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martes, 21 de junio de 2016

HEREDEROS DEL CACO BONIFACIO


Uno es preso, o rehén, de los años en que nació y de todo lo que le rodeaba en aquella época.


Los nacidos a mediados/finales de los cincuenta en España, queramos o no, llevamos una gran herencia adquirida a través de los cuentos, comics serían ahora, de la Editorial Bruguera, como el DDT, o el Tío Vivo, y sus criadas con cofia, o los entrañables cacos con antifaz y bola.


Hoy es el día en que este vecino del mundo, no puede, ni quiere, dejar de ver el mundo de ahora, el que nos toca vivir y sufrir en cada momento, pero con ciertos ojos a lo antiguo, a lo “demodé”.  Y ni quiere, ni puede, dejar de ver a personajes/personas como Mario Conde o Rodrigo Rato, muy dignos ellos, entrando o saliendo de su pleito correspondiente,  y siempre, siempre, con su bola y traje a rayas correspondiente,  a lo Caco Bonifacio, del genial Enrich


Aparte de que uno, este vecino del mundo, se lo pasa muy bien, quizás, imaginándose por ejemplo a Don Rodrigo Rato, con ropa de preso a rayas y sombrero de fieltro verde, al estilo de “La Escopeta Nacional”, crea un mundo, virtual, más justo en el que cada uno tiene lo que se merece.


Eso sí, también se sufre, porque cada vez hay más carpantas, provenientes del célebre Carpanta, del maestro Escobar, para los que el verdadero paraíso sería tener un muslo de pollo y dormir debajo de un puente.


Lo que en su momento ya parecía algo desaparecido, está más vigente que nunca; y las clases sociales, con división entre “ricos y pobres”, es cada vez más evidente. Aunque los pobres de ahora no vayan con ropa de remiendos, y tengan su correspondiente teléfono móvil, lo que tienen en casa, padres o abuelos que son verdaderos ingenieros económicos para intentar ayudar a todos con su pensión, es una realidad que no se está recogiendo, por ejemplo, en esta, ni en la anterior, campaña electoral. Y es que en el fondo, es una vergüenza, y a nadie le gusta enseñarlas.



Hemos avanzado mucho, para de alguna manera, volver a ciertos aires del pasado. Nunca es más verdad aquello de que “vuelven los tiempos de Carpanta”, o los herederos, aunque con mucha gomina, trajes carísimos y demasiada mala leche, del caco Bonifacio.


