alguien que dice que él lo
sintió antes, como conquistadores apeados de su descubrimiento por alguien que
lo vio antes. Y seguro que ya existe un síndrome para señalar lo que este vecino del mundo está sintiendo
Llevo varios días con la
sensación de que estoy en el día de los Santos Inocentes, para muchos el
28 de Diciembre, para otros el 1 de Abril, bajo la forma de April fools´ day, porque
no me creo nada de lo que se dice a mi alrededor.
Desde que se sabe que tenemos otra cita electoral, ¿o
es la misma que la del 20 de Diciembre del año pasado?, no me creo nada de lo
que dice cualquier partido político. Y a cualquier gesto del gobierno todavía
en el poder, le otorgo con razón, o quizás equivocadamente, la
categoría de brindis al sol, en su modalidad de medalla de chocolate, porque
el oro se escapa a mi bolsillo.
Eso de la prohibición de las esteladas en la final de la
Copa del Rey, entraría plenamente en la modalidad de “brindis al sol”; y también,
y que se me entienda bien, no me gusta que nadie sufra, ni de dos ni de cuatro
patas, pero la prohibición del famoso Toro de la Vega (aunque tiene "truco", porque no se le matará, pero seguirá sufriendo), ¡qué casualidad!, no se
realizó ni el año pasado ni el anterior, con tanta contestación o más que éste,
pero… amigos, este año hay que pasar por las urnas. Y siempre es más fácil
cumplir con algo que, además, no cuesta dinero. Y en teoría, luego se verá, si
hay gente que deja de ir al partido de fútbol, pero lo de las esteladas es un
claro brindis, tanto al sol como a mucha de la gente que, presuntamente, será más afín al Partido Popular.
Lo de visitar los mercados, en época electoral, sin
corbata, y con aire de ir todos los días, aunque se estuviera más perdido que
un pulpo en un garaje, ya era demasiado típico, y a mí, lector impenitente, en
su niñez, de las aventuras de Tintín, me recordaba mucho a los Hermanos
Hernández y Fernández, o Dupont o Dupond en el original. Estos caballeros para pasar
desapercibidos, y que nadie sospechara que eran policías, a cada país que les
llevaba alguna de sus misiones, ellos se disfrazaban con el traje típico, dando, por supuesto el consiguiente cante.
En el caso de las esteladas, la representación del
gobierno, ha sido como se hubiera esperado, el Señor Presidente, Don Mariano
Rajoy, no se pronuncia, o lo que viene siendo habitual, se pone de perfil; el
Señor Hernando apoya la medida, y en realidad siempre suele ser el encargado de
poner voz al pensamiento gubernamental, como si fuera una especie de traductor
de signos en el idioma de los sordos en cualquier mitin. Y en este caso, el
Señor Albiol, que sería al que le toca bailar con la más fea en esta “fiesta”
que se han montado, está contra la medida.
Y este vecino del mundo se pregunta, ¿si toda esta época preelectoral es un contínuo día de los inocentes, cuándo será el Día de Reyes?.
La respuesta es obvia. Para los políticos siempre, para el ciudadano de a pie nunca, aunque le hagan creer lo contrario. ¡Ah! Y además, corre con los gastos. O lo que viene siendo, colocarle en su espalda, el muñequito de inocente.
*DIBUJO: HERGÉ
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