Tengo un primo, Koldo, que dice cosas como “Hace un frío del Caravaggio” convirtiendo así, una más que posible ordinariez en puro arte. Ya le tengo dicho hace mucho tiempo que se debería de meter en política. Porque la mayoría de los partidos necesitan gente que nunca aterriza entre los suyos, que siempre está por las ramas, como pájaros de vocabulario.
Expresiones como distancia
social y la nueva realidad, se han consagrado este año en un diccionario entre
pandémico y de camuflaje, que te da una de cal y veinte de arena, para que
mires a los lados donde se encuentra su muleta, sin nunca dejarte mirar al frente
donde es más que probable que se encuentre la verdad. Sin poder coger un poco de
aire para saber cuál es el timo, lo malo, si la cal, la arena, o la cordura que
te intentan arrebatar.
Hoy mismo, si nos fijamos en
todos los medios de comunicación, ya han convertido un reparto, más que mísero
todavía, de vacunas en un reality show, más que digno en la Cadena alegre,
anacrónico en todas las demás.
Nos enteraremos, sin preguntar
nosotros nada, de sus nombres, edad, estado civil, y de sus dimes y diretes
vitales hasta el día de hoy, su clímax, y a poder ser, de eso se trata, el nuestro.
¡Vamos! Que no ocurrirá el famoso y anhelado “edredoning” entre ellos, más que
nada porque hay que mantener esa dichosa “distancia social”…
Los colegas aventajados de
Koldo han logrado convertir esta guerra que nos ha tocado vivir en una continua
visita a un parque temático, en la que no nos damos cuenta los demás, solo al
que le toca en cada momento, que los heridos y muertos son de verdad y para
siempre.
Mientras, hacemos cola para la
siguiente barraca de la feria.
Y es que… Antes muerto… que sin PCR, no nos queda otra.
*FOTO: DE LA RED