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sábado, 12 de septiembre de 2020

PERDONARÁN SUS MERCEDES...

 


Esta noche estaba viendo “La Voz”, en Antena 3. Primer programa de esta temporada. 

Comienza a cantar alguien, por la voz parece una mujer. Son audiciones a ciegas, y algunas veces la realización nos hace sentir la sensación de los coaches negándonos que veamos quién canta hasta bien pasado un rato de la canción. En este caso concreto, toda la actuación. Comentarios de los coaches: la voz de la chica es igual, igual, que la versión original. Normalmente suelen preferir que tengan carácter propio y hagan versiones. Nadie se da la vuelta.

Termina su audición, y ... Era Mercedes Ferrer, que en realidad era el original de una canción, “Vivimos siempre juntos”,  que grabó con Nacho Cano, su autor, y que en tan solo la primera semana, en su momento, vendió trescientas mil copias. Ella, Mercedes, se va a casa, y ellos aunque no lo han reconocido, cura de humildad y a otra cosa, mariposa. Eso sí, Alejandro Sanz, con mucho oficio, agradeciéndole lo mucho que ha hecho por la música en España, y por estar ("ya no" le tenía que haber respondido Mercedes) en el programa…

Normalmente en estos concursos, el proceder de este vecino del mundo suele ser, ver las primeras semanas, las conocidas como “audiciones a ciegas”, unas siete semanas más o menos, y luego si me encariño con algún cantante le doy al programa alguna otra oportunidad. Y es que la música, y su arte asociado, es de las pocas cosas que están fuera de toda duda en este mundo.

Luego el programa se convierte en una verdadera escabechina. En las audiciones a ciegas, todos los coaches practican la seducción, y cada uno quiere llevarse al artista, o artista en ciernes, al huerto, o al catre, pero en la siguiente fase, cada coach tiene que hacer limpia de sus pupilos. Y ahí ya de lo prometido hasta metido, no me acuerdo, no me acuerdo. En casos como con Alejandro Sanz, en que gran parte de los participantes eligen estar con él, la calidad desperdiciada suele ser más que evidente.

Otro de los asuntos que no me gustan es que, normalmente, cada jurado no sale de su zona de confort. Opina de lo que entiende, se moja de lo que practica, que es comprensible… El problema es cuando aparecen voces “especiales”, la mayoría relacionadas con la lírica, y que objetivamente sabes que al que estás oyendo tiene buena voz, y lo está haciendo muy bien. Existen muchas posibilidades de que nadie lo elija, y que se tenga que volver por donde ha venido. Porque ellos, los coaches, son incapaces de ayudarles preparando sus futuras actuaciones. Ponerse como un pavo para seducir al concursante y que se vaya con él, es más fácil que luego darlo todo para que ese concursante salga adelante.

Y ahí estamos. Viendo un programa que, al menos las primeras semanas, está claramente rodado antes de la pandemia, y acabamos de cumplir seis meses.. Aunque no han aclarado nada en los días de su lanzamiento, es más que evidente.

Lo que viene siendo un programa de la máxima actualidad, y en el que sus mercedes (escrito y leido con recochineo), los coaches, han recibido una cura sino de humildad, sí de realismo puro y duro. 

*FOTO: DE LA RED

lunes, 21 de marzo de 2016

RECUERDOS DE LA HABANA POR VISITAR



Y la vida te vuelve a sorprender. Es como decir esa célebre afirmación, que sabes a ciencia cierta que nunca será, la de “Este cura no es mi padre”, y que al final sea.


Uno siempre tiene quizás una especie de deseo inconfesable, y que sabe que es muy difícil de cumplir, pero nunca quiere renunciar a ello. Y uno de mis deseos inconfesables ha sido por siempre Cuba


Especialmente ese intentar perderme por La Habana Vieja, que no es lo mismo que echarme a perder. Y es que llegó un momento al menos en mi pueblo (porque uno es de pueblo, no sé si a mucha honra, o porque así le tocó en la lotería de la vida, o por ambas cosas) que decir que uno iba a Cuba de vacaciones, la mayoría de las veces iba acompañado de una sonrisa cómplice como de “ya me entiendes de qué estoy hablando”.


Sin embargo mi atracción por Cuba siempre ha sido muy extraña, como de ya haber estado allí en una vida anterior, una especie de déjà vu pero con todo imposible de volver a ver.


