Sería sobre las once y media de la noche de este martes
pasado (27 de Marzo), en uno de esos programas que tratan en profundidad temas
actuales. Hablaban sobre los nuevos barrios de Madrid. Esos mismos que se han
llenado de pisos de un cierto nivel de hace unos ocho años para aquí.
Entre los propietarios de las tiendas y los nuevos
vecinos comentaban que se rifaban, es un decir, los pisos en alquiler. Que en
menos de tres horas un piso recién anunciado con cartel en fachada, ya era
alquilado. Y un matrimonio joven, con cuatro hijos, comentaba que se
iban a cambiar de casa, y que en su momento se habían planteado vender la suya. Pero al ver que todos sus conocidos al decir sus planes, les proponían
comprarsela, ese detalle, comentaba la mujer con cara de “a-mi-no-se-me-escapa-una”, les había hecho hacer números y a decidirse por comprar la
nueva casa alquilando la anterior.
Y nadie del programa, ni ninguna voz en off, advirtió el
hecho de que ese fue uno de los orígenes de la anterior burbuja inmobiliaria. Una cosa es que no
aprendamos de hechos ocurridos hace muchos años, pero de algo tan reciente, me
produjo mucho miedo.
Quizás la gran diferencia con la burbuja anterior es que,
en aquella, comprar, vender, o alquilar, lo hacían todo tipo de gentes. Ahora
no; todo el tiempo las personas que salían, o se hablaba de ellas, eran casi-de
alto standing. Jóvenes matrimonios en los que trabajan los dos, o bien en
consultorías, inmobiliarias…
Quedó patente en el citado programa de que ya una parte
de España ha quedado fuera del “mercadeo”, y la siguiente burbuja, que visto lo
visto, se volverá a repetir, a más de uno le dejará en harapos, y mirando al
sur, que ya no está en África, sino entre nuestros vecinos y llamando a nuestra
puerta.
Triste y sin solución cuando los ciegos somos nosotros…
*FOTO: DE LA RED
IDEA Y TRUCAJE: PATXIPE