Sinceramente, lo que voy a tratar hoy en el post, no lo
quiero ver desde el punto de vista serio, solo comentarlo ya te vienen
sugeridas escenas déjà vu pero siempre con un toque a gag pasado de
vueltas. Porque una conversación telefónica, la ya mantenida, entre Trump y
Rajoy, quizás es juntar dos mundos inabarcables, el de cada uno de ellos, e intentar ponerle
voz, en cada uno de sus idiomas, pasados siempre por un tamiz a lo Gila, para bajar la intensidad agresiva de cara al público en general.
Si se toma en serio una conversación entre el Primer Americano, y el Primer Español,
tiene poco de futuro y mucho de tragedia. Porque no hay que estar allí, en cada
una de las terminales, para imaginarse por un lado a Trump con su dedito de
apuntar/acusar, apuntando/acusando al infinito, y por el otro lado a un Mariano Rajoy
transformado en una presumible alfombra para que le pisen y, a la vez, quitarle la suciedad, a quien
mantiene la conversación con él, que viene y está allende los mares; la versión
americana, quizás, del gallego encarnado esta vez por Rajoy que, como siempre, ni sube ni baja.
Ya sabemos, todos sabemos, que Don Mariano no habla
inglés, el otro tampoco español, y si sabe algo seguro que son palabras de esas
que se dicen al final de una juega muy juerga. Pero tampoco hay que ser adivino
para comprender que durante la conversación seguro que a Rajoy se le dio mejor
decir “sí”, que “no”. Esperemos que a partir de ahora, no le pase como le
ocurrió a Aznar al juntarse con el inglés y con el americano en las Azores, y
se le quede también un insoportable acento tejano, y el trasero al aire.
Al final, no me queda más remedio que acordarme de aquel
chiste, no voy a dar más pistas por ser bastante desagradable, en el que
estaremos en el mejor sitio en el peor momento.
Este vecino está hoy realmente irritado porque qué se
puede esperar de una conversación entre alguien que dice "Es el vecino el
que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el
alcalde" y otro que reduce a escombros la educación y la ética, cada vez que habla tanto de las
mujeres como de los que son de otras razas.
Me pregunto entre otras casas, si Trump mientras hablaba
con Rajoy, previa traducción en ambos sentidos, no estaba haciendo gestos a la
gente de su gabinete, y todos se estaban partiendo de risa, ya directamente en
el suelo.
El jefe de un gobierno que tiene como característica
hacer lo contrario de lo que promete, qué seriedad puede dar a todos esos países
a los que dice querer representar tanto en Europa, como en Latinoamérica,
pasando por el norte de África. Y lo que es peor, ¿quién le ha dado la voz?
Cada vez añoro más a gente como los Hermanos Marx, a
Gila, y a Tip y Coll. Sin duda sabías que ellos iban en broma y, además,
practicaban un humor, digamos, que culto.
Decir Trump y Rajoy, presuntamente, es como juntar al
hambre con las ganas de comer, aunque como siempre, me temo que con el hambre y
las ganas nos quedaremos nosotros.
De todas las maneras, y ya para terminar, quizás Rajoy, y
sin quererlo, haya hecho mucho, esta vez, por rebajar el flujo de gente que salga fuera de
España. ¿Quién sale ahora a batirse el cobre, con Rajoy en
primera línea? No es, reconozcámoslo, nada serio.
*FOTO Y MONTAJE: DE LA RED