El primero sería el de ser meteorólogo en Canarias,
porque incluso sin preparación habría un alto porcentaje de aciertos, y el
otro, que cada vez abunda más, es el de representante de algún famosillo.
Por de pronto este vecino ya se ha comprado las gafas de sol, porque qué es un cargo
de cierta importancia abierto al público y con altas probabilidades de salir en
televisión sin gafas de sol, y sin hablar por el móvil para evitar alguna
pregunta de los periodistas de turno.
En realidad, a un representante del “famoseo” se le
podría comparar, eso sí mirándolo con sentido del humor, con
un criador de caballos, en la mayoría de los casos, “purasangre”,
porque muchos de ellos ya vienen de sangre de famosos, que les saca un buen
rato a trotar delante de las cámaras, y si tiene suerte incluso se puede
inventar posibles romances o historias entre dos de su misma “cuadra” y así
cobra el doble.
Obsérvese que este vecino habla siempre de “famosos”, y no
de artistas, porque desde el “mamá, quiero ser artista” de Doña
Concha Velasco, que ya presuponía vocación y preparación, hemos pasado en
nuestros días al “mamá quiero ser famoso”, que implica improvisación y “el todo
vale”.
Desde que hay personas que no se sabe a ciencia cierta el
por qué es famoso o famosa, la figura del representante ya ronda la habilidad
de un Julio Verne, para exacerbar la imaginación del oyente/televidente, donde
incluso se puede tener “princesas del pueblo”, sin príncipe, ni principado, ni
principios.
Últimamente ya se da el caso, triste caso, de hijos/hijas
de famosos que al cumplir los dieciocho años, en lugar de continuar sus
estudios, quieren hacerse todos los
platós de este país, que casi pueden rondar el mismo número, o más, que
autonomías, para hablar de sus filias y de sus fobias. Y es que ya los hijos de
los famosos no nacen con un pan debajo del brazo, sino con un representante,
que les ayudará a buscar platós, o escoger oficios como el de “diseñador de lo
que sea” muy socorrido entre ellas, y escritor de pelotazos oportunistas, entre
aquellos famosillos que se ven bendecidos por el uso televisivo. Y es que con
tanto “negro” que tiene que existir, o una de dos, o estamos en África, o eso
del empleo sumergido se tiene que seguir dando.
Y mientras, este vecino ojo avizor por si encuentra algún futuro diamante del “famoseo” para tallarlo y ayudarle a brillar entre la caspa más casposa de este país.
*VIDEO: DE LA RED
Y mientras, este vecino ojo avizor por si encuentra algún futuro diamante del “famoseo” para tallarlo y ayudarle a brillar entre la caspa más casposa de este país.
*VIDEO: DE LA RED
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