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martes, 12 de enero de 2021

EGOÍSMO SOBRE PAISAJE EN BLANCO

 Últimamente los españoles nos estamos especializando en coger un tema y no parar hasta agotarlo, al tema y a nosotros con él. De hecho en estos doce días que ya han pasado del año nuevo, todavía prácticamente un bebé, no paramos del blablablá.

Ahora estamos con la gran nevada para arriba y para abajo. Si se pudiera haber hecho más o menos, o incluso haber empaquetado al blanco elemento según caía y venderlo con un lacito rosa.

Quizás el gran desacierto ocurrió el mismo viernes, al dejar que la  gente trabajara por la tarde, y consecuentemente luego se les hiciera tarde para regresar a sus casas, quedando muchos de ellos tirados en las diversas carreteras de circunvalación, y con grave peligro para sus vidas.

Pero con este tema como con la mayoría siempre fallamos en lo mismo: ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién toma la decisión y con ella la responsabilidad?

A nosotros, a todos, se nos da muy bien el hablar como si fuéramos en un ascensor, a ser posible que no sea el del Empire State Building, por aquello de que probablemente intentando llenar el silencio de ese momento, acabaríamos con todos nuestros argumentos, como armas de fogueo, antes de llegar al final.

Siempre se ha dicho eso de que cada español es un entrenador de futbol que sabe, por supuesto, mucho más que el “oficial”. Pues ahora todos somos, ya nacemos incluso con el carnet, de tertulianos. Sabemos de todo, y dominamos todos los temas. Y así se ha demostrado con nuestro comportamiento, haciendo lo que nos sale del mismísimo, bajo la excusa de que no nieva todos los días.

Lo mismo ocurre con nuestros políticos, que mas bien están actuando las veinticuatro horas como tertulianos, esparciendo la propaganda oficial de cada momento.

Muchas veces da la impresión de que antes de salir de sus casas por la mañana, reciben unos cuantos folios por el correspondiente correo electrónico, y así luego van coincidiendo en frases enteras como si fuera el estribillo de la canción que ese día toca en cada partido.

Ya para acabar, decir que lo mejor que he oído estos días sobre la gran nevada, y el comportamiento de la gente desoyendo los “consejos” de sus políticos, se refería concretamente a los madrileños, pero es extrapolable al resto de los españoles:

Si un día en lugar de una gran nevada, hay un tsunami, pese a las advertencias, la gente saldrá a nadar”.

Lo suscribo.

*FOTO:  DE LA RED

 

martes, 24 de noviembre de 2015

PREGUNTAS A UN TELEVISOR APAGADO


Hoy se me ha estropeado la televisión. Y aunque estamos todavía, a pesar de la crisis, en una sociedad extremadamente consumista, no puedo comprarme otra televisión y tirar la actual, cosa que parece deducirse de muchas imágenes promovidas en los medios de comunicación, y tengo que esperar a que la arreglen.

Soy cabezón, tauro, y me he propuesto que aunque estropeada, lo que hasta hace poco era una televisión vivita y coleando, ahora, solo como mueble, también me tiene que servir para algo.

Me he sentado delante de ella con un whisky con hielo, para favorecer la comunicación, a modo de antena líquida, y mientras la miraba fijamente, este vecino del mundo ha comenzado a cavilar y hacerse una serie de preguntas, que en ningún momento ha pensado en contestarlas. Solo quedarán en el viento, y durarán lo que dure este whisky.

¿Por qué durante muchos años hemos pensado que tener muchos canales era lo más cercano a la perfección, y ahora al pasar por todos y cada uno de los canales, no dejamos de decir: “Más de lo mismo”?

¿Por qué desde hace unos años a los estrenos de las películas se les da el trato de noticias, hablándose de ellas en los informativos? ¿No es publicidad encubierta?

¿Por qué cada vez que Ylenia, la famosa Ylenia, la famosa porque sí, habla en televisión, parece que hay una diferencia horaria entre su cerebro y su boca?

¿Por qué Toño Sanchís representa a Belén Esteban, a Ylenia, y a Sofía de Gran Hermano 16, y todas ellas triunfan en la Cadena Alegre? ¿Fue antes el huevo o la gallina? ¿Triunfaban antes y él las fichó, o hay intereses ocultos para que triunfen unos, y otros no?

¿La juventud es como la que aparece en la Cadena Alegre? ¿Hay intereses ocultos para promocionar que la juventud solo sea fachada, es decir, un buen cuerpo, y solo ambición y envidia dentro?

