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jueves, 22 de diciembre de 2016

NI LA SALUD SIQUIERA ...


No, no me ha tocado la lotería. Pero en mi caso no es decepción, sino aplicar la lógica: si no compras, o no te regala alguien conocido, un décimo, nunca te va a tocar. Y además, sólo se ha tratado de elegir prioridades, y siempre es mejor comer, que intentar darle un bocado a un sueño.


Lo que peor llevo, a nivel particular, es que en el día nacional de la salud (porque cuando compruebas que no te ha tocado la lotería, siempre se dice eso de que “lo importante es la salud”), para más inri estés secuestrado por un gripón al que solo le falta pedir rescate por tu vida.

 
La sensación de este día es la misma que cuando vas, en mi caso “iba”, a una discoteca, hace muchísimos años, y te aplicaban esa luz como un flash que te hacía ver los movimientos que te rodeaban  con intermitencia cegadora: ahora veo, ahora no. Solo que en mi caso: ahora me enteraba, ahora no. He pasado de noticias políticas que pintaban a un PSOE- PODEMOS tirándose de los pelos por un “he-sido-yo-quien-ha-organizado-esta-manifestación”, a niños agitando unas bolas repletas de ilusión; lo cual en momentos de dopaje para contrarrestar una guerra griposa, ha sido cuando menos un delirio hecho metáfora: los niños de la ilusión en la tierra de la izquierda dividida, y por lo tanto inoperante.

Y al final, ¿quién gana?... 

Por supuesto que los agraciados en un día como el de hoy: propietarias de administraciones peinadas de peluquería del día anterior, vecinos agitando una botella de champan con caras del tercer orgasmo, señora que dice que no le ha tocado pero que conoce a otra vecina que sí; pero, no lo olvidemos, siempre, siempre,  Cristóbal Montoro, sumo hacedor de nuestra Hacienda, y ese 20 por ciento que nos quita, que les quita, a los agraciados, y que se supone sólo ocurriría en aquellos momentos de penuria, que parece ser que ya pasaron, pero esa porción de tarta que se nos quitó, todavía sigue quitándose, y aplicándose esa expresión tan española, y tan verdad:... Y lo que te rondaré, morena. Pero lo que nunca se nos recuerda, es que el resto de los premios caídos a números sin vender, también, naturalmente se los queda, nuestro sumo hacedor de cabecera.

Un deseo: que en esa sensación de flash debido a la medicación, los momentos brillantes duren más que la oscuridad sospechosa. ¡Vamos,  como en la vida misma!

*FOTO: DE LA RED

martes, 21 de junio de 2016

HEREDEROS DEL CACO BONIFACIO


Uno es preso, o rehén, de los años en que nació y de todo lo que le rodeaba en aquella época.


Los nacidos a mediados/finales de los cincuenta en España, queramos o no, llevamos una gran herencia adquirida a través de los cuentos, comics serían ahora, de la Editorial Bruguera, como el DDT, o el Tío Vivo, y sus criadas con cofia, o los entrañables cacos con antifaz y bola.


Hoy es el día en que este vecino del mundo, no puede, ni quiere, dejar de ver el mundo de ahora, el que nos toca vivir y sufrir en cada momento, pero con ciertos ojos a lo antiguo, a lo “demodé”.  Y ni quiere, ni puede, dejar de ver a personajes/personas como Mario Conde o Rodrigo Rato, muy dignos ellos, entrando o saliendo de su pleito correspondiente,  y siempre, siempre, con su bola y traje a rayas correspondiente,  a lo Caco Bonifacio, del genial Enrich


Aparte de que uno, este vecino del mundo, se lo pasa muy bien, quizás, imaginándose por ejemplo a Don Rodrigo Rato, con ropa de preso a rayas y sombrero de fieltro verde, al estilo de “La Escopeta Nacional”, crea un mundo, virtual, más justo en el que cada uno tiene lo que se merece.


Eso sí, también se sufre, porque cada vez hay más carpantas, provenientes del célebre Carpanta, del maestro Escobar, para los que el verdadero paraíso sería tener un muslo de pollo y dormir debajo de un puente.


Lo que en su momento ya parecía algo desaparecido, está más vigente que nunca; y las clases sociales, con división entre “ricos y pobres”, es cada vez más evidente. Aunque los pobres de ahora no vayan con ropa de remiendos, y tengan su correspondiente teléfono móvil, lo que tienen en casa, padres o abuelos que son verdaderos ingenieros económicos para intentar ayudar a todos con su pensión, es una realidad que no se está recogiendo, por ejemplo, en esta, ni en la anterior, campaña electoral. Y es que en el fondo, es una vergüenza, y a nadie le gusta enseñarlas.



Hemos avanzado mucho, para de alguna manera, volver a ciertos aires del pasado. Nunca es más verdad aquello de que “vuelven los tiempos de Carpanta”, o los herederos, aunque con mucha gomina, trajes carísimos y demasiada mala leche, del caco Bonifacio.


*DIBUJO: EL CACO BONIFACIO, DE ENRICH