Bilbao, 19 de Mayo, 2012
Estimado desconocido,
Me dirijo a tí, que como yo, creo que eres un viajero accidental, pues cada día tienes que coger bien el metro, el tren o el autobús para ir a trabajar o a estudiar a Bilbao.
Ayer sobre las cinco y cuarto de la tarde, acababa de despertarme de la cabezadita de una hora en el autobús que me había llevado de Donosti a Bilbao.
Tras coger la maleta de pequeño formato y, mientras me dirigía todavía somnoliento, a coger el tren de corta distancia que me iba a llevar a mi destino final, sentí la llamada de la selva o de los más bajas necesidades, por lo que tuve prácticamente que arrojarme a la puerta de los váteres de la estación de autobuses.
Con un sudor frío empapándome la frente, confirmé que había un “trono” libre, por lo que entré en el pequeño receptáculo, ese que tu acababas de dejar.
El espectáculo era inenarrable. Habías pasado varios minutos forrando la taza del váter con papel higiénico. Hiciste un trabajo de orfebrería fina, para que tus posaderas, me imagino que por el trabajo que te tomaste, de muy alta alcurnia, no se mezclaran con las de la plebe y seguro que así fue, pues dejaste el servicio inservible para los demás.
Me imagino que no sabrás, y ese es el objetivo de esta misiva, que los sitios públicos conviene dejarlos como estaban antes de que uno entrara. Creo, por tu proceder, que en tu vida diaria tienes a alguna persona a tu servicio y al de tu familia, para que os limpien el váter.
No es de recibo tu comportamiento, y en efecto dice mucho de tí. Por ejemplo, que solo te importas tú, en concreto tu culo. El de los demás te trae al pairo.
El mundo es como es, para bien o para mal, porque lo hemos hecho nosotros así, y la parte triste de él ha sido generada por personas como tú, a las que solo les importa gestionar su vida en las mejores condiciones posibles, en tu caso seguro que exquisitas. Sin embargo parece que alguien en tu educación, olvidó recordarte que los mismos derechos y deberes que tienes tú, los tienen los demás, y eso no lo prácticas.
Desde ayer hay alguien que sabe que existes y espera que la próxima vez hayas aprendido a comportarte en sociedad, aunque nadie te vea.
Sinceramente tuyo,
Un vecino del mundo.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED