Hoy me ha pasado una cosa curiosa, y que me ha dado mucho
qué pensar.
Este vecino del mundo tiene una especie de rito que lo cumple
a rajatabla, y es que de lunes a viernes ve a las cuatro y media de la tarde
una determinada serie española, de la que no va a dar el nombre, pero que es bastante
fácil, sino de adivinar, si de dejar “el misterio” entre dos o tres nombres.
Hoy, a esa misma hora, me he quedado más que dormido o echando
una cabezadita. Para ser fiel con la sensación tras despertarme, podría jurar
que había sido narcotizado y había sufrido los síntomas por casi tres horas. No recordaba nada, y poco a
poco he ido deduciendo, qué estaba haciendo anteriormente, por el sitio donde
me he encontrado al “volver”, en el salón, delante de la televisión, pero con
una gran sensación de amnesia, y de qué quizás "simplemente" he sido abducido.
Mi mente, siempre más allá de lo racional, me ha llevado
a pensar en ese BLACK FRIDAY, del que ya estamos la mayoría sintiendo las consecuencias, sino para algunos
crematísticas, sí para todos publicitarias. Quizás esa asociación de conceptos,
de ideas de la pérdida de consciencia de más de dos horas, con la pérdida de raciocinio, o quizás de juicio entre lo que sueñas, deseas, o realmente
necesitas. Y que, al menos en España, en Estados Unidos visto desde la
distancia parece que las ofertas son mejores, se mezcla, como siempre, las verdades con las falsas apariencias, e incluso con el timo. Lo que muchas veces, y ya lo
anticipa este vecino del mundo, siempre le lleva a la misma conclusión, de que
tenemos verdaderamente el tipo de gobierno que nos merecemos, porque como
siempre se ha dicho: “aquí el que no corre, vuela”.
Esa sensación de “no es lo que parece, cariño”, que te está advirtiendo tu subconsciente con relación a la perorata que te
está lanzando el vendedor o vendedora de turno, con la mejor de sus sonrisas, mientras
te ves reflejado en la vitrina de enfrente,y compruebas que tienes un cuchillo
clavado en tu espalda.
Este vecino del mundo habla ahora en primera persona, y empezó
el tema hace exactamente dos días…
Tanto ver ofertas por todas partes de ese maldito Black
Friday, que en España (lo advertían en
tiempos del franquismo con aquel “Spain is different”) ya lo convertimos como
mínimo en una semana.
Y este vecino del mundo ha caído también, llamando, por
no decir nombres, a su proveedor de telefonía habitual, preguntándole a la mujer que me atendió, si tenía
ofertas de móviles aprovechando el "Viernes Negro". Pero este vecino ya iba, como
se suele decir, a tiro hecho. Y le interrogó por un modelo específico del que me
dijo, que “ése no está en oferta, pero cuesta SÓLO 23 euros al mes, en
24 CÓMODAS mensualidades”. A lo que le contesté que “el mismo precio que en Junio
pasado”, para que entendiera que seguía el tema. A lo que añadí, porque es
verdad, que "además estoy harto, ya que no es lo mismo unas facturas que otras". A
lo que ella me confesó que no entendía lo que quería decir. No es lo mismo - le
aclaré- pagar una factura, de un cliente, que en realidad es una familia, por
80 euros al mes, lo cual es bastante asumible, que otra factura, que en realidad es una
persona que vive más sola que la una, y que él se lo guisa y él se lo come, y
80 euros, por lo tanto, ya es otra cosa más complicada.
Tras unos segundos de silencio por parte de mi
interlocutora, me dijo que pasaría la nota a los “comerciales” y que ya me
dirían algo. En ese momento me entró la risa, y tras pedir perdón, le expliqué
el por qué de la risotada. Ya que me ha ocurrido lo mismo - le expliqué sinceramente - unas cinco veces, y
tras tomarme nota, nunca me han vuelto a llamar para darme una contra-oferta.
Ayer, sólo veinticuatro horas después, y a la misma hora
del día anterior, en lugar de llamarme un comercial, me llamó la misma persona que me había atendido anteriormente, haciéndome
la siguiente oferta:
-Usted paga ahora 72 euros al mes por sus servicios
contratados. Yo le ofrezco el terminal que usted quiere y pagará a partir de
ahora 82 euros al mes, durante dos años, en realidad, sólo 10 euros más, y al
terminar el plazo, su factura quedará reducida a 59 en lugar de los 72 euros
actuales. Eso sí, mientras se puede dar de baja de todo lo demás, pero si lo quiere hacer
del móvil, tendrá que pagar por cada mes restante 23 euros hasta lo que quede
de los dos años.
En realidad, y lo
comprobé al recibir la factura que tenía que firmar por e-mail, ya que como
comprenderéis no me pude, ni quise, negar, yo pago la cantidad real, 23 euros, pero desde
ahora mismo lo que antes pagaba por 72 euros, se convierte por arte de birlibirloque
en 59, eso sí, con las mismas prestaciones, a excepción del servicio técnico del
que me han "liberado", pero que prácticamente fui forzado a contratarlo por un año, ya que era la opción más barata, debido a una avería que
tuve, y del que me quedaban unos nueve meses de “obligatoriedad”.
Con lo cual, el cosquilleo por el nuevo "juguetito" queda más que menguado por ese
ya comentado “cariño, no es lo que parece” que me ha lanzado nuevamente mi subconsciente, o ese dicho, que ya
apenas se utiliza, pero los que ya tenemos cierta edad, seguimos teniéndolo grabado a fuego, ese “nadie ata los perros con
longaniza”.
Ya para terminar, un simple consejo: Siempre que se trate de una oferta que no puedas rechazar, vete acompañado de tu abogado y de tu contable. No lo podrán arreglar, seguro, pero te acompañarán en el sentimiento..., que no es poco.
*FOTO: DE LA RED
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