*DIBUJO: EL CACO BONIFACIO, DE ENRICH

martes, 21 de octubre de 2014

NIETOS DE CARPANTA

Descartada la idea de cortarme las venas por el bochorno acaecido una vez más en torno a la Real Sociedad y su manera de perder un partido en cuatro minutos, esta vez contra el Getafe, y además con la extraña sospecha de que sufrimos más por ello los seguidores que los propios jugadores, sopeso la idea de echarme a la bebida. Pero si algo bueno tiene una crisis, y estoy tan inmerso en ella que ni se me ve ni se me espera, es que uno no tiene dinero ni para agarrarse cogorzas.
Lo que nunca he comprendido es esa total contradicción que nos estrecha los bolsillos del ciudadano medio hasta límites insospechados, intentando además que trabajemos más por menos, con la aspiración de la patronal y del gobierno a que sigamos consumiendo, y más si es posible.
A mi personalmente que me expliquen el truco, porque tan mal va la cosa que prácticamente es imposible ahora utilizar esa expresión tan española como era “atar los perros con longaniza”. Porque perro se puede tener, pero más bien famélico y explorador, para buscarse la comida en algún otro sitio, pero lo que se dice longaniza, longaniza, más de uno seguro que cree que como mucho eso ya es una leyenda urbana.
Eso sí, este vecino del mundo sigue teniendo buen humor y predisposición a ello incluso como para reírse de sí mismo. Y por eso como lo que no mata, engorda, en este caso es al revés, y es aprovechar la susodicha crisis para intentar cuidarse el chasis con gimnasia puesta por uno, ya que el ayuno últimamente viene de serie
No sé si en muchos sitios ocurrirá como en la zona donde este vecino vive, en Amara, en Donosti, de todas las tiendas que antaño, eran muchas, vendían televisiones, ahora solo recuerdo que quedan dos, lo de más tienes que ir a las famosas grandes superficies, eso sí están abundando las tiendas de chinos que venden pequeños altavoces, cascos y  complementos tanto para los equipos de música, televisión, o móvil, pero eso sí, de marcas desconocidas, al menos para el común de los mortales, y eso es muy indicativo de cómo se encuentra el bolsillo del ciudadano medio. 
Además, seamos serios, hasta esos que han utilizado las tarjetas “black”, se les ve la patita y junto a grandes comilonas y ropa interior de encaje, hay detalles como el pagar el parking, o la compra en el “super”.que en el fondo denotan que son pobres de espíritu.  Y luego quieren que compremos más cantidad de más cosas.
En las próximas navidades, este vecino desde ahora mismo ya advierte, que tanto el Olentzero como Santa Claus y los mismos Reyes Magos, ya pueden andar con mucho cuidado porque a lo mejor les secuestran para pedir rescate de tan mal que está la famosa cosa, porque ya de nada sirve para amedrentarnos que nos digan eso de que si no nos portamos bien nos van a traer carbón, porque al menos eso se puede vender, y en el peor de los casos da calor, y no me refiero en la lumbre, porque quien más quien menos no tiene una cocina antigua para usarlo, pero sí para arrojarlo a modo de protesta lo más cerca posible del político de turno.
Por cierto, y ya para terminar, eso de que el hambre agudiza el ingenio, debe de ser verdad,  porque tengo un amigo, Rodri, que ese está más “canino” que este vecino, y comer, tiene ocasión de comer poco, y el tiempo que le queda, que es mucho, le ha dado por pensar, y lo hace profundamente. Lo último es que ayer me dijo que “Dios no existe”, y me lo dijo con rotundidad, y con el siguiente razonamiento:
-Todos éstos – me decía con voz baja, como quien cuenta un secreto, por los últimos implicados en las tarjetas “black”- siempre manejan buena información, más que tú y que yo, y si no les importa hacer todo tipo de chanchullos, y condenarse, según la iglesia católica, para toda la eternidad, es porque saben que el cielo y el infierno son un camelo.
Razonamiento simple, puede ser, pero que te deja con más de una mosca detrás de la oreja… Por cierto, es una pena que las moscas no tengan unos buenos muslos, como pollos, que se puedan comer. 
Lo que es la vida. Pasar de tener un poster en casa de Meg Ryan en "Cuando Harry encontró a Sally", a otro de Carpanta comiendo un muslo. ¡Cuestión de prioridades!

*FOTO: DE LA RED

jueves, 14 de noviembre de 2013

LOS NIETOS DE CARPANTA

La gente joven no conocerá a un personaje de los tebeos, ahora denominados comics, de los años cincuenta-sesenta, llamado Carpanta.
No era uno de esos héroes cargado de poderes. Carpanta era un pobre hombre, bueno, eso sí, que en cada historieta intentaba buscarse la vida, y lo mismo que en Asterix y Obelix la última viñeta siempre es dándose un buen festín de jabalí, Carpanta siempre acababa atracándose de pollo, que para la época era lo más parecido a estar en el paraíso.
Este vecino ha hecho esta introducción para referirse a un suceso recientemente vivido, y que le ha dejado mella.
Ayer sobre las ocho de la noche estaba dando un paseo por el centro de Donosti, cuando en una calle de esas que parece estar a trasmano de todo, descubrí a una pareja de jóvenes, chico y chica de no más de veinticinco años, con medio cuerpo metido dentro de un contenedor de basura, inspeccionando cada bolsa.
Lo de la necesidad estaba escrito en sus caras, pues no les importaba ser vistos, de hecho no creo ni que se dieran cuenta de que había alguien más. Solo tenían ojos para buscar.
Y este vecino, tras lo visto, se acordó de aquel héroe-sufridor de otra época, últimos vestigios de la guerra civil y heredero directo de la cartilla de racionamiento. Recordé también que Carpanta vivía debajo de un puente, y llegué a la conclusión de que ahora incluso sería peor, porque Carpanta y los de su generación, no habían conocido lo bueno de la vida, y entonces no hacían comparaciones de lo que fueron y de lo que eran ahora.
Sin embargo, en nuestros días, quien más quien menos ha conocido “las vacas gordas”, y ni se había planteado que el destino tiene curvas muy cerradas que deparan no solo cambios de paisaje, sino de estatus social.
Y para colmo de males, ahora la mayoría de los puentes, en un alarde de técnica, prácticamente no tienen ni base. Y se ha cambiado la seguridad de la piedra, por la frialdad del hierro o del acero, y ya no son ni habitables.
Creímos que Carpanta, afortunadamente, había desaparecido, y solo quedaba en el diccionario como sinónimo de “hambre canina”, pero visto, lo visto, cualquier día de éstos, sino le vemos a él, desgraciadamente conoceremos a sus nietos, con un teléfono móvil en una mano, y en la otra la tarjeta del paro.

*DIBUJO: DE LA RED