Hay quien sueña con suecas, no de Sueca en la provincia
de Valencia, sino de la mismísima Suecia. Otros, que por ejemplo tienen el alma
blanca, sueñan con la décima. Sin embargo, para este vecino siempre ha sido su
Shangri-La, su trocito de Edén, el sueño de levantarse por las mañanas, y salir
a su mirador, precisamente en Miraconcha, con su calzoncillo descolocado, y
mientras se lo coloca, el calzoncillo y todo lo demás, abrir los ojos, todavía
somnolientos, y comprobar cómo se juntan una vez más el azul del mar con el del
cielo.
Y lo triste no es pensar que nunca, al menos en esta
vida, conseguiré mi trocito de Shangri-La, sino comprobar que los
sueños tienen un precio, y que hay personas que los pueden conseguir
sin parpadear. A este vecino se le plantea entonces que no debe de ser lo mismo los sueños de un "currela" que los de un multimillonario, que no es que tenga dinero en el banco,
sino que es el propietario de una cadena de bancos. Y seguro, seguro, que el
multimillonario te vendrá con la milonga esa de que él no puede ni soñar porque
está todo el día currando, y que para él su sueño sería el poder tomarse una
caña con sus amigos del alma.
Este vecino no puede negar, de que aunque al comienzo del
post no pensaba en él, ahora le viene a su mente el Señor Blesa, que no sabe si
habrá conseguido sus sueños, pero sí el dinamitar presuntamente miles de sueños
de sus clientes, y algo muy, muy morboso, el sentar en un banquillo al juez que
previamente le había sentado a él. Quizás por eso no hay duda, de que de
España se puede decir que es la tierra donde cualquier sueño es posible,
sobre todo si tienes mucho dinero, jeta y amigos apropiados.
*DIBUJO: DE LA RED