martes, 2 de septiembre de 2014

HARTAZGO

Estoy harto, o más bien el hartazgo me ha poseído, y ni puedo ni quiero evitarlo. Y es un buen día (hace un día precioso) para lavar la ropa sucia y tenderla a secar.
Aviso, el que no quiera correr el riesgo de sentirse aludido, que no siga leyendo...
La crisis se me ha llevado por delante, y por detrás, y aún así estoy catalogado como uno de los culpables, por haber vivido por encima de mis posibilidades. Si por no tener no he tenido ni posibilidades,  y no he hecho lo que he querido, sino lo que me han dejado. Y estoy harto de eso, y de ser tan importante como para que haya personas que no me miren a la cara porque la vida no se desarrolla de acuerdo a sus planes.
Estoy harto de ser raro, simplemente porque soy como soy y me gusta lo que me gusta, y no voy ni a la moda, ni con la moda, sino a mi aire, porque no soy ni de izquierdas ni de derechas, porque la vida no es blanca ni negra. Y son los demás quienes ponen la definición de “izquierdas” o “derechas” porque les viene bien de acuerdo a donde ellos se encuentran.
Estoy harto de que el que coge la poltrona democráticamente, la quiera hacer suya y de los suyos para siempre.
Estoy harto, y triste, de comprobar cada día que, quizás, tenemos el gobierno que nos merecemos.
Estoy harto de las grandes fortunas porque ellos seguro que no tienen culpa de la crisis, y es más, no sufren la crisis, sino que es el momento de comprar, comprar de todo, incluso un pasado de ayudar al prójimo, cuando solo se han ayudado a ellos mismos.
Estoy harto de esos hombres que no se definen como machistas, pero les gustan las mujeres objeto.
Estoy harto de esas mujeres que luchando por sus derechos, en el fondo les gustan los hombres canallas, porque para que haya hombres machistas es requisito indispensable de que haya mujeres y madres machistas.
Estoy harto de esos políticos que solo les importa demostrar que son igual que nosotros cuando se acercan las elecciones. Estoy harto de la clase política porque solo se ponen de acuerdo para subirse el sueldo y las dietas, y cuando les dicen las verdades del barquero se escudan diciendo de que estás siendo demagogo.
Estoy harto de esos personajes públicos que apelan a su españolismo, pero que luego tributan en otro país porque les sale mejor para su bolsillo.
Estoy harto de los que se pasan de listos, porque nos toman por tontos.
Estoy harto de esos informativos televisivos que confunden la publicidad con la noticias.
Estoy harto de esos padres que se jactan de que son amigos de sus hijos, y luego se preguntan qué es lo que han hecho mal, y además quieren que la educación se enseñe solo en la escuela, aunque el maestro tenga que estar subordinado al capricho de sus hijos, y de él mismo.
Estoy harto de ser políticamente correcto y respetar  la opinión ajena, cuando nadie respeta la mía.
Estoy harto de los que dicen la verdad a la cara, y lo único que están demostrando es que son unos maleducados y egoístas, porque el único interés que les mueve es que se hagan las cosas a su manera, y sacar el mejor partido.
Estoy harto de esos bloggers que solo hablan de actos importantes si están ellos, y hablan más de cómo han ido vestidos ellos mismos, que del acto al que han asistido, porque en el fondo solo les importan ellos y su altar al que veneran.
Estoy harto de ese clero que parece sacado de una película de Fellini, con más forma que fondo, y que pide respeto a la religión y ellos no respetan a sus feligreses, sino que les quieren dirigir, precisamente como a ovejas. Por otro lado, estoy harto también de los que piden respeto por su religión y costumbres, y ellos no respetan ni tu religión, ni tus costumbres.
Estoy harto de tener que dar cuentas a todo el mundo y nadie me las da a mí, porque, entre otras cosas, nunca he creído en lo de rendir cuentas, porque solo hay que rendirlas a ti mismo al finalizar el día delante de tu espejo moral.
Estoy harto de todos esos que utilizan las redes sociales como si se tratara de un juicio y definen a todo el mundo como “inocentes” o “culpables”.
Estoy harto de toda esa gente que se niega a conocer sus orígenes, su historia, a saber de dónde viene, porque se arriesgan a cometer los mismos errores.
Y ya para finalizar, estoy harto de tener que dar explicaciones de por qué hago cosas, como por ejemplo,tener no un blog, sino dos, cuando no gano dinero con ellos, mientras me noquean con el humo de su tabaco, que por cierto, les cuesta un pastón, y en el mejor de los casos, no les mata.

*FOTO: DE LA RED






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