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viernes, 8 de enero de 2016

DEMASIADOS TONTOS BUSCANDO CAMINO...



Hace unas semanas, creo que no muchas, era sábado, porque recuerdo que ese programa es los sábados por la noche, en uno de esos zapping que uno hace y que al final le permiten hablar de muchas cosas, pero de nada en profundidad, recuerdo que este vecino del mundo vió a Monedero, a un Monedero desaforado y en busca de venganza, uno supone que reparando maldades pasadas, diciendo a un Inda, más Inda que nunca, que “cuando un tonto coge un camino, el camino se acaba y el tonto sigue”.


Sinceramente, era la primera vez que oía esa frase, aunque me imagino que el Señor Monedero, como viejo ratón de biblioteca, la habría recogido de algún lugar y preparado  para lanzarla en algún momento a uno de esos Goliat de la prensa, que quieren recoger cadáveres como pago de ayudas pasadas, y se convierte en lo que buscaba para los demás. Y hoy me he acordado de esa frase, porque parece que tontos con camino, o sin él, hay muchos y variados.


Todo eso me ha venido a la mente  al enterarme de que el Rijksmuseum, de Ámsterdam modificará en 2016 hasta 300 títulos de obras de cuadros para evitar palabras consideradas conflictivas como “negro”, “enano”, “moro” o “mahometano”.


Se empieza así, viendo la historia desde el punto de vista de lo políticamente correcto en la orilla del hoy, y se acaba cambiando los nombres para no molestar a alguien al que en su momento no molestabas, porque el moro estaba concienciado de que era moro, el enano, desgraciadamente, sabía que lo era y que se le llamaba así, y siguiendo por esa senda, se acabará con el tiempo, con todos los personajes de los cuadros de un Diego Velázquez que no dejaba de hacer una crónica de la sociedad de su época.


Suerte tendrá, por ejemplo, Picasso, Don Pablo, y su cuadro, que al titularlo “Las Señoritas de Avignon” y no “Las putas de Avignon”, que lo eran, se librarán de una posible quema.


Hace bastantes años hubo otro tonto, o muchos, que cuando Chicho Ibáñez Serrador volvió a Televisión Española con la que sería su última versión del “Un, dos, tres”, en uno de los gags de su célebre subasta final, sacó, durante varias semanas, al componente que quedaba del desaparecido “Dúo sacapuntas”, Manuel Sarriá, conocido como “El linterna”, en otro nuevo personaje acompañado de dos actores pequeñitos a los que llamaban “Tati” y “Quieti”, afectados por  “acondroplasia”, a los que antes se les hubiera denominado como “enanos”.  Y a raíz de las quejas de ciertos sectores, que creían ver un cierto maltrato hacia ellos, cuando en realidad eran esos personajes los que ponían en mil situaciones comprometidas al personaje interpretado por Manuel Sarriá, tuvieron que cesar los gags, y consecuentemente esos dos actores pequeños perdieron su trabajo, eso sí, en busca de la presunta defensa de ellos como personas, o lo que viene siendo un auténtico dislate.


Si siguen las cosas así, habrá un momento, y sino al tiempo, en una sociedad en la que está mal visto, y se pone cada vez más pegas a fumar y beber, en el que algún listo prohibirá todas aquellas películas, por ejemplo, de Humphrey Bogart y sus famosos detectives fumando y bebiendo como descosidos. Y seguro también, que habrá otro genio que, en el doblaje, cada vez que pide, por ejemplo, un trago de Bourbon, lo sustituyen por “agua”, y se nos emborrachará con el H2O.  O, como fumaba muchísimo también, y mediante un trucaje digital, borrarán los cigarros y el humo, y las manos de Don Humphrey, el Bogart que todos queríamos, quedarán con un ligero toque amanerado, que no importará mientras a alguien no se le ocurra llamarlo “maricón”, que ya entonces, tendríamos otro problema.


Bien pensado, en la vida hay demasiados caminos en busca de su tonto particular, e incluso al revés.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 12 de octubre de 2015

TERTULIANOS, SUS ORÍGENES.


¿Lo de los tertulianos, cómo va? ¿Uno nace, se hace, tiene que estudiar para ello?

Os voy a contar la teoría de este vecino del mundo.

Los tertulianos viven a unos cuarenta kilómetros de Madrid, (más o menos donde Álvaro de Laiglesia situaba a “Los que se fueron a la porra”, pero ésto es una pura coincidencia) cerca de la capital,  para poder ir a “trabajar” todos los días, y a la vez no mezclar sus pensamientos con los demás pobladores del país. Se tienen que mantener puros, sin ser contaminados, y duros.

Su barrio, por decirlo de alguna manera, es como Barrio Sésamo, un tanto especial. Todos los colores que lo forman son duros y puros, otra vez. Sin mezclas. No hay grises, sino blanco, negro, rojo, azul, y verde que es como ponen a los demás.

Desde muy pequeños, se les va dando, más que enseñando, todo tipo de información, y al mismo tiempo se les cría entre caricias y tortazos a un mismo tiempo. De ahí su carácter tan complicado, agrio, y esa capacidad de poder pasar del cero al mil en un segundo.
Desde muy jovencitos, también, se les va enseñando a ser extremistas en todo, pero eso sí, para ellos los extremos no existen, siempre serán de un sitio indeterminado, suyo, pero siempre contrario al tuyo.

Un rasgo característico  ya les viene dado: el apellido. En general no se pueden apellidar ni Pérez, ni Rodríguez (a vuela pluma tengo presente a uno, pero ese es más bien cantante, sí, siempre da el cante, y chilla mucho, desafinando). Tiene que ser un apellido total, rotundo, muy duro, marca de la casa. Un Carnicero, Marhuenda, Rahola, Rojo (pero sólo de apellido), Ekaizer, Losada, Inda, Calleja, Fallaras, e incluso un González, si se llama Jaime, pueden valer.

El resto, para ser un buen tertuliano, es puro tecnicismo, e incluso mediante trucos que se traen ya de casa. Ropa procurando no resaltar lo mucho o poco que puedan ganar, sin marcas determinadas que den pistas sobre su posible patrimonio,  con ropa interior, tanto de ellos como de ellas, muy ceñida y que les haga daño, rozaduras, también los zapatos, bien prietos, para que ya se vayan sintiendo muy incómodos antes de llegar a la tertulia.

No tienen que ser de la misma tendencia de pensamiento, sino muy diferentes. Así el estropicio será mayor; y se rumorea que en sus contratos se especifica que antes de cada tertulia deben de llevar más de doce horas sin comer, para que ya vayan directamente a la carótida del contrario. Porque, y esa es otra característica de ellos, los tertulianos no tienen compañeros, sino siempre contrarios. Ese es uno de los secretos por los que nunca conceden un “te comprendo”, ni un “creo que puedes tener razón”.

Lo de la sexualidad, se les supone. Pero, así, en general, siempre deben de ser muy activos, especialmente con el espectador u oyente, bien sea televisión o radio, haciéndole suyo una y otra vez, mientras les susurran palabras de amor o de odio, de acuerdo a las apetencias del personal que les ve, escucha, y la mayoría de las veces, les sufre.

Preferiblemente deben de ser españoles, pero muy suyos,  y si son extranjeros, ser argentino pudiera ser un "plus".


Y ya para terminar, se rumorea, no se sabe si con fundamento, que el creador de “Los gremlins” se basó en el "tertuliano", para crearlos, porque visto lo visto, si se sustituye el agua, por la política, el concepto es el mismo.

*FOTO: DE LA RED