Algunas veces un suceso, por muy pequeño que sea, puede hacer que te plantees cosas que unos segundos antes no pasaban por tu cabeza.
Ayer sobre las ocho de la tarde estaba con mi mujer haciendo unas compras, y como estábamos cerca de casa por aquello de no entrar en otras tiendas con productos ajenos a ellas, me dirigí un momento a nuestro domicilio en el reino de Amara, concretamente en el territorio de Isabel II.
Debía de estar pasando algo raro, pues gran cantidad de gente, parada en las aceras colindantes, miraban para un punto determinado del mismo edificio en el que vivo. Un vecino del octavo amenazaba con tirarse desde su balcón.
Una situación que hemos visto muchas veces en la pantalla grande, y que aquí, al menos en mi caso, te hace sentir de manera diferente.
Un desasosiego interior me inundó en unos segundos, al ver la figura en pijama, de un señor bastante mayor y débil que intentaba, sin éxito, tirarse desde su balcón.
En muy pocos minutos, aunque nos parecieron miles, la policía autonómica y los bomberos alcanzaron su balcón con una gran escalera, y consiguieron atajarle, aunque en realidad, y por lo que se deducía constantemente, no pudo alcanzar su presunto objetivo porque estaba muy débil físicamente, y no podía pasar la altura de su balcón, y de que además, y quizás más importante, no era su día.
Tiempo después, cuando ya estaba de vuelta con mi sufrida, la Nuri, mi mente todavía le daba vueltas a lo vivido momentos antes.
Y te planteas quizás tu vejez. Si desearías vivir muchos años, quizás demasiados para valerte por tí mismo. Para sentir tu decrepitud. El pensar constantemente que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, y que poco a poco estás tan débil que necesitas ayuda para casi todo, y ya no puedes ni hacer nada al respecto. O quizás poco a poco ir pensando cada vez menos, mientras te van abandonando tus recuerdos, y ya no disciernes, ni sientes, quiénes son los tuyos.
Lo más triste además puede ser que mientras en mi mente todavía está el anciano intentando acabar con sus días, él ya no se acuerda de lo pasado, y mañana, o al día siguiente, se le puede ocurrir un desenlace que para él puede ser nuevo, pero que en realidad ya lo ha vivído.
*FOTO: DE LA RED
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