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jueves, 19 de mayo de 2016

POLÍTICOS QUE ACTUAN COMO HERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ...



Llevo varios días que estoy en una especie de síndrome, porque sin duda en una época en la que tiende a clasificarse todo, y a demostrar una y otra vez que no hay nada nuevo bajo el sol, cada vez que alguien relata algo que siente o le ocurre, siempre, siempre hay alguien que dice que él lo sintió antes, como conquistadores apeados de su descubrimiento por alguien que lo vio antes. Y seguro que ya existe un síndrome para señalar lo que este vecino del mundo está sintiendo


Llevo varios días con la  sensación de que estoy en el día de los Santos Inocentes, para muchos el 28 de Diciembre, para otros el 1 de Abril, bajo la forma de April fools´ day, porque no me creo nada de lo que se dice a mi alrededor.


Desde que se sabe que tenemos otra cita electoral, ¿o es la misma que la del 20 de Diciembre del año pasado?, no me creo nada de lo que dice cualquier partido político. Y a cualquier gesto del gobierno todavía en el poder, le otorgo con razón, o quizás equivocadamente,  la categoría de brindis al sol, en su modalidad de medalla de chocolate, porque el oro se escapa a mi bolsillo.


Eso de la prohibición de las esteladas en la final de la Copa del Rey, entraría plenamente en la modalidad de “brindis al sol”; y también, y que se me entienda bien, no me gusta que nadie sufra, ni de dos ni de cuatro patas, pero la prohibición del famoso Toro de la Vega (aunque tiene "truco", porque no se le matará, pero seguirá sufriendo), ¡qué casualidad!, no se realizó ni el año pasado ni el anterior, con tanta contestación o más que éste, pero… amigos, este año hay que pasar por las urnas. Y siempre es más fácil cumplir con algo que, además, no cuesta dinero. Y en teoría, luego se verá, si hay gente que deja de ir al partido de fútbol, pero lo de las esteladas es un claro brindis, tanto al sol como a mucha de la gente que, presuntamente, será más afín al Partido Popular.


Lo de visitar los mercados, en época electoral, sin corbata, y con aire de ir todos los días, aunque se estuviera más perdido que un pulpo en un garaje, ya era demasiado típico, y a mí, lector impenitente, en su niñez, de las aventuras de Tintín, me recordaba mucho a los Hermanos Hernández y Fernández, o Dupont o Dupond en el original. Estos caballeros para pasar desapercibidos, y que nadie sospechara que eran policías, a cada país que les llevaba alguna de sus misiones, ellos se disfrazaban con el traje típico, dando, por supuesto el consiguiente cante.



En el caso de las esteladas, la representación del gobierno, ha sido como se hubiera esperado, el Señor Presidente, Don Mariano Rajoy, no se pronuncia, o lo que viene siendo habitual, se pone de perfil; el Señor Hernando apoya la medida, y en realidad siempre suele ser el encargado de poner voz al pensamiento gubernamental, como si fuera una especie de traductor de signos en el idioma de los sordos en cualquier mitin. Y en este caso, el Señor Albiol, que sería al que le toca bailar con la más fea en esta “fiesta” que se han montado, está contra la medida.


Y este vecino del mundo se pregunta, ¿si toda esta época preelectoral es un contínuo día de los inocentes, cuándo será el Día de Reyes?.


La respuesta es obvia. Para los políticos siempre, para el ciudadano de a pie nunca, aunque le hagan creer lo contrario. ¡Ah! Y además, corre con los gastos. O lo que viene siendo, colocarle en su espalda, el muñequito de inocente.


*DIBUJO: HERGÉ

miércoles, 4 de noviembre de 2015

NUESTRO MEJOR AMIGO



 
Está claro que hasta el 20 de Diciembre todo lo bueno que ocurra en España servirá para hacer publicidad del gobierno todavía en el poder.

Hoy, por ejemplo, ha habido motivo para ponerse medalla honoris causa, al enterarnos, aunque ya lo adelantó el Señor Rajoy en una de sus entrevistas ( porque “el presi” en estos días está que en cuanto se entera de algo bueno en su mandato, lo escupe en seguida a los medios de comunicación, con una incontinencia verbal exacerbada), que la esperanza de vida en España es de 83 años, y que sólo está por delante nuestro Japón. Otra medallita para el gobierno. Ya se sabe, y lo digo por el contenido sacro que puede tener la palabra "medalla", que tantos años de catolicismo y mantilla han dejado huella hasta en el ADN.

Lo que no se dice, en la citada noticia, es que si no se hubiera recortado en Sanidad en los últimos años, quizás ahora desde nuestro retrovisor veríamos a los japoneses quedando cada vez más atrás, y con evidentes caras de envidia.

De todas maneras, este vecino del mundo que siempre piensa mal, y es que como cantaba Jeanette , “yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así…", tiene otra teoría.

Más de uno, entre los que este vecino se incluye, intenta cuidarse por aquello de que cuando veas las barbas de tu vecino cortar… A ciertas edades uno ya no está buscando lo que se denomina como "tableta de chocolate",  para impresionar a la chica de turno, sino que intenta cuidarse para molestar lo indispensable a la parienta, a La Nuri en este caso, y a la familia en general, que serán los sufridores del futuro, si, tú, te encuentras mal.

