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miércoles, 15 de marzo de 2017

ASESINATOS CON MUCHA CASPA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


Hay momentos en que este vecino del mundo está seguro de que es mejor perderse, que echarse a perder, y  por eso acaba de regresar de un viaje a su memoria.

¿El motivo? Con la premisa anterior, está más que contestado. Porque en estos momentos le es más “estimulante” mirar al pasado, a este vecino del mundo (y perdónenme la salida de pata de banco, pero si no lo digo, reviento), que dar arcadas mirando a un deprimente presente.

¿El vehículo? La película de 1981 que creo que en España se tradujo por “Impacto” (este vecino del mundo estuvo en Londres en aquella época, y no ha podido confirmar ese título porque ha encontrado otras traducciones, que se pudieron dar en países sudamericanos). El título en inglés es “Blow out” (no confundir con la película de culto, “Blow up”, de Antonioni”) de Brian De Palma.

Entrar en esa película, incluso entonces, ya era un ejercicio de lidiar con lo “kitsch”. Aunque una de las traducciones de esa palabra, kitsch, es “cursi”, ahora gusta mucho más traducirla por “casposa”.

Decir antes de nada, que aunque Brian De Palma, trataba esa época como era, en el fondo le daba una vuelta de tuerca para que fuera más casposa que el momento que representaba, especialmente con los colores tanto de la emulsión del material que utilizaba, como con todo lo que asomaba por la pantalla, para, y esto es opinión totalmente particular de este vecino del mundo, adentrarse más en una especie de película de Serie B, pero con un gran presupuesto.

El protagonista, de Impacto, es un ingeniero de sonido (John Travolta) que trabaja en películas de terror baratas, como mínimo de serie “B” o inferior si existiera. Una noche grabando efectos sonoros para futuras películas, es testigo de cómo un coche ocupado por una pareja, cae desde un puente a un río. A pesar de sus esfuerzos, incluso poniendo en peligro su propia vida, sólo consigue salvar a la chica. Cuando se entera de que el fallecido era un candidato a la Presidencia de Estados Unidos, y comienza a recibir presiones para que “olvide” todo,  recuerda haber escuchado un disparo previo al accidente y empieza a sospechar que hay algo más…

Con un John Travolta intentando demostrar que era  mucho más que el macarra de “Fiebre del sábado noche” y de “Grease”, está también la musa y esposa de entonces del Señor De Palma, Nancy Allen, antes de que ésta tuviera como partenaire a RoboCop.

Ambos, tanto Travolta como Allen, son el mejor compendio de aquella época en el cine, personajes vulgares, pero llevados y tragados por unas circunstancias que no admitían héroes, sino supervivientes en el mejor de los casos. 

Una mención aparte merece, John Lithgow, el malo malísimo de la película, y ejemplo viviente de que hay actos que no pueden ser descritos en palabras, sino en hechos.

Muchos dicen de Brian de Palma que es digno sucesor de Hitchcock. Personalmente este vecino del mundo cree que al Señor de Palma todo eso siempre le ha traído al pairo. En realidad al director nacido en  Newark, Nueva Jersey, siempre le ha gustado mirarse en un espejo y plagiarse miles de veces, con esas escenas a cámara lenta, que la mayoría de las veces, están por encima del recurso dramático, y son algo más que un guiño, para recordar quién está detrás de la cámara. Películas, muchas de ellas, cada vez con más caspa y al mismo tiempo con un sentido de la añoranza, ya desde el momento de ser filmadas, rompedora.

En esta película, como en muchas de  De Palma su “compositor de cabecera” es Pino Donaggio, con una banda sonora que nunca quiere estar en un segundo término, y que tiene mucho de cine de barrio, con ecos de grandes lugares pero reproducidos en lugares que le vienen muy pequeños.

Para  las nuevas generaciones, este vecino del mundo recomendaría si quieren  conocer al verdadero De Palma, encerrarse en un cuarto y ver de un tirón tres de sus mejores películas de aquella época, y que son una auténtica enseñanza de lo que es su cine: Carrie, Vestida para matar, e Impacto. Se recomienda entrar en la sala, aunque sea la de su casa, habiendo hecho la digestión, para evitar daños mayores.

