¿No os ha pasado nunca eso de que, sin darte cuenta,
debes estar poniendo una cara muy rara, porque el que está al lado tuyo no
tiene más remedio que preguntarte qué estás
pensando? Y lo peor no es eso. Lo peor es cuando en un alarde de
honestidad respondes: -Nada. Pero, no queda ahí la cosa,
porque la respuesta podría ser aun peor
si contestas: -Pues no sé.
En cambio, los blogueros, o "bloggers" si le damos un aire internacional, eso lo tenemos más fácil. Por
ejemplo, este vecino del mundo para saber lo que le preocupa, lo que piensa
habitualmente, no tiene nada más que leer su post diario, y así se entera de lo
que le está preocupando. Y hay algunas veces, incluso, que no le ha gustado lo
que ha escrito, y puede estar varios días sin hablarse, aunque se deje mensajes
en el mismo blog.
Y es que la mente del hombre es muy compleja, y cuando
este vecino del mundo dice “hombre” se refiere también a la “mujer”, que
tampoco se escapa .
Cuando estamos mucho tiempo sin volver a un mismo sitio,
por ejemplo, a nuestro pueblo, pensamos eso de “lo mayor que está menganito”,
o “lo fondón que está fulanito”.
Pero nunca pensamos en cómo nos habrá visto fulanito, o menganito a
nosotros.
Y es que como nosotros somos el héroe de nuestra propia película,
el héroe nunca ni se despeina, ni se constipa, ni hace el ridículo.
De todo esto quizá venga el misterioso hecho de que las
leyes se han hecho para cumplirlas, pero siempre, naturalmente, los demás.
Ayer estaba esperando un autobús, que por cierto, creo que
lo esperé por un montón de pasajeros, porque prácticamente estuve casi una hora, y en frente de la marquesina,
ya en el asfalto, estaba bien marcado en el suelo la palabra “bus”, que además
no puedes poner por excusa que no entiendes ese idioma, porque es
internacional, y un coche aparcó, no paró solo, sino que hizo la maniobra de aparcar encima de la palabra escrita en el suelo, para que no se viera.
En un principio este vecino dio el beneficio de la duda,
y quizás pensando eso de que “será alguna urgencia”, porque eran más de las
nueve de la noche, y al lado mismo había una farmacia abierta, dio un margen prudencial. Los dos hombres, de alrededor de los cuarenta, sin embargo, solo hablaban
tranquilamente entre ellos, con risotadas incluidas, que, así, a la distancia,
se podían traducir como “qué inteligentes somos, y qué tontos son los demás”.
Y cuando este vecino ya vio que la única urgencia que
había era la de la cara dura que ambos tenían, y que un autobús acababa de
parar en paralelo para que se bajaran varios pasajeros, sin que los dos se
inmutaran, se acercó a ellos, y cuando les empezó a decir lo egoístas que eran,
y que el cemento era menos duro que su rostro por aparcar en la parada del
autobús, la expresión de ambos fue la misma que pondría un marciano al ver un desfile
del Corpus Christi, vamos, de total incomprensión. Y, así, sin inmutarse, optaron, pero con tranquilidad, mucha tranquilidad, por irse con la música a otra parte.
Nos quejamos de los desmanes que nos hacen los banqueros,
empresarios o políticos de turno, en el uso de su poder, y sin embargo, hay
mucha gente de esa que se queja, que en cuanto roza ligeramente un poco de ese
mismo poder, aunque sea encarnado en el volante de su coche, se convierte en
otra persona, y no es, desgraciadamente, como en el caso de Clark Kent que se transforma
en Superman para salvar a la humanidad, sino en un auténtico peligro de dos
patas, repleto de egoísmo, y que solo piensa en que se aparte el otro.
Por cierto, y de acuerdo con lo comentado al principio, voy ahora mismo a leer mi blog, para ver lo que hoy me preocupa, porque al mirarme ahora mismo en el espejo, me acabo de dar cuenta de que estoy poniendo una cara muy rara y se me está alterando la tensión.
Por cierto, y de acuerdo con lo comentado al principio, voy ahora mismo a leer mi blog, para ver lo que hoy me preocupa, porque al mirarme ahora mismo en el espejo, me acabo de dar cuenta de que estoy poniendo una cara muy rara y se me está alterando la tensión.
*FOTO: DE LA RED
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