Uno se va dando cuenta de que se está haciendo mayor, no
cuando por primera vez un chaval joven al preguntarle la hora le habla de
usted, que también, ni cuando observa lo viejos que se han vuelto personas de
su edad, que también, sino cuando quiere hacer una reunión de amigos, de la
“cuadrilla” que se dice aquí, y cada vez hay más sillas libres. Y ese cartón
del bingo, aunque no lo compremos, tarde o temprano nos va a tocar…
Y mientras, intentamos hacer ver que lo único que se hace
viejo es el año, otro que se va. Por cierto, se están diciendo los mismos
“latiguillos” que en el año pasado por estas mismas fechas: un
nuevo año con “ya” crecimiento del empleo y la crisis “prácticamente” ya
queda atrás.
Todos sabemos que el “prácticamente” equivale al “casi”,
como en aquel chiste del que follaba, con perdón (de la Iglesia,
especialmente), casi todos los días, casi los lunes, casi los martes…
Pues eso, que el español medio es casi millonario. Y es que la moral no nos quita nadie, en los dos
sentidos, porque aunque ya han pasado bastantes años de que el otrora “generalísimo”
se fuera a la conquista de la luz detrás del túnel, la Iglesia sigue teniendo
en España mucho peso, y quiere seguir dictando la moda religiosa en esta
pasarela que es España, cuando ya no se lleva el prêt-à-porter religioso, sino
que cada uno busca la religión, si lo hace, a su manera. Y, quizás, eso, el que
mejor lo ha visto es el Papa Francisco, nombrado en muchos foros “figura del
año”, y seguro que dentro de sus filas, para más de uno habrá supuesto una
sorpresa desagradable, no su manera de pensar, sino lo que es más importante,
su manera de actuar.
Y es que al final lo único que cuenta no son las
intenciones, buenísimas al comienzo de cada año, sino los “actos”, que salvo
honrosas excepciones siempre suele ser más de lo mismo.
Quizás por eso, el discurso de Noche Buena del Rey de los
campechanos, cada vez es más corto, porque con la sabiduría que dan los
años, y volvemos otra vez al paso del tiempo, Juan Carlos sabe que cuanto menos
hable, en menos meterá la pata, y con lo maltrechas que tiene las piernas, y la
cadera, otra caída, aunque solo sea metafórica, sería fatal para su salud,
democrática y de la otra.
*FOTO: DE LA RED