¿La cadena alegre puede influir en que la juventud quiera dinero y fama rápidamente sin pensar en el futuro? ¿Nos espera un futuro de encefalograma plano? ¿Ésto le pudiera interesar al gobierno presente?

¿Es de recibo que los candidatos a las próximas elecciones busquen más el sorprender cantando, bailando y rompiendo su imagen supuestamente seria antes que destripar su programa electoral?

¿La programación actual de ciertos canales entre los que se encuentra la Cadena Alegre se podía denominar como “droga de diseño”? Y si fuera así, ¿a quién favorecería, a los políticos, a los bancos, todo es lo mismo?

¿Por qué si todos llevamos dentro un experto programador de televisión, los que sí llegan a serlo, lo hacen tan mal? ¿Les pasa lo mismo que a los políticos, que pierden la noción de la realidad, y confunden “noción” con “nación”  y diseñan una programación para unos espectadores ficticios?

¿Los máximos pensadores de las cadenas de televisión se han planteado alguna vez que con su manera de darnos publicidad, ésta puede ser nociva, y podemos realmente llegar a odiar aquello que publicitan?

¿En los basureros de los diversos canales pueden  también ser arrojados profesionales cuya sapiencia se desperdicia, y personas maltratadas porque solo importa el espectáculo cuanto más lamentable mejor?

¿Hay comentaristas y tertulianos que solo viven  cuando se encienden los focos, como una especie de efectos especiales, y por eso no conocen la realidad de nuestra sociedad?


He terminado el copazo.  Mientras, he descubierto que la televisión, como mueble, quizás me hace utilizar más el cerebro que viendo su programación. Verdaderamente, me voy a plantear si arreglo el televisor; porque la televisión, así en general, no hay quien la arregle. 

Hoy he pensado más que haciendo la quiniela, esa que nunca toca.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de octubre de 2015

TERTULIANOS, SUS ORÍGENES.


¿Lo de los tertulianos, cómo va? ¿Uno nace, se hace, tiene que estudiar para ello?

Os voy a contar la teoría de este vecino del mundo.

Los tertulianos viven a unos cuarenta kilómetros de Madrid, (más o menos donde Álvaro de Laiglesia situaba a “Los que se fueron a la porra”, pero ésto es una pura coincidencia) cerca de la capital,  para poder ir a “trabajar” todos los días, y a la vez no mezclar sus pensamientos con los demás pobladores del país. Se tienen que mantener puros, sin ser contaminados, y duros.

Su barrio, por decirlo de alguna manera, es como Barrio Sésamo, un tanto especial. Todos los colores que lo forman son duros y puros, otra vez. Sin mezclas. No hay grises, sino blanco, negro, rojo, azul, y verde que es como ponen a los demás.

Desde muy pequeños, se les va dando, más que enseñando, todo tipo de información, y al mismo tiempo se les cría entre caricias y tortazos a un mismo tiempo. De ahí su carácter tan complicado, agrio, y esa capacidad de poder pasar del cero al mil en un segundo.
Desde muy jovencitos, también, se les va enseñando a ser extremistas en todo, pero eso sí, para ellos los extremos no existen, siempre serán de un sitio indeterminado, suyo, pero siempre contrario al tuyo.

Un rasgo característico  ya les viene dado: el apellido. En general no se pueden apellidar ni Pérez, ni Rodríguez (a vuela pluma tengo presente a uno, pero ese es más bien cantante, sí, siempre da el cante, y chilla mucho, desafinando). Tiene que ser un apellido total, rotundo, muy duro, marca de la casa. Un Carnicero, Marhuenda, Rahola, Rojo (pero sólo de apellido), Ekaizer, Losada, Inda, Calleja, Fallaras, e incluso un González, si se llama Jaime, pueden valer.

El resto, para ser un buen tertuliano, es puro tecnicismo, e incluso mediante trucos que se traen ya de casa. Ropa procurando no resaltar lo mucho o poco que puedan ganar, sin marcas determinadas que den pistas sobre su posible patrimonio,  con ropa interior, tanto de ellos como de ellas, muy ceñida y que les haga daño, rozaduras, también los zapatos, bien prietos, para que ya se vayan sintiendo muy incómodos antes de llegar a la tertulia.

