Hoy, lo de Artur Mas y esa
especie de despliegue de fuerzas, al ir y venir de declarar ante el tribunal,
desde el punto de vista de este vecino del mundo, ha sido de todo, menos bueno para su causa.
En primer lugar, nunca es
bueno tapar el sol con un dedo porque te puedes quedar sin dedo, y no deja de
ser querer negar una evidencia mediante el pataleo.
Ya al ver el comienzo de ese
desfile de los primeros espadas del independentismo catalán, este vecino se los ha imaginado con los bolsillos llenos de plomo, porque de tanto orgullo de estar
en posesión de su verdad, hasta levitaban. De no ser por el lastre,
podían haber llegado a Marte en cinco minutos.
Sinceramente, me he acordado, y ya en primera persona, de Pablo Iglesias y de su famosa “caspa”. Eso es realmente caspa mezclado con
un “porque yo lo valgo”.
Quizás ha sido un efecto no
deseado, los famosos efectos colaterales que ahora están, desgraciadamente, tan
de moda, pero para este vecino del mundo cantaba a “Yo soy el pastor de este
rebaño y hago con él lo que quiera. Hoy los he traído hasta aquí, pero si ni el
Gobierno españolista, ni la Justicia, nos hacen caso, puedo hasta tirarlos por
un acantilado, porque hacen lo que yo quiera. Y voy a querer”.
Olía a mafia, a mafia
política, y a “me paso las leyes por el arco de mis deseos”.
Y es lo que tiene apelar a
la patria, al orgullo patrio, que las palabras ya no sirven.
Olía a ¡Fuenteovejuna, todos
a una!
Y en el fondo, muy en el fondo, aunque el Señor Mas ha
asumido todas las responsabilidades, también ha olido, y mucho, a lavarse las
manos en el asunto de la consulta del llamado “9 N” porque al final, aunque él
se ha hecho responsable de “idear e impulsar” el 9-N, tras la suspensión
decretada por el Tribunal Constitucional, fueron los voluntarios, según la
versión de hoy del Señor Mas, quienes sacaron adelante la organización de la
consulta soberanista. Es decir, valiente pero no tanto.
Desde un punto de vista teatral, no lo de Cataluña, que
se debería distinguir, sino la que ha montado el Señor Mas en Cataluña, con la
ayuda, por no hacer nada, del Señor Rajoy que, como siempre, se ha quedado "plasmao", comenzó con un vodevil para "taparme las vergüenzas y las de mi
partido, y la fortuna de la estirpe Pujol", y está acabando como un drama
shakesperiano.
Lo de hoy, si el Señor Mas fuera un actor, se hubiera
dicho que ha estado en todo momento sobreactuado, pero él ya no mira al frente,
en el que puede estar el gobierno central, sino ya directamente mira a la
HISTORIA, así con mayúsculas, y entre el día a día y la historia puede haber un
gran acantilado en el que se despeñen todos los que siguen a su amo.
*FOTO: DE LA RED