Como uno siempre intenta explicarse todo, la única explicación que este vecino del mundo se puede dar es que de muy pequeño se iba enterando por las “conversaciones de mayores para mayores”, de aquel famoso lío de Bahía de Cochinos, y de un tal Fidel Castro que no se llevaba nada bien con otro tal Kennedy, y que a este le mataron, poco después, a mi entender de entonces, muy joven y con unos niños muy pequeños.


Uno parece que va olvidando el pasado pero se acuerda de pequeños detalles. 

Los niños de mi generación, mediados-finales de los cincuenta, cuando nos montábamos en el clásico tiovivo, era para subir al Sputnik, por decirlo de alguna manera, la versión rusa de los cohetes americanos. Los mayores estaban enzarzados en aquella guerra fría (que nunca entendí por qué "fría", ya que en todo tipo de guerra, como decía mi madre, se calentaban la badana), los niños con los sputnik, y en los colegios con la leche americana (leche en polvo). Una especie de cal y arena,  una de americanos y otra del “telón de acero”.


Y en el fondo, está aquel recuerdo/información/noticias de los niño, especialmente, que tuvieron que abandonar su paraíso, su Cuba natal, la misma generación de luego famosos como Andy García, Gloria Estefan


El caso es que ahora resulta que la persona en teoría más difícil de que entrara en Cuba, va y la visita, el mismo Presidente americano, Mr. Obama, el representante actualizado de aquel Kennedy, John Fitzgerald, con el que tuvieron sus dimes y diretes, y que como en un cuento, les hechizó para castigarlos en un perpetuo "que te quedes como estás".


A las ahora famosas blogueras conocidas como it-girls, al parecer les invitan a muchas cosas, y como se decía antiguamente, son el perejil de todas las salsas, o quizás actualizando el dicho son el chupito de toda fiesta que se precie.


En cambio, a este vecino del mundo, el único que se ha fijado en él, y mucho, es la crisis. Y, puestos a invitarme, nunca me han invitado a nada, ni por supuesto a conocer La Habana. Así, recordando, a lo único que me han invitado alguna vez, e incluso de muy malas maneras,  es a que me calle. Desde luego que no lo han conseguido, por supuesto.


Quizás, y para matar ese gusanillo, de vez en cuando me pongo esa bella canción del Señor Alejandro Sanz, Labana, y repito como un eco detrás del maestro eso de “Labana es la ciudad donde los sueños aprenden a nadar”.



Esperemos que aunque el vecino se quede con sus ganas habaneras intactas, ellos, los cubanos, tengan mejor fortuna, aunque hayan tenido que esperar más de cincuenta años…


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED

martes, 23 de febrero de 2016

ALEJANDRO SANZ, PORQUE SE LO PIDE EL CUERPO



En una sociedad, y en un país, en el que tristemente ya estamos acostumbrados a que los famosos, sean, eso, simplemente famosos sin más, y no ejemplos de nada, bien está que por un momento se nos haya colado, en estos dos últimos días, casi de soslayo, la noticia de un cantante, muy nuestro, Alejandro Sanz, parando uno de sus conciertos, ha sido en Rosarito, México, pero podía haber sido en cualquier sitio, para recriminar a un hombre que estaba agraviando, y al parecer, agrediendo, a su compañera.


Ahora incluso, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver, dirán que no ha sido más que pura pose, o que como la publicidad del hecho le ha venido muy bien, y que entre lo comido por lo servido, que se quede la cosa como está, y que no hace falta que se le reconozca nada, cosa que además, él, Alejandro, seguro que no lo hizo con esa intención, sino como ocurre cada vez que compone una canción, era, simplemente, porque le pide el cuerpo.


La verdad es que, es todo un lujo, que en unos momentos en que, al parecer, todo el decorado actual, al menos el nuestro, se cae víctima o de la corrupción o de los intereses más interesados, podamos ver que, al menos, hay alguien que se viste por los pies, y que nada quiere, quizá porque ya todo tiene, o porque la vida, su vida, está completa simplemente con los suyos, y haciendo lo que más le gusta.


Porque de Alejandro Sanz se podrá decir de todo,  pero no que hace música comercial. Hace, tan fácil y tan difícil, como lo que le pide su cuerpo, e incluso su corazón, roto o entero, y tiene la suerte, tenemos la suerte, de que a la gente, así, en general, le gusta. Si alguien ha intentado alguna vez cantar sus canciones, son de todo, menos fáciles, tanto de garganta, como de retener las letras en la memoria, una verdadera borrachera de imágenes y sentimientos.


