Esta noche pasada, que nos
traía al 8 de Agosto, muchos han salido a la búsqueda del eclipse perdido; sin
embargo, este vecino del mundo (a eso se le llama
experiencia) simplemente pretendía pasar una noche bajo el influjo directo de
la luna, y relajarse con un buen y largo paseo.
Si de algo ha servido el devenir de estos años es aprender que no hay que esperar mucho ... de nadie, o de todos, incluyendo al destino.
Por poner un pero a una
noche esplendida, podía haber sido menos calórica. Por cierto, este vecino del
mundo, lleva mucho tiempo hasta el gorro de las sensaciones térmicas. Esta
misma noche eran 28 grados, sensación térmica unos 32. ¡Vamos! Una auténtica metáfora de lo que pasa con
mi vida, y me imagino que con la de muchos. Tu economía más que rodearte, te
presiona hasta casi no poder respirar, y el gobierno publicita que no hemos
estado en otra desde el 2008. No es mentir, o sí, pero es como decir que tus
zapatos ya no te molestan… porque hace tiempo que se te rompieron.
Será el influjo de la luna,
pero el paseo me ha dado para muchas reflexiones, quizás demasiadas…
Siempre he pensado (ya es
mucho afirmar en sí) que esa famosa marcha lenta/rápida del Señor Rajoy, que
siempre se promociona en momentos de elecciones o vacaciones, es una auténtica
metáfora, otra, de la situación actual de nuestro cortijo llamado España. Una
autentica huida hacia adelante sin querer ver, desde su burbuja, para ver a mucho españolito luchando en el día a día.
Ahora resulta que el Señor
Rajoy está sufriendo de lumbalgia, y La Nuri, mi sufrida, me recuerda que por
fin tiene algo en común con él, aunque ella siempre lo define como un dolor que
le empieza en el glúteo, y se le extiende por la pierna. Y es que los hombres de
poder, tienen hasta pedigrí en sus dolencias.
Ésto, la lumbalgia, le podía
haber servido, a Don Mariano, para ponerse al día en las necesidades de la
Sanidad española, pero mucho me temo que
él habrá entrado por la puerta grande, o mejor dicho, gentilmente los mejores
galenos habrán ido a donde hiciera falta.
Mientras en mi camino
nocturno llegaba al ansiado faro, e intentaba captar algunas imágenes que
hicieran honor al momento, mi diálogo conmigo mismo me hacía ver, que quizás
esa lumbalgia era en realidad Cataluña, que se le estaba rebelando, y que no se
arregla con esos paseos lento-rápidos, y ese “dejar pasar” a las que Don
Mariano Rajoy es tan aficionado.
Lo bueno que tiene una buena
noche de luna llena es que te incita a las sensaciones, y no a las realidades; a la introspección, y no a verificar lo que tenemos, o lo que es mucho peor, no tenemos…
*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA
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