Ignoro si lleva mucho
tiempo anunciándose por televisión, pero en los últimos días este vecino del
mundo ha visto un anuncio que bajo un ligero prisma de humor anima a “adoptar
un tío”, así, como suena.
Para aclarar el
asunto este vecino ha indagado por internet y, por de pronto es una idea
francesa, lleva allí casi cinco años, y con relación al mismo tema, este vecino se ha encontrado con las siguientes perlas, en la web. "…un nuevo concepto de mercado cuyo
objetivo es convertir a los hombres en productos de consumo para mujeres.”
“..En Adoptauntio.es
han tomado desde el principio la decisión de ofrecer un producto atractivo, con
un toque de humor y una estética muy cuidada a la vez que desenfadada y
cercana. ¿Que cómo funciona? Imaginaros una tienda online en la que venden
ropa, zapatos, complementos… ahora imaginaros que el producto principal son
hombres y que en vez de “pagar” por ellos, las mujeres son las que toman la
decisión de si hablar con un chico o no.”
Lo adjuntado en
negrita y en cursiva se ha encontrado en la red, a las primeras de cambio, a modo de explicación de qué es esa web.
Ahora, imaginémonos
que donde dice “tío” ponemos “tía”, y parece que, en una especie de túnel del
tiempo, hemos retrocedido unos años, y
de pronto asoma “la mujer objeto”.
Este vecino se ha
criado en una familia vasca en la que reinaba, como en casi todas, el famoso
matriarcado vasco, y desde pequeño le enseñaron que los hombres y las mujeres
son iguales. Y también le inculcaron esa célebre máxima de “no
hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.
Este vecino del mundo
tiene, lamentablemente, más vida por detrás que por delante, y es difícil, muy
difícil, de escandalizar, pero oír ya la expresión “adopta un tío” le humilla,
porque si suena mal dirigirse a una mujer, como “tía”, ¿por qué va a sonar bien
“tío”?
¡Ah! Lo olvidaba… Está
todo impregnado de un toque de humor. En muchos anuncios en los
que antes el rol era encarnado por una mujer, ahora lo hace un hombre, pero la
mayoría de las veces con un toque de humor. Y es que, en este caso, el humor se
utiliza como vaselina para que no haga daño, como tantas veces en cuestión
de sexo.
Hace unos años una
marca de lavadoras, quiso publicitar la idea de que los hombres se hicieran
cargo de lavar la ropa, y para “incrustar” la idea, en el anuncio no se veía a ningún hombre en ningún momento, digamos
que en una “situación normal”, sino vestido con mallas y en gestos, por decirlo de alguna
manera, cuando menos “curiosos”.
¿No hubiera sido
mejor decirlo llanamente? “Señores, usar
la lavadora es muy fácil, la pueden usar ambos sexos, ambos, y a nadie se le tiene
que caer los anillos por ello.” Así nos hubiéramos evitado las bromitas, y
el mensaje hubiera sido más que claro, nítido.
¿Por qué siempre que
se gana una batalla tras muchos años de lucha, y este vecino no sólo se refiere
a la igualdad entre hombres y mujeres (que no nos vamos a engañar, todavía no
se ha conseguido), después se cometen
los mismos errores, por decirlo de alguna manera, por el otro bando?.¡Ojo! Que la
citada publicidad también puede haber sido diseñada por un hombre, para “dorar
la píldora” a la mujer. Sea lo que fuere, en ningún caso, es justo.
*FOTO: CAMPAÑA PUBLICITARIA