Ayer comenzó Gran Hermano
16.
Antes de nada, y para aclarar posibles malentendidos, este vecino del mundo hoy no va a hablar de los concursantes que han entrado. Quizás, y si el cuerpo se lo pide, lo haga más adelante, viendo a los concursantes no en un primerísimo primer plano, sino más en la lejanía, formando parte del panorama que se les presenta.
Primera conclusión: que aparte de ser un concurso, que hace muchos años que
dejó de ser un presunto experimento sociológico para ser un simple concurso-reality, este año, se le ha querido dar una pátina de thriller, con falsas apariencias y
mentiras, en teoría, contraladas, que bien pensado lo que pretende es "fidelizar" aún más, a unos espectadores a los que no les va a valer ver un programa, sino hay que saber la trama anterior y esperar la siguiente.
En realidad, es como si
fuéramos a asistir a un crimen, y ahora estamos en los prolegómenos. Se nos
promete mucho, y poco, porque viniendo de la cadena que viene, pretendidamente
o no, todo siempre tiene un tufillo a cotilleo-voyeur-metida de dedo en el ojo
para que los concursantes vomiten pestes.
En las primeras ediciones
era posible engañar desde dentro al resto de concursantes. Fue el caso de Pepe
Herrero, vencedor de "Gran Hermano 7" y de "GH: El Reencuentro". En este tipo de
programas debiera de valer todo, dentro de un orden, por supuesto, para poder
ganar, incluidas las mentiras de los mismos concursantes. En
realidad, debiera ser como una partida de póker. Pero desde el momento en el
que se les fue informando desde fuera, eso ya no es posible.
Ahora solo se puede
ganar, o manteniéndose impermeable a todo lo que se te dice, caso de Nuria Yáñez,
la célebre “Fresita” de GH 5, y de
Paula, la última ganadora. O siendo el que más ensucia a los demás,
acompañado de la “pandi” de otros que también te acompañen en la operación suciedad,
como fue el caso de Pepe Flores, el “bailaor” de GH 12+1, y que según opinión
de este vecino del mundo, fue favorecido también con la continua opinión y
comportamiento favorable de una Mercedes Milá enfervorizada con el bailarín.
Comportamiento de una
Mercedes Milá que también había ocurrido con Iván Madrazo, ganador de Gran
Hermano 10, y que ya avanzado el concurso, este vecino del mundo, se imaginaba
a Doña Mercedes con un babero puesto cada vez que hablaba con el concursante
que más se ha querido a si mismo, al menos en apariencia.
Otro caso, muy similar es el
de Laura Campos, ganadora de Gran Hermano 12, Reina de las poligoneras, y a la
que se le pasó el concurso entre insulto e insulto y acostarse con la
pareja que encontró en el programa y cuya
relación duró lo que duró. Fue uno de los finales con más interrogantes de todos.
Y muchos, como en el caso de Pepe Flores, nos preguntamos continuamente de
dónde llegaban tantos votos a favor.
Este vecino del mundo ha
tenido pocos favoritos en el concurso: Pedro Oliva, también conocido entonces
como “El cabrero”, ganador de Gran Hermano 4, y con un corazón, a mi entender,
naturalmente, que no le cabía en el pecho, y el ya mencionado Pepe Herrero.
Entre las féminas es
imprescindible destacar a una inolvidable Judith Iglesias, ganadora de Gran
Hermano 9, y cuyas conversaciones con el senegalés Andalla pudieran haber
encabezado cualquier programa de debate. A destacar que Judith en realidad había entrado ya comenzado el concurso, y como reserva.
Pero, para este vecino del
mundo, la niña de sus ojos será para siempre Argi, la que, para él, debió de
ser la ganadora de Gran Hermano 14, y que por unas declaraciones naíf, y
debidamente calentadas del exterior, hicieron que los productores del programa
optaran por lo más fácil, sacarle fuera del concurso.
Siempre han querido que los
concursante se olviden de que están concursando, y el ejemplo máximo de ésto fue,
y creo que será por siempre, Argi.
Ella, siempre muy digna,
hizo lo que debía de hacer: ya que no contaban con ella dentro, que no contaran
con ella fuera tampoco, para no contribuir en subir un “share”, que con ella
dentro siempre fue mejor.
Por si acaso, ya me he
comprado una pipa, de las de fumar, aunque no fume, y una lupa tamaño king size,
para investigar lo que haya que investigar de lo que nos dicen u omiten
decirnos. Pero visto lo visto, mucho me temo que lo que nos están vendiendo
como “champán francés” sea al final como mucho agua con gas. Y sino, al tiempo.
Es más fácil que los concursantes te “hagan” el programa, con sus
chácharas, salidas de pata de banco, e incluso con su vida privada, porque al
final “todo se sabe”, que los guionistas y diseñadores del programa se estrujen
las meninges… Y al final, sea más de lo mismo.
*FOTO: DE LA RED