Quien más quien menos, a no ser que sea un egoísta nato, y que esté convencido de que tras él no hay nada, al ver a sus vecinos, por ejemplo, tan ancianos, y tan … sólos, se ha hecho una serie de preguntas, y que nunca son verbalizadas. Pero más de uno, y de dos, no queremos que para vivir más, tengamos que pisotear a los demás, por aquello tan simple de donde empieza la libertad de los demás, termina la tuya.

Una vez de haber llegado a este circo que algunos llaman “vida”, se trata de sobrevivir molestando lo mínimo.  Ese es un gran motivo para cuidarse, y no la tableta de chocolate para impresionar. El chocolate  siempre es para comérselo, porque seguro que te sienta mejor que esas pastillas azules. 

Por cierto, más de uno se imaginará esa pastillita azul, colgada en una pared, dentro de una especia de urna. Como esos pequeños martillos que se pueden encontrar, por ejemplo, fijados a cierta altura, en cualquier autobús, con la leyenda: “Sólo usar en caso de emergencia”.  Sin embargo, este vecino del mundo está convencido que de guardar algo para caso de emergencia, siempre tiene que ser "el cerebro". Nuestra primera y última esperanza, como hubiera dicho Agatha Christie, tiene que ser nuestra materia gris, que nos haga diferenciar lo que es bueno y malo para nosotros. O lo que la filosofía popular viene denominando como "ser nuestro mejor amigo".

De todas las maneras, y ya para terminar, la expresión “esperanza de vida” está muy bien buscada. Entre otras cosas porque ya se sabe que la esperanza es lo último que se pierde, como la vida misma. Y en ese caso, no vas a ir a nadie a reclamar que te has quedado solo con la esperanza, y otro se ha llevado la vida...

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 21 de agosto de 2013

PREYSLER, UN LUJO A SU ALCANCE

Ya sabemos que está todo inventado con aquel antiquísimo “no hay nada nuevo bajo el sol”, pero sí nuevas vueltas de tuerca a lo ya inventado.
La sociedad actual es la sociedad de la franquicia, en la que alguien en su momento tuvo una idea brillante, por decirlo de alguna manera, y luego esos derechos se los va concediendo, previo pago naturalmente, a otros para su comercialización en una zona determinada. Sin embargo, quizás, muy poca gente se haya dado cuenta de que lo mismo, o muy parecido al menos, ocurre actualmente con las denominadas sagas familiares, de famosos o similares, en cuyo máximo exponente se mantiene a la cabeza, y durante muchísimos años, un apellido que antes nos hubiera sonado solo a rock del bueno, y ahora tiene unas importantes connotaciones a papel cuché: Preysler.
Doña Isabel, supo fajarse de una posición de mujer en casa y con la pata quebrada, aunque la jaula fuera de oro, a buscar su propia libertad quizás al abrigo siempre de unos hombres a priori con un fuerte nombre y presunta gran cuenta corriente, aunque nadie deba olvidar al amor, pero eso desde fuera nunca se ve solo se presume.
La señora Preysler, Isabel para su círculo, nunca para nosotros, ha sabido rentabilizar su imagen, primero a golpe de exclusivas, navidad y días importantes para su familia, y luego desgranando su innato glamour por productos que necesitaban en un momento dado ser asociados a un mundo de alto estatus, aunque en realidad solo fuera “piedra o similares” y “chocolate”. Es la reina en saber vender lo que no existe, porque el glamour no existe, solo se presupone, como el ya mencionado amor, y lo vende muy bien.
Y desde hace unos años ya, existen las franquicias “Preysler”, en forma de sus hijas, porque lo de los hijos es un mundo aparte. Las tres son universos diferentes, aunque Maria Isabel (más conocida por Chábeli), haya desaparecido de las primeras páginas del corazón tras su segundo matrimonio, y consiguiente maternidad.
Tamara, quizás sea la que levante más disparidad de opiniones, especialmente si se tiene en cuenta que, como nos han vendido, tras estudiar en los mejores colegios, el resultado ha sido, todo ello presuntamente, de un pijotismo elevado a la enésima potencia, y con unas respuestas que siempre le han dado sensación a este vecino, de que han sido hechas desde Canarias, por el desfase que siempre existe entre las preguntas y sus respuestas, esa hora que su rostro parece que tarda en procesar las preguntas que le hacen. Eso sí, es la más sincera de la familia, y quizás por eso sus respuestas pueden dejar a la gente pasmada. El glamour que desprende es un glamour naif, como una colonia, o un vino de sus bodegas, para la mañana, refrescante y que nunca empacha.
Y ya para terminar, Ana, la benjamina de la familia. Se presupone, de casta paterna le viene al galgo, la más inteligente, y en apariencia es fría, y analiza sus movimientos, añadiendo además la experiencia de los que le rodean, al milímetro. Quizás sea la más guapa de las tres, aunque su belleza sea tan fría como su falta de empatía con quien la mira.
Esta franquicia, la Preysler, quizás es la que más futuro tiene, en este tipo de negocio, porque ha sabido diversificar su producto y adaptarlo a los cambios que el mercado siempre requiere, toques de izquierda con imagen de derecha de toda la vida, y con una gran habilidad, siempre que se paran para posar, siempre, siempre, hay una marca detrás, y eso siempre dice mucho, especialmente para la empresa en cuestión.
Para todos aquellos que quieran invertir, siempre un valor seguro.

*FOTO: DE LA RED