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martes, 10 de diciembre de 2019

DÍAS DE PREMIOS, ÁGAPES Y RECORDATORIOS...



Lo que más me gusta de este Diciembre prenavideño, es que parece que se abren las puertas de par en par y se empiezan a repartir premios de "el mejor del año en cualquier cosa", sin aire despreciativo con lo de “cualquier cosa”.  Además me hace sentir cómodamente participativo, y te da la sensación de que  hasta si te presentas tú te van a dar algo. ¿Ya puestos?

Nunca me ha molado la idea de esas cenas de empresa que también ahora están que lo tiran y parece que el que no se va de cena ni pertenece a ninguna empresa ni nada de nada. 

Llevo un tiempo (llamadme cabrón, ya lo sé, pero la realidad de lo que nos rodea es siempre peor) preguntándome cómo serán las cenas navideñas del personal de Glovo, y me los imagino uno por uno, siempre uno por uno, por aquello de divide y vencerás, cenando sentados en su bici, en cualquier frío aparcamiento nocturno, sacándose la cena de una bolsita de lunares, y al terminar, con los primeros eructos del pequeño ágape, por no decir agapito, auto-tirándose unas serpentinas y confetis, mientras se abrazab y besan al aire que les rodea. Y no lo digo con coña, sino con mucho cariño, seguro que más que los  que  los contratan, o les fingen contratos de esa manera, siempre de esa manera.

Este año a la hora de hacer resúmenes de cómo me ha ido todo, para que no se dude de que yo mismo me regalo todo tipo de "zascas",  habrá que decir que por lo menos, tal como se había puesto la cosa, llego a final de año, que no es poco;  pero, eso sí, el hacerlo me ha costado, y es literal, los muy seguidores ya lo saben, un ojo de la cara. Pero como siempre han dicho los más viejos del lugar “más se perdió en Cuba y vinieron cantando”.

Como ya es típico en esta época que nos ha tocado vivir, si te quejas de tu estado, alguien te va a decir, la primera vez siempre con una sonrisa y una caricia, que hay otros que están peor que tú, y no lo dicen, pero el silencio parece sugerir que, no tienes que ser además tan egoísta. 

A mi concretamente, y no uno ni dos, me han dicho que al menos me quedaba otro ojo, a lo que yo les he sacado de su error, cada uno es como es y no va a cambiar ahora, y les enmendaba la plana, recordándoles  que en el fondo estaban confundidos, porque no me quedaba un ojo, sino dos, aunque el segundo esté dónde y cómo esté. 

En estos casos, regalaría unos matasuegras, si no los hay los debería haber, y se forrarían, que al ir a usarlos y soplar, hagan la curva perfecta y se metan directamente en el ojo del soplador. Una manera más que evidente de que se den cuenta de lo capullos que han sido. Y conectando directamente con el comienzo de este post, en una especie de auto-entrega más que evidente al premio más capullo del año.

*FOTOS: DE LA RED

domingo, 24 de noviembre de 2019

CUANDO ERES TÚ EL PATRÓN...



Domingo, diez y veinticinco de una fría mañana. Llevo más de una hora buscando tema con fuste para mi post. Llaman al telefonillo de la escalera, al final serán las mismas musas que me tienen que llamar directamente para que me dé por aludido. Son los de Amazon y traen un paquete. Queda inaugurado el día.

A este vecino del mundo le da lo que solemos bautizar en el pueblo como “la bajona”. Eso de que, prácticamente sin pretenderlo, alguien trabaje un domingo a primera hora de la mañana para ti, deja a las claras el nivel de cómo está todo. 

Porque al final el sistema está montado para que te sientas el empresario que hace que una persona esté trabajando un domingo a primera hora de la mañana para cubrir tus necesidades. El paquete en realidad no era, no es para mí, pero eso da igual.

Lo del bajón ya me pasó hace un tiempo cuando una noche entre semana, sobre las diez, al ir a bajar la basura me crucé en las escaleras con uno de los de “Glovo” que llevaba todo el “chiringuito” montado menos la bicicleta. Y recuerdo perfectamente mi primer pensamiento sobre el tema:

Y es que así está montado el negocio, aparentemente trabajan a nuestra petición, pero el que pone el cazo y se lleva casi todo, no aparece en la ecuación. O lo que viene pasando con esas nuevas versiones de sucedáneos, o lo que sea, de taxis, que el que se lleva el bocado del león, no es el que conduce, sino el propietario de la licencia. Y a ese, que tendrá muchas, como se solía decir antes, que le echen un galgo.

No hay que olvidar que en los últimos años ha aumentado el número de millonarios, y esos en realidad son como el Mortadelo de los tebeos, que se disfrazan, o camuflan, de avezados empresarios, para no resaltar.

Los que pegan el cante son esos que llevan el chiringuito de su negocio montado en una bicicleta, y que además para más inri, su cara y su piel forma parte de la chapa y pintura de su patrimonio.

*FOTO: DE LA RED