Siempre se ha dicho que si estás esperando a la musa,
para practicar alguna de las artes, es preferible que te pille trabajando. En
mi caso se ha demostrado en múltiples ocasiones que sé dónde están mis musas, y
por eso cada vez que se me resiste alguna idea, o más bien ando escaso de
ellas, me doy una vuelta por el supermercado que está cerca de casa, y siempre
vuelvo con algo.
Tenía miedo de confesar eso, porque tal como están las
cosas cualquier día se inventan algún impuesto por desgaste de musa o algo
parecido, y tenemos que dejar hasta las pestañas.
Visto en las estanterías, ahora se lleva la mezcla de
todo. Quiero decir, la chispa de la vida, cada día es menos chispa, porque le
han quitado de todo a la bebida americana, y ahora la disfrazan, solo durante
un tiempo, según la publicidad, de “cherry”. Este vecino se imagina que así
cobran más que anunciándolo como simple “cereza”.
En realidad, ya nada es nada, desde que embotellaron el
agua con diferentes sabores: naranja, limón...
Lo mismo ocurre con los sentimientos. La misma alegría se
puede llenar de lágrimas, o al revés.
Hoy mismo aparecen en los periódicos digitales unas
declaraciones del último ganador del concurso “Pasaplabra” en la cadena alegre,
Juan Pedro Gómez, y tras batir todos los registros del máximo de dinero
conseguido en un concurso en España, 1.674.000 euros, dice que “no le da para
retirarse”.
Hay que añadir un pequeño detalle a todo esto, además, y
es que el citado concursante llevaba cuatro años en el paro, tiempo que ha
aprovechado para aprenderse el diccionario y presentarse a varios concursos de
televisión.
Este vecino quiere creer que estas desafortunadas
declaraciones son el producto consecuente al repaso que le ha dado Hacienda, y
que se habrá llevado casi el cincuenta por ciento de lo ganado.
Es como si a todos los buscadores del Edén, el que más
cerca, por dinero, ha conseguido llegar,
diga que el Edén no existe, que es una leyenda urbana.
Desde estas líneas al ya ex-concursante le aconsejaría,
desde la distancia que dan los años ya cumplidos, que no hay que pensar en el
futuro, porque éste nunca llega, solo se acerca disfrazado de ayer y de hoy. Y
en el caso de que el futuro existiera, lo mejor sería recibirlo en buenas
condiciones desde el presente, y para eso, para el presente, digamos que el
destino en esta ocasión, al menos, le ha equipado bien.
Que el dinero no da la felicidad, es probable, pero que
no lo diga el primer día de haber llegado a ese club de escogidos por el
destino, porque es como si nos dijera que ni los Reyes Magos ni el Ratoncito
Pérez existen, porque siempre nos lo hemos imaginado, pero con ellos la
realidad es mejor.
*FOTO: DE LA RED