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domingo, 26 de marzo de 2017

COLOCÓN Y REFLEJOS DISONANTES



Hoy me ha ocurrido lo mismo que la primera vez que fui a casa borracho, sin darme cuenta; con la diferencia de que no ha tenido que ir ninguno de mis amigos a tocar el timbre y huir antes de que se abriera la puerta, con una madre, la mía, primero confusa  y después histérica, echando la culpa, claro está, a mi padre con esa declaración de: -Mira a tu hijo, cómo ha venido.

Esta vez no ha sido debido al alcohol ni a ninguno de esas hierbas que las carga el diablo o su camello.

Se avecinaba una tarde larga de encontrar el cuadro al óleo que se esconde en cada lienzo, al menos ese es el sentimiento que le invade a este vecino del mundo, cada vez que viendo que las musas se acercan, comienza a pintar. 

Y he echado mano de una colección de música latina y electro-latina, que un buen amigo, de vida intachable, al menos hasta hoy, me había recomendado. La verdad es que en ningún momento he comprobado, si en algún lugar, aunque sea medio oculto, había alguna advertencia, como ocurre en el tabaco, de que el escuchar música latina perjudica seriamente la salud, pero la verdad es que a media sesión, me he venido arriba, y los pinceles ya parecían tener vida propia. 
  Pasiones, más que amores, han inundado mis oídos con historias de machos alfas, y voces de jovencitas, al menos en apariencia, que en lugar de intentar rebajar un ambiente cada vez más caldeado, hacían más por llegar al clímax, que por rebajarlo.

Lleno de buena onda y lindando con lo chévere, he intentado que en varias ocasiones mi percepción artística no variara con respecto a lo que viene siendo habitual hasta ahora, evitando a las figuras anónimas que paseaban por la playa de mi cuadro, unos traseros con tendencia a la abundancia y a caer hacia arriba, y que pudieran dar pistas sobre la procedencia de sus propietarias...

En un momento dado, y que ha resultado ser el final, como el último bote de un vaso antes de romperse, al pasar La Nuri, mi sufrida, por delante, le he dado un cariñoso cachete en su trasero, mientras le guiñaba un ojo, y con acento picarón le decía:  "Ya tu sabes, mamita". 

De su respuesta, sólo he llegado a oír "Ya tu sabes...", pero con otra intención más cercana a degollarme que a alagarme, e interrumpido por una gran interferencia, motivado por un tortazo que seguro ha sido la madre, e incluso el padre, de todos los tortazos.

Si toda obra tiene su historia, e incluso su histeria, "Reflejos marinos" se disfraza más bien de reflejos disonantes... 


*ÓLEO: "REFLEJOS MARINOS".
 AUTOR: PATXIPE

domingo, 15 de enero de 2017

CAMPOS QUE DAN QUÉ PENSAR



Hoy he entrado en un periódico digital y lo primero que leo en una especie de ruleta rusa del destino es que la Cadena Alegre ha ganado mucha audiencia este viernes pasado con uno más de los docudrama de las Campos. aunque eso sí, hay que tener en cuenta, cosa que no dice ese periódico digital de marras, que esta semana tampoco ha habido (y ya van...) "Tu cara me suena".

“Docudrama” no sería el género exacto del programa,pero este vecino del mundo prefiere ese apelativo, porque en realidad sí es un drama, como diría un hijo mío, que a la peña le gusten estas cosas. Aunque en realidad, me imagino que mayoritariamente habrá sido un público femenino y adulto. Ya que a esas horas de un viernes cualquiera, lo que es la peña, peña, estaría en cualquier parque mal iluminado, pegándole al botellón. Lo cual también sería de analizar…

Como la Nuri mi sufrida estaba viéndolo, y no es excusa, para que yo reconociera o no, que vi el programa (lo hice unos diez minutos, más que nada para que mi mujer viera que le “acompañaba en el sentimiento”), y llegué a la conclusión, de que las mujeres toleran mucho más el acto de que una pareja, sea quien sea, se separe, si es ella la que toma la decisión de que ésto ocurra, porque ya parten de que sí lo ha hecho, es que o ya estaba hasta el gorro de su “acompañante por la vida”, o que tenía que soltar lastre para triunfar en el tipo de vida que ella deseaba.

Sin embargo, si un hombre lo hace, el público femenino es más de “Cómo ha podido hacer eso  y dejar una familia rota. El hombre (porque ellas son mucho de generalizar  y si un hombre les hace algo, eso está en el ADN masculino) siempre ha pensado con la otra “cabeza”. Y seguro que ya tiene alguna jovencilla en la recámara, porque “el hombre”, otra vez, nunca puede estar solo".

La verdad es que no quería hablar de esto, aunque no lo parezca, sino del hecho de cómo tiene que estar un país para que rompa audiencias, o casi, un programa del que si no estoy mal informado ya debe ser  el tercer o cuarto capítulo, de las andanzas de tres españolas, en busca de autor...
Muchas veces, especialmente cuando este vecino se cabrea, así en general, se suele referir a nuestra España, como un gran cortijo, con señoritos y curritos, pero, en realidad, “somos”, porque nadie se tiene que escaquear, vecinos de una gran escalera de vecinos donde nos hablamos a voces, y aprovechamos, además, si alguien no ha salido hoy al descansillo, para ponerle de todos los colores.

Es domingo, muy temprano, y la sombra de la depresión, lo noto, me está acechando.

Me voy a poner un poco de música, concretamente, de Andrea Motis, una joven jazzista, catalana, que pronto dará mucho que hablar, y que la recomiendo encarecidamente, y voy a contemplar, por la red, óleos ajenos, para que mis musas los sopesen y me alumbren sobre lo que debo buscar en el siguiente lienzo en blanco, que ya me está mirando…

No quiero dar una pose equivocada, no soy un erudito en nada, pero sé lo que no me gusta, y es mirar en el ombligo propio, o el ajeno, porque en el mejor de los casos encontrarás mucha porquería, al que algunos lo llamen docudrama, o simplemente “documental”, aunque los documentales, en general, tampoco tengan la culpa.

Si me buscáis para algo, ya sabéis por dónde no debéis hacerlo, aunque, por supuesto, este vecino del mundo, respeta todo tipo de opiniones. ¡Faltaría más!

*FOTO: DE LA RED