lunes, 28 de mayo de 2012

UN TSUNAMI DE ORGULLOS DESMEDIDOS

Primero, no había crisis. Segundo, no era de importancia. Tercero, pasaría en un año, luego, para finales del 2011...
Teniendo en cuenta cómo se hacen en esta piel de toro las previsiones de lo que ha costado Bankia, primero a los inversores, y ahora al pueblo llano, ni se sabe lo que acabaremos pagando.
Con una base así, vamos a salir de la crisis, cuando venga otra, osea
nunca.
Este vecino del mundo no es economista, pero no hace falta ser muy culto para comprender que si se han perdido tres mil o cuatro mil millones invertidos, el Consejo de Administración no debería haberse ido de rositas, como ha sido el caso.
Incluso, en el peor de los casos, este vecino podría entender que por el juego de las inversiones, por el riesgo, se haya perdido ese dinero, y podría hasta tragar que el Consejo de Administración no diera ninguna explicación, como tampoco la daría si la inversión hubiera sido positiva, y ganado, por ejemplo, el trescientos por cien. Sin embargo, lo que no es de recibo es que un Gobierno que culpa a todos los españolitos por haber vivido por encima de sus posibilidades y nos castiga con un repago en todo, utilice el poco dinero que nos queda para tapar un boquete producido por un tsunami de presuntas corruptelas, despropósitos y orgullos desmedidos, cuando desde el primer momento se ve, además, que no se ponen de acuerdo ni el presidente del banco, ni el gobierno, pues estos dicen que el dinero se devolverá, y el Señor José Ignacio Goirigolzarri, dice bien claramente que esa cantidad es una inversión de capital, y aunque no explícitamente, da a entender que de devolver esa cantidad nada de nada.
Antes de terminar con el tema de Bankia, este vecino piensa que al citado banco se le debería de llamar a partir de ahora BANKINDER, más que nada por la cantidad de huevos que unos y otros le están poniendo al asunto.
Pasó el tiempo de los trajes y corbatas, y del pelo impoluto, e incluso de los sueldos blindados, como sinónimo de que siempre se tiene razón.
Para colmo de males, este vecino sufridor, comprueba una vez más en lo referente a la Europa de Eurovisión, que ni una buena canción ni una actuación impecable nos garantizan acercarnos al grupillo formado por los paises del Este y a su continuo pasteleo de puntos que vienen y van. Quizás, enviar el año que viene a un grupo del Imserso podría ser una solución, al estilo de Rusia este año.

*FOTO: DE LA RED

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