Antes de terminar, conviene recordar que el rodaje de “Impacto” costó mucho más de lo esperado, ya que tras rodar las escenas más caras, por la cantidad de extras que se necesitaron llenando varias calles durante, se supone, el desfile de un 4 de Julio, todo lo rodado y que se encontraba en un vehículo de producción, fue robado, y se tuvo que rodar otra vez.

Tras ver nuevamente la película, este vecino está convencido de que en la versión que queda, se estiró al máximo a los extras vueltos a contratar, para llenar unas escenas, que en el primer rodaje seguro que fueron mucho más floridas.


A pesar de la caspa, muchas de las historias del Señor De Palma, e Impacto es una de ellas, tienen mucho cariño encerrado, especialmente para los perdedores, que aunque parezcan vencedores en esa historia, la vida nunca les tratará también como se merecen… Y eso, es algo que nos suena a la mayoría.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 11 de junio de 2014

MAMÁ, QUIERO SER REPRESENTANTE

Como quien más y quien menos ha perdido su trabajo y tiene que buscarse la vida de otra manera, o de “reciclarse”, que parece más fino y menos cruel, aunque tal vez, en realidad, pueda sonar a programa prefijado de lavadora, este vecino ya ha echado un ojo a nuevos trabajos que pudieran ser una posible bicoca y que ayuden en cierta manera a superar el trauma del paro.
El primero sería el de ser meteorólogo en Canarias, porque incluso sin preparación habría un alto porcentaje de aciertos, y el otro, que cada vez abunda más, es el de representante de algún famosillo.
Por de pronto este vecino ya se ha comprado las gafas de sol, porque qué es un cargo de cierta importancia abierto al público y con altas probabilidades de salir en televisión sin gafas de sol, y sin hablar por el móvil para evitar alguna pregunta de los periodistas de turno.
En realidad, a un representante del “famoseo” se le podría comparar, eso sí mirándolo con sentido del humor, con un criador de caballos, en la mayoría de los casos, “purasangre”, porque muchos de ellos ya vienen de sangre de famosos, que les saca un buen rato a trotar delante de las cámaras, y si tiene suerte incluso se puede inventar posibles romances o historias entre dos de su misma “cuadra” y así cobra el doble.
Obsérvese que este vecino habla siempre de “famosos”, y no de artistas, porque desde el “mamá, quiero ser artista” de Doña Concha Velasco, que ya presuponía vocación y preparación, hemos pasado en nuestros días al “mamá quiero ser famoso”, que implica improvisación y “el todo vale”.
Desde que hay personas que no se sabe a ciencia cierta el por qué es famoso o famosa, la figura del representante ya ronda la habilidad de un Julio Verne, para exacerbar la imaginación del oyente/televidente, donde incluso se puede tener “princesas del pueblo”, sin príncipe, ni principado, ni principios.
Últimamente ya se da el caso, triste caso, de hijos/hijas de famosos que al cumplir los dieciocho años, en lugar de continuar sus estudios, quieren hacerse todos los platós de este país, que casi pueden rondar el mismo número, o más, que autonomías, para hablar de sus filias y de sus fobias. Y es que ya los hijos de los famosos no nacen con un pan debajo del brazo, sino con un representante, que les ayudará a buscar platós, o escoger oficios como el de “diseñador de lo que sea” muy socorrido entre ellas, y escritor de pelotazos oportunistas, entre aquellos famosillos que se ven bendecidos por el uso televisivo. Y es que con tanto “negro” que tiene que existir, o una de dos, o estamos en África, o eso del empleo sumergido se tiene que seguir dando.
Y mientras, este vecino ojo avizor por si encuentra algún futuro diamante  del “famoseo” para tallarlo y  ayudarle a brillar entre la caspa más casposa de este país.

*VIDEO: DE LA RED