Cuando
era pequeño este vecino del mundo tenía dos amigos que eran gemelos
y se estaban todo el día peleando, pero si tu tomabas partido por
uno de los dos, ellos se juntaban e iban a por ti.
La
misma sensación he tenido al ver unas imágenes lamentables de
Nicolás Vallejo-Nájera, más conocido por Colate, y Paulina Rubio
en la Corte de Miami, en las que la cantante mexicana con aires de no
haber pasado una buena noche, increpaba a su todavía marido por
supuestamente no llevar una actitud correcta como padre.
Colate,
con esos aires de escuchimizado y de pasar frío incluso en un clima
como el de Miami, me cae bien. Aunque sé que lo que voy a decir es
una pura contradicción en sí mismo, es la mejor manera de definir a
Colate, al menos visto como mero espectador. Colate tiene un
clarísimo perfil de caradura honrado, que te puede sisar en el
dinero de la compra pero que no va a tener, como otros, veintidos
millones de euros en Suiza.
Ellos
en realidad no están luchando por la custodia de su hijo, es mucho
más que todo eso porque Colate no le reclama el cincuenta por ciento
de todo, sino la mitad de los negocios que supuestamente llevaban
entre ambos, y ella ahora quiere demostrar que Colate es ligero de
cascos para que esa mala imagen le ayude en el otro asunto.
Si
esta pareja fueran amigos o conocidos nuestros, al hablar de ellos
diríamos que cuando se iban a casar, ellos sabían muy bien como era
el uno y el otro. Supuestamente se juntaban el hambre con las ganas
de comer. Dicho ésto, que los periodistas lo saben pero que no lo
van a decir nunca porque siempre serán amigos de uno o de otro,
ahora la Señora Paulina Rubio quiere presentar una imagen inocente
caída de un guindo, e intentar ahorrarse una pasta gansa. Si el caso
fuera al revés, hombre cantante, que se casó con una chica, como se
suele decir vulgarmente con una mano delante y la otra detrás, se
diría que durante el tiempo que estuvieron juntos se dedicó a él
en cuerpo y alma, y le correspondería al separarse lo que los jueces
estipulen.
Sin
embargo, a Colate la parte interesada intenta darle una imagen, que
en el argot de leyes sería de “pasante”, de pasante de todo, y
eso no es así porque él era su mano derecha en todas sus giras, y
su paño de lágrimas dentro y fuera del escenario.
Tenemos
que tener todos, y todas, presente, que si queremos igualdad de
derechos, tiene que ser para todo, y en este caso la que traía el
pan a casa era ella, y durante el tiempo que vivieron juntos, antes y
después de casados, fue así.
Una
de las razones para los corridos típicos mexicanos es el despecho, y
supuestamente entre ambos, él fue el que dio por terminada la
relación, y la rubia cantante mexicana, como en los culebrones
interpretados por su madre, Susana Dosamantes, no se lo va a perdonar
nunca, aunque delante de la opinión pública ponga otras escusas. Y un hijo, especialmente si es pequeño, es el talón, y nunca mejor
dicho, de Aquiles de todo padre.
*FOTO: DE LA RED