Como decía un compañero mío de trabajo, cuando todavía
tenía trabajo y compañeros, “Estoy más nervioso que un señor de la tercera edad
(él, mi antiguo compañero, para abreviar, y siendo políticamente incorrecto, en
realidad decía: “viejo”) con novia”. Así se siente este vecino del mundo hoy pero sin novia, que uno ya tiene más que suficiente con La
Nuri, su sufrida, y como decía aquel, que tenía que ser muy inteligente: “Uno no va a
buscar hamburguesas, cuando tiene el solomillo en casa”,
Sí, estoy muy nervioso, y en realidad es por algo que, en
teoría, no nos debería de afectar, ya que es por las elecciones a Presidente de
Estados Unidos, que en teoría no nos atañe de cerca, pero teniendo en cuenta
que el mundo ya es más cada día una aldea global, quién sea el nuevo habitante
de la “Casa Blanca” puede afectar y mucho a la comunidad de vecinos, aunque
estos vecinos estén en ultramar.
Está más que demostrado que cuando el Presidente de
Estados Unidos estornuda, la mayoría, aunque estemos muy lejos, ya estamos
sintiendo fríos, temblores y con la inequívoca cara de que nos viene la gripe.
Y es que, en realidad es una situación totalmente
irónica, podemos pasar por primera vez de tener a la primera mujer en la
Presidencia de Estados Unidos, a que haya un nuevo Presidente, que, presuntamente,
utilizara a las mujeres como objeto de caza y de alfombra.
Se suele decir que “no hay dos sin tres”, y este año, si
suponemos que en una moneda, “la cara” es lo bueno, al menos desde el punto de
vista de este vecino del mundo, y lo malo “la cruz”, tanto en el Brexit en el
Reino Unido, como en Colombia con el plebiscito, salió una gran cruz.
Por ver el lado positivo, en esas dos votaciones
anteriores se presuponía desde días antes que la votación estaba más que ganada
claramente, y tras los resultados la confusión fue el primer sentimiento. En Estados Unidos, por lo que dicen las
últimas encuestas, cualquiera de los dos, Clinton o Trump, pueden ganar, por lo
que no creo que los seguidores, y los sufridores, se duerman en los laureles, y
aquel que tenga claro el voto, es de suponer, que no se quede en casa, porque de lo contrario
tendrá unos cuantos años, concretamente cuatro, para arrepentirse.
Llevamos una racha a nivel mundial de que las gentes se
están empapando de doctrinas populares, y luego pasa lo que pasa. Una especie de llevar la telebasura (ahora tan popular, y que tanto daño está haciendo) a las calles. Decir “popular”, doctrina popular, en España, para mucha gente es hablar de pensamiento de izquierdas, cuando
un discurso popular es decir a la gente lo que quiere oír, que ya intrinsicamente lleva su peligro, y luego el político
de turno tras ganar las elecciones hará de su capa un sayo, y de sus promesas
meras cortinas de humo para hacer lo que él realmente quería. Y de eso en España
tenemos, tan solo hace cinco años, un claro ejemplo de ello. Y aunque ellos se definían del centro, porque en España ningún partido político, motu
proprio, se sitúa a la derecha, sus políticas nos han llenado de recortes y de
trabajos tan largos como el parpadeo de un buho nervioso.
Y si gana Trump ya me temo que en España el nuevo
gobierno, que es en realidad el viejo, tiene la excusa perfecta para hacer
de su capa un sayo, y de sus breves promesas, otra vez papel mojado. Este
vecino del mundo, y sin dárselas de visionario, está totalmente convencido de que
la culpa de todo será …del amigo americano.
Esta noche, y ya para terminar, antes de ir a la cama,
habrá que mirar si debajo de ella, adivinamos un flequillo rubio. Y es que, quizás, hoy, para variar, el hombre del saco sea rubio y con acento netamente americano…
*FOTO: DE LA RED
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