Nunca le ha gustado a
este vecino del mundo ese paripé que se lleva Don Sisebuto Romerales, gente de estatus, y que tiene, al parecer, un cierto nivel, subsecretariodealgo,
que nunca se entiende qué es eso, pero que existir el cargo, existe. Y es que si el
currito-de-a-pie trabaja ocho, o doce horas (porque con el tipo de trabajo que
se consigue ahora, parece ser que el sueldo siempre es inversamente
proporcional a la cantidad de horas trabajadas), lo que sí tiene claro es que
cuando termina de trabajar, atrás queda el lugar de trabajo, hasta que vuelva
otra vez.
En cambio, nuestro, es un decir, Sisebuto Romerales, subsecretariodealgo, que incluso él mismo no sabe de qué (pudiera ocurrir lo mismo con un empresario consorte, al haber "cazado" en su día a la hija del fundador de la empresa), lleva su trabajo a cualquier
sitio al que se desplace, especialmente a pistas de paddle, al menos eso es lo que dice, aunque luego lo único
que haga sea llamar por teléfono al pringado de turno para "recordarle" que haga esa
gestión, y que de él depende la paz mundial, o la supervivencia de la especie
humana en la Tierra, y eso no se vea recompensado en la nómina del
pringado, sí en la del trepa de turno.
Sin embargo, Don Sisebuto Romerales, y con él las
personas de un cierto estatus, hacen alarde, porque lo hacen, de que están pendientes
“de lo suyo” las veinticuatro horas del día, o más, los trescientos sesenta y
cinco días del año. Y cuando llegan estas fechas, dentro de ese traje
azul oscuro impoluto (de hecho en el barrio ya le llaman azul romerales), ponen cara de sacrificados, mientras miran continuamente el reloj porque "ya" deberían estar en otro sitio, al confesarte su admiración
hacia ti porque “puedes” irte de vacaciones, y él en cambio hasta el último
momento no sabrá si puede escaparse, "eso sí, tan solo unos días porque no puede
descuidar su trabajo, y menos tal como
está la cosa ahora”.
El problema es que
cada año, desde que conoces a Romerales, Don Sisebuto, es igual, y sabes que a última hora se va a ir
de vacaciones, incluso más de una vez se le ha escapado que ya ha cogido los
billetes, y lo disimula diciendo que es solo para su familia, porque si él se
añade, será a muy última hora.
Lo que ocurre, en realidad, es que disfruta, y
nunca mejor dicho, esos días, más otros, tampoco reconocidos, distribuidos a lo largo del año, y que los “empaqueta” como “viajes ineludibles de trabajo”, que a su misma esposa esconde, y, ¡qué suerte tiene!, siempre son los negocios en ciudades bellísimas, de
buen clima, y de las que se puede disfrutar en cualquier época del año.
Es la manera Romerales de
hacerte ver la suerte que tienes por tener el trabajo que tienes, porque no
ganas mucho, pero no es todo cuestión de
dinero, según él, claro.
La filosofía de todos los Romerales que existir, existen, es intentar dormir al enemigo para que en
ningún momento se le pase por su cabeza, medio vacía de cultura y repleta de
vicio, mucho vicio, según él, que ya sería hora de hacer un cambio de papeles, o de “roles”
como se dice ahora. Y es que Romerales siempre ha sido muy bueno en lo suyo, por algo ostenta desde hace tiempo el título de "Marqués de la entrepierna e inútil de España".
*FOTO: DE LA RED