Da gusto comprobar, que todo un autor y cantante, como Alejandro Sanz, sigue haciendo, solo lo que le pide su voz interior, que seguro además se lo dice cantando, como no pudiera ser de otra manera. Y mientras, este vecino del mundo, envidioso empedernido de buenas ideas,  se quedará aún con más ganas de visitar una Cuba que siempre le atrajo, y más desde que Alejandro le compuso una canción como “Labana” y le enseñó, nos enseñó a todos, que es "la ciudad donde los sueños aprenden a nadar".


Así, desde fuera, las letras de Alejandro Sanz siempre han tenido todo el sabor de nocturnidad y alevosía. Letras e historias moldeadas por sus entrañas, tras una mezcla, como todo autor que se precie, de alcohol, soledad, humo y experiencia.


Que lo ocurrido hace dos días, el bajarse del escenario para llamar la atención a alguien que no estaba haciendo bien “sus” cosas, y que da la casualidad de que era un hombre sacando los pies de su tiesto e invadiendo los de una mujer a la que seguro consideraba como "suya", es tan verdad como que desde hace unos cuantos años su banda, como mínimo, sin contar a un coro femenino (de un mínimo de dos componentes), tiene también otras dos mujeres  (una a los teclados, y otra a la guitarra), y no hace como los partidos políticos que van aireando sus números de participación femenina para convencernos y votarle.


Lo que acaba de decir este vecino nunca ha sido usado, y me parece correctísimo, para vender el producto, que como artista, y grande, que es Alejandro Sanz, lanza cada vez que comienza una gira.


Cuando sea mayor, más mayor aún, tremendamente viejo, quiero tener la fuerza que tiene Don Alejandro para defender sus convicciones, sean sobre el Ártico, los derechos humanos, o sabiendo, simplemente, que es mucho saber, dónde los sueños aprenden a nadar.

*FOTO: DE LA RED



martes, 8 de diciembre de 2015

ALGUNA VEZ ESTUVE AQUÍ



Al fondo, una canción: “Labana”, de Alejandro Sanz. En primer término, un claro pensamiento con música:

 …Espera solo un poco más
quiero explicarle a los niños
que habana es la ciudad
donde los sueños aprenden a nadar…

Hay canciones que suenan a alcohol, a noches de exceso sentí-mental, y ésta, Labana, es una de ellas.

Ignoro si es así, pero tanto Alejandro,  como, por ejemplo, Joaquín, los Señores Sanz y Sabina, huelen en muchas de sus canciones a alcohol y nicotina. Y como huellas de sus noches, pecadoras o no, solitarias o no, nos dejan sus canciones.

En el fondo, y en la superficie, seguro que lo reconocen, son unos afortunados, porque además les da dinero para que la noria de sus vidas, y de las nuestras, sigan girando y retroalimentandose.

En cierta manera, la llegada de internet, y de los bloggers, con sus post, con sus “entradas”, diarias o no, ha llegado a democratizar el pensamiento y esa manera de vivir. 

Ese pensamiento tímido, o retador, quizás dos extremos de una misma vara, que de otra manera se hubiera echado a perder, porque nunca hubieran llegado a formar parte de un libro en una biblioteca, o de ninguna canción en nuestra banda sonora,  y ahora navegarán para siempre en esa mar, que es internet, para que de vez en cuando, alguien, los descubra. Una especie de pensamiento hibernado que siempre viajará, sin ser olvidado eternamente.

Bien pensado, hay hígados, e incluso ojeras,  que deberían ser declarados patrimonio de la humanidad, porque todo pensamiento, toda manera de vivir y de sentir tiene que tener sus damnificados, sus daños colaterales. Que sus propietarios sean o no de pedigrí, eso ya es otra cosa, pero detrás de un pensamiento singular, musicado o no, hay mucho de lucha interior, de ver la vida desde otro punto de vista, de apolíticamente incorrecto.

Al fondo ahora suena “Calle Melancolía”, de Joaquín Sabina, del Sabina:

…Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventana donde agarrarse. Soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy...

En primer término, la soledad del que piensa, y algunas veces escribe, para dejar su huella en la cueva de la vida, como quien quiere decir: Alguna vez estuve aquí.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 26 de febrero de 2014