No tienen que ser de la misma tendencia de pensamiento, sino muy diferentes. Así el estropicio será mayor; y se rumorea que en sus contratos se especifica que antes de cada tertulia deben de llevar más de doce horas sin comer, para que ya vayan directamente a la carótida del contrario. Porque, y esa es otra característica de ellos, los tertulianos no tienen compañeros, sino siempre contrarios. Ese es uno de los secretos por los que nunca conceden un “te comprendo”, ni un “creo que puedes tener razón”.

Lo de la sexualidad, se les supone. Pero, así, en general, siempre deben de ser muy activos, especialmente con el espectador u oyente, bien sea televisión o radio, haciéndole suyo una y otra vez, mientras les susurran palabras de amor o de odio, de acuerdo a las apetencias del personal que les ve, escucha, y la mayoría de las veces, les sufre.

Preferiblemente deben de ser españoles, pero muy suyos,  y si son extranjeros, ser argentino pudiera ser un "plus".


Y ya para terminar, se rumorea, no se sabe si con fundamento, que el creador de “Los gremlins” se basó en el "tertuliano", para crearlos, porque visto lo visto, si se sustituye el agua, por la política, el concepto es el mismo.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 24 de noviembre de 2014

FRANCISCO NICOLÁS, ¿DON QUIJOTE O TORERO?

¿Qué queréis que os diga? Este vecino del mundo se ha pasado el fin de semana preguntándose qué ha hecho con su vida, y ha llegado a la conclusión de que en sus casi seis décadas, ha estado de turista, mirando sin ver, o al menos sin enterarse, de la misa la media, y la culpa de todas estas disquisiciones casi-filosóficas es por la intervención este sábado en un programa televisivo de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, Ex Pequeño Nicolás.
Y es que tras su intervención, considero que más del noventa por ciento de los espectadores (obtuvo una audiencia próxima al 25 por ciento), ha cambiado la visión de esta persona, porque para este vecino, esa entrevista le ha transmutado de personaje a persona.  
Con apenas veinte años, si es verdad lo que cuenta, podría escribir más aventuras que el personaje de Ian Fleming, pero sinceramente, su relato se sustentaba, tenía sentido, por mucho que los periodistas intentaron liarle, o se liaron ellos solos, que es la duda que tengo.
Lo triste del caso, y da para pensar y disertar extensamente, es que si en las cocinas del estado tiene que intervenir un “chef” de veinte años para hacer el guiso, mal andamos.
Francisco Nicolás, en este momento, camina no se sabe muy bien si por la senda de un espía tremendamente peculiar, o por una nueva versión de Don Quijote, esta vez con las novelas de espionaje político por trasfondo. Si padece algún trastorno, está hondamente metido en ello, y si es verdad lo que cuenta, esta España es más de pandereta que nunca, porque hombres de pelo en pecho y millones en la cuenta, necesitan de un púber que les ayude.
Varios estamentos ya han dicho que no le conocen de nada, pero es que si es verdad lo que cuenta, no pueden decir otra cosa. Sin embargo, tras la extensa entrevista, y poniendo a varias instituciones en la picota, además sin cobrar un duro, que dicho sea de paso, se podía haber forrado, porque la expectación era máxima, han quedado dos cosas claras:
La primera es que a la ceremonia de proclamación de Felipe VI fue invitado él directamente, y no iba de acompañante, que lo acreditó con un documento de la Casa Real, y la segunda que lo que se planteaba desde el principio como una persona  que se colaba en lugares donde ocurrían  cosas importantes para sacarse la foto, no es verdad. No se colaba, era invitado y en muchos de los casos tomaba parte activa.
Su declaración este sábado ante las cámaras tiene sentido como un intento de salvarse él mismo por las cosas que le puedan ocurrir a partir de ahora, y además le ha servido para tomar la alternativa como torero, ya que practicó todo tipo de suertes y quiebros en la lidia a la que le querían someter, no se sabe muy bien si como toro o torero, y volvió loco al personal del programa, del que estuvo en un tris de convertirse en moderador.
Con todo ésto, y extrapolándolo, España se ha convertido más que nunca en un teatro, el País S.A. al que Forges siempre se ha referido, donde las cosas que ocurren se presentan en formato show, con “un más difícil todavía” como lema. Por eso, y bien pensado, están abundando dos especies en nuestra fauna actual: los tertulianos y los monologuistas.
Los dos  se caracterizan por contar cosas sobre lo que nos rodea, aunque me quedo, por supuesto, con los segundos, chillan menos y además ayudan a ver el panorama actual bajo el prisma del humor, y eso, en nuestros días, no es poco.

*FOTO: DE LA RED