Mostrando entradas con la etiqueta Amazon. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Amazon. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de noviembre de 2019

CUANDO ERES TÚ EL PATRÓN...



Domingo, diez y veinticinco de una fría mañana. Llevo más de una hora buscando tema con fuste para mi post. Llaman al telefonillo de la escalera, al final serán las mismas musas que me tienen que llamar directamente para que me dé por aludido. Son los de Amazon y traen un paquete. Queda inaugurado el día.

A este vecino del mundo le da lo que solemos bautizar en el pueblo como “la bajona”. Eso de que, prácticamente sin pretenderlo, alguien trabaje un domingo a primera hora de la mañana para ti, deja a las claras el nivel de cómo está todo. 

Porque al final el sistema está montado para que te sientas el empresario que hace que una persona esté trabajando un domingo a primera hora de la mañana para cubrir tus necesidades. El paquete en realidad no era, no es para mí, pero eso da igual.

Lo del bajón ya me pasó hace un tiempo cuando una noche entre semana, sobre las diez, al ir a bajar la basura me crucé en las escaleras con uno de los de “Glovo” que llevaba todo el “chiringuito” montado menos la bicicleta. Y recuerdo perfectamente mi primer pensamiento sobre el tema:

Y es que así está montado el negocio, aparentemente trabajan a nuestra petición, pero el que pone el cazo y se lleva casi todo, no aparece en la ecuación. O lo que viene pasando con esas nuevas versiones de sucedáneos, o lo que sea, de taxis, que el que se lleva el bocado del león, no es el que conduce, sino el propietario de la licencia. Y a ese, que tendrá muchas, como se solía decir antes, que le echen un galgo.

No hay que olvidar que en los últimos años ha aumentado el número de millonarios, y esos en realidad son como el Mortadelo de los tebeos, que se disfrazan, o camuflan, de avezados empresarios, para no resaltar.

Los que pegan el cante son esos que llevan el chiringuito de su negocio montado en una bicicleta, y que además para más inri, su cara y su piel forma parte de la chapa y pintura de su patrimonio.

*FOTO: DE LA RED

martes, 3 de abril de 2018

¿PUERTAS, O BOTAS ABIERTAS?



La mayoría de las veces, estoy convencido de ello, nuestro subconsciente “trabaja” por delante de lo que en teoría nuestro juicio es capaz de analizar.

Esta mañana, La Nuri, mi sufrida, me ha preguntado qué tal se nos presenta el día, a lo que sin titubear he resumido en una aséptica frase: “Hoy tenemos un día de puertas abiertas”. A lo que juraría ella me ha respondido con las niñas de sus ojos convertidas en signos de interrogación durante unos segundos, porque todavía no entendía la nueva acepción de ese "día de puertas abiertas..."

La traducción libre, tanto como el juicio emitido, se refiere precisamente a los nuevos hábitos que vamos adquiriendo casi sin darnos cuenta.

Por aquello de internet, y de todo tipo de publicidad que vas recibiendo, poco a poco cada vez compras más sin salir de casa, y en días que a consecuencia de los festivos acumulados por la Semana Santa tanto Correos como los otros sistemas de paquetería, han estado cerrados desde el Jueves Santo al Lunes de Pascua, ambos inclusive, en el País Vasco; de pronto te das cuenta que quizás hoy tengas más visitas de compañías de paquetería que cualquier blogger de esos que reciben productos, no entro si gratis o previo pago, para después analizarlos.

Realmente lo siento por el comercio de barrio, que lo sigo utilizando mucho, pero la pela es la pela, el euro es el euro, y si me puedo ahorrar algo en compras lo hago, porque entre otras cosas, significa más comodidad.

Precisamente una de las compras que se supone me vienen hoy es unas botas de media caña, concretamente marrones, que vistas desde fuera parecen zapatos, y son comodísimos para todo el año. Pregunté hace una semana en el comercio donostiarra en el que compraba siempre. Pero me dijeron que ya no las traen porque, y palabras textuales, las pedía muy poca gente. Y, naturalmente, a través de Google en menos de diez minutos encontré primero tienda, y luego el producto que quería.

Soy de la opinión de que si puedes mantener las costumbres especialmente relacionadas con negocios, que a pesar de ser eso, negocios, te han tratado siempre bien, mejor que mejor , pero si como es el caso, me cierran esa opción, como se dice vulgarmente, me buscaré la vida, y además seguro que no pagaré más, por aquello de la oferta y la demanda.

Y por los datos que se han ido oyendo últimamente parece que cada vez somos más los que compramos por internet, y sino que se lo pregunten a los empleados de Amazon que no les ha quedado más remedio que ir a la huelga para no “andar”, por la cantidad de kilómetros que hacen al día, gratis. ¡Ojo! Y aclarando, que es gerundio, como en todo, la culpa no es del cliente que pide un producto, o miles, sino del empresario que quiere exprimir al máximo todo, primero al producto, al cliente, y luego a sus empleados.

Como decía Nancy Sinatra en aquella famosísima canción de los sesenta “These boots are made for walking…” (“Estas botas son para caminar”) a lo que una chica de hoy por muy española que fuera pudiera añadir fácilmente en inglés “…and not for fucking”. Y esto último no lo voy a traducir, porque sé que lo primero que se aprende en cualquier idioma son los tacos, y en este caso, taco no viene de tacón…

*FOTO: DE LA RED