EL MUNDO POR MONTERA

Mientras Rajoy hablaba ayer de los mundos de Yupi en su peculiar visión sobre el estado de su nación, este vecino, como  muchos de vosotros, siente la vida como uno de los personajes de Ken Loach, que prácticamente ve la vida, si la ve, en historias en blanco y negro, pero pasado por el tamiz del sentimiento ardiente de Alejandro Sanz.
Y es que mientras los brotes verdes ya han dado sus primeros frutos, según palabras del todavía Presidente del Gobierno, a este vecino, como a otros muchos, por aquello de mal de muchos…, las cuentas no es que no le casen, sino que le divorcian de lo que era su realidad. Hemos tenido que ir dejando tantas costumbres por el camino, por no poder sufragarlas, que de hace unos pocos años a aquí, ya pareces otra persona, porque tu vida no tiene nada que ver con la de antaño.
Vista la vida así, con esa pátina de pesimismo, a este vecino le da ganas de convertirse en actor, más que nada para poder vivir otras vidas, ya que la suya es incapaz de mantener.
Si por lo menos este vecino del mundo fuera famoso podría ir vestido por la calle con un chándal lleno de publicidad con las marcas que confían en él, al estilo de un Fernando Alonso cualquiera. Ahora sin embargo la única publicidad que pudiera apostar por el vecino es la de cualquier O.N.G., pero a ellos no les vas a cobrar, porque a ti todavía te queda vergüenza torera. Por cierto, y aunque no venga al tema, a este vecino le viene una pregunta a la mente. En una autonomía, como la catalana, en la que está prohibida las corridas de toro, por decreto, ¿se podrá seguir diciendo eso de “vergüenza torera” o será políticamente incorrecto? Y otras frases como “ver los toros desde la barrera” o “ponerse el mundo por montera”.
Y es que una cosa es lo que nosotros nos empeñemos en ver, como Rajoy, y otra cosa es lo que realmente “es”,  del “ser” filosóficamente hablando. O como muchas personas, que aunque no le gusten las corridas de toro, cada día se pone su traje de faena en el coso de la vida, y da capotes al sol y a la sombra para que el toro del día a día, no se lo lleve por delante.

*FOTO: DE LA RED

martes, 11 de junio de 2013

DEMASIADO

Siempre se ha dicho, y este vecino del mundo considera además que es así, que los anuncios de la televisión, en España, son de muy buena calidad, tristemente quizás, mejores muchas veces que los mismos programas en los que se incluyen.
Algunas veces, sin embargo, los publicistas se podrían pensar las cosas dos veces. Acabo de oír en la radio, dentro de una promoción de esos grandes almacenes con el triangulito verde, y dando ideas para animarse uno mismo, ir a un concierto de Alejandro Sanz.
¡Hombre! Alejandro Sanz es uno de los mejores cantantes actuales, con grandes canciones, y muy buenas letras, pero de eso, a ser la alegría de la huerta...va un trecho.
Hace años en los hospitales británicos se prohibió que se emitiera dentro de la música ambiental la canción “My way”, (“A mi manera”), ya que en la letra se hace mención de que el fin está cerca, y se hace un resumen de la propia vida, con sus buenos y malos momentos, y los aciertos y los fracasos.
Y, sinceramente, creo que con Alejandro Sanz, y con Pedro Alborán también, ocurre lo mismo. Escuchas un concierto entero, que se debería de considerar como “sobredosis”, y te cortas las venas directamente.
En los días que corren, me imagino que despavoridos por la crisis, hay que cuidarse muy mucho de lo que se escucha, porque demasiada información , y eso no tiene que ver nada con la censura, tampoco tiene que ser bueno. Los “demasiados” en uno u otro sentido, nunca tienen que ser buenos.
Un exceso de malas noticias acumuladas, se convierte en una especie de apocalipsis, en el que podrías intentar quemarte a lo bonzo, y hay que pensar que nosotros no hemos hecho nada malo, quizás, porque no nos ha dado tiempo, o porque otros han sido más rápidos, y sin embargo, se nos atribuye la culpa por haber vivido demasiado bien. Pero, ¿qué es vivir demasiado bien? ¿Vivir tu vida y la de otro en trago largo? Eso es una leyenda urbana, ya que este vecino se ha pasado mucho tiempo intentando recordar cuándo fue eso, y lo único que recuerda es que trabajaba y trabajaba, y no daba tiempo a otra cosa. A lo mejor es que pasó lo mismo que con los “Eres” en Andalucia, que los cobraron, y en este caso los disfrutaron, otros.
Ahora en cambio, si de algo tenemos tiempo, es precisamente de pensar, y eso puede ser un arma de doble filo, porque al pensar se puede tender a lamentar, y eso, salvo en muy contadas ocasiones, no hay que hacerlo nunca. Y como ya lo dijo Pablo Neruda, “confieso que he vivido”, y eso, en sí no significa que haya pecado, sino que es un arrebato de sinceridad, y eso, los arrebatos, salen del alma, y son bendecidos por los sentimientos.

*FOTO